El chino de derechas es un simple aficionado, el tener que remar le inhabilita para llegar al top. El puñetero amo es Pablete, al que votan varios miles de aneuronales que viven en barrios de cosa, mezcla entre Mogadiscio y Medellín, mientras el se descojona en su urba megapija blindada por pikoletos.
Los ministros franquistas a sus queridas les concedían un estanco o una administracion de lotería y las pilinguis, entre churrupaica y churrupaica, tenían que doblar el lomo, poco eso sí. El Coletas las ha enchufado a vivir directamente de los Presupuestos del Estado. Hasta Luis XIV, el culmen del absolutismo, tenía que guardar más las apariencias con sus furcias.