En España sólo supondría la pérdida de un trabajador. Mientras la máquina está asfaltando el resto pueden seguir con las latas de Mahou mirando la faena.
En la extendedora de aglomerado (asfáltico) suelen ir cuatro personas:
Un maquinista, que se encarga de guiar la máquina, sea con patín (para que el espesor de la capa sea fijo, copiando la superficie de la capa inferior) o con palpador sobre un cable colocado en el lateral para marcar las alturas a las que queda la superficie de la capa, lo que supone echar mayor espesor de capa en zonas en las que hayan quedado baches, por ejemplo.
Un operario con una pala, recogiendo el aglomerado que se pueda escapar por los derrames de los laterales, y volvíendolo a echar a la extendedora.
Y un par de operarios con rastrillos, para evitar que queden pedrolos sueltos por la capa antes de que pasen los rodillos, que son de dos tipos, lisos y de neumáticos, y cada uno tiene una función distinta.
Lo de la compactación también tiene su chiste, y está mucho en la mano del operario del rodillo, pues, aunque al principio se pueda tener una idea de las veces que hay que pasar cada rodillo para que aquello quede bien, en el ojo del operario y cosas como el ver si marcan las ruedas del compactador de neumáticos, hay mucho arte para que quede de cine, o quede rizado, a medio compactar, etc,...