Sir Connor
Excelentisimo Sir
l comercio del bricolaje y mobiliario doméstico ve con asombro el aumento de clientes por la conciencia de barrio, el cierre de los centros comerciales y las necesidades de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo
Durante muchos días de confinamiento, Sonia se ha visto echando el cierre para siempre de la tienda familiar de muebles que regenta desde hace cuatro años. Las facturas no entienden de cuarentenas y hacerles frente sin casi ventas dejó sus cuentas “prácticamente a cero”.
“Tenía mucho miedo de tener un mes en blanco. Normalmente pagamos a 20 y 30 días y claro, estábamos sin producir. El dinero lo tienes invertido en muebles que no vendes, y ese era mi problema y el de muchas tiendas”, cuenta al teléfono desde su establecimiento, 'Muebles Lenza', en San Agustín de Guadalix (Madrid). “No he dejado ni un día de pensar en el negocio. Desviamos el teléfono, monté el despacho de la tienda en el salón de mi casa… Puse que atendía por todos lados redes sociales, web… Hasta por tam tam”.
Esos días, cuando los pedidos venían con cuenta gotas, nunca imaginó que en mayo tendría el doble de ventas que el año pasado. Porque a medida que avanzaron las semanas, los pedidos se le fueron acumulando hasta llegar en algunos momentos a estar saturados. “He atendido hasta por las noches en sueños”, cuenta ahora. "He salvado la crisis, no toco castañuelas, pero pensaba que esto iba a ser mi ruina... Fueron días muy angustiosos y ahora por fin podemos respirar un poco".
Pensaba que esto iba a ser mi ruina, fueron días muy angustiosos y ahora por fin podemos respirar un poco
Primero, fueron las sillas de trabajo y mesas de ordenador: “A mediados de abril, cuando se vio que lo del teletrabajo iba para largo, mucha gente empezó a comprar mobiliario de oficina porque estaban trabajando en las sillas del comedor”. Después llegaron los sofás y colchones, cuando las horas de confinamiento pasaron factura a articulaciones poco acostumbradas a estar tanto tiempo en casa. “Mucha gente se ha dado cuenta de que tenía muebles muy malos. Que estaban bien para pasar un par de horas al día, pero no tanto tiempo. Así que con lo que han ahorrado estas semanas sin salir, lo están invirtiendo en el hogar”, cuenta Santiago Gallego, presidente de la Asociación de comercio del hábitat de Madrid.
Santiago Gallego en su tienda de muebles de hogar (cedida)
Las compras fueron creciendo surgidas a veces de la necesidad de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. “Hemos vendido bastantes colchones para matrimonios en los que uno se ha puesto malo y, como tenía que estar en aislamiento, el otro tenía que dormir en el pasillo o en el despacho”, añade Gallego desde su tienda 'Noel', en el barrio madrileño de San Blas-Canillejas.
Tanto los gremios del comercio del mueble, como el de electrodomésticos y el de ferretería comparten que la situación es más optimista de lo que auguraban a medida que avanza la desescalada. El tiempo en casa ha acuciado las necesidades, despertado hobbies y recuperado chapuzas pendientes, que se concentran en el pequeño comercio por el cierre de centros comerciales y un nuevo sentimiento de barrio surgido de la solidaridad que (a veces) provoca la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
No es el caso de todos los comercios, porque cualquier venta depende de factores como la situación geográfica y el tipo de clientela del entorno. “En mi caso se ha notado una venta en los pedidos por internet, pero de la calle no entra prácticamente nadie, también porque este es un barrio muy turístico y ahora mismo no hay ese público. Tampoco los clientes que me venían de las afueras de Madrid y entraban cuando paseaban por aquí", cuenta Margarita, que regenta 'K'alido Decor' un comercio de decoración y muebles de hogar cerca de Huertas, zona tradicional de ocio ahora desierta de actividad. “Eso sí, el teléfono no para de sonar en todo el día, aunque sobre todo para cosas pequeñas, decoración o muebles auxiliares, aunque las ventas están muy lejos de las de otros años”.
A 37 kilómetros de allí, donde tiene su tienda Sonia, se suma otro factor: los centros comerciales estarán cerrados hasta la fase 2, así que toda la población que recurría a los cercanos Ikea o Leroy Merlín, optan ahora por ir cerca de casa. “Y tampoco quieren trasladarse en coche a sitios más grandes, así que preguntan a algún concoido y nos buscan en internet o en el foro del pueblo”.
Ya son varios que nos han dicho que han aguantado a que abriéramos para venir porque no querían comprar por internet
“Aquí también se nota el cierre de los centros comerciales”, afirma Rafael en un hueco atendiendo pedidos de su franquicia de Tien21 situada en la avenida de la Albufera. “Es una locura, hemos empezado mucho mejor de lo que esperábamos. Pero sobre todo creo que es porque los clientes están muy concienciados con la importancia del comercio de proximidad. Ya son varios que nos han dicho que han aguantado a que abriéramos para venir porque no querían comprar por internet”. En su caso, han subido las ventas un 25% respecto a mayo de 2019.
El consumo de las últimas semanas es un buen reflejo de las distintas preocupaciones que ha ido pasando la sociedad. Al principio, en esta tienda al sudeste de Madrid capital lo que más vendían eran congeladores para almacenar en tiempos de incertidumbre. También termos de agua caliente, que no aguantaron el aumento de la actividad dentro de casa. Ahora, lo que más se demanda son pequeños electrodomésticos, sobre todo los de la sección de cocina. “Batidoras de mano, amasadoras, pesos… Y también aires acondicionados ahora que viene el calor”, cuenta Rafael.
Chapuzas y solidaridad vecinal para salvar al comercio del hogar: "Vendo el doble"
Durante muchos días de confinamiento, Sonia se ha visto echando el cierre para siempre de la tienda familiar de muebles que regenta desde hace cuatro años. Las facturas no entienden de cuarentenas y hacerles frente sin casi ventas dejó sus cuentas “prácticamente a cero”.
“Tenía mucho miedo de tener un mes en blanco. Normalmente pagamos a 20 y 30 días y claro, estábamos sin producir. El dinero lo tienes invertido en muebles que no vendes, y ese era mi problema y el de muchas tiendas”, cuenta al teléfono desde su establecimiento, 'Muebles Lenza', en San Agustín de Guadalix (Madrid). “No he dejado ni un día de pensar en el negocio. Desviamos el teléfono, monté el despacho de la tienda en el salón de mi casa… Puse que atendía por todos lados redes sociales, web… Hasta por tam tam”.
Esos días, cuando los pedidos venían con cuenta gotas, nunca imaginó que en mayo tendría el doble de ventas que el año pasado. Porque a medida que avanzaron las semanas, los pedidos se le fueron acumulando hasta llegar en algunos momentos a estar saturados. “He atendido hasta por las noches en sueños”, cuenta ahora. "He salvado la crisis, no toco castañuelas, pero pensaba que esto iba a ser mi ruina... Fueron días muy angustiosos y ahora por fin podemos respirar un poco".
Pensaba que esto iba a ser mi ruina, fueron días muy angustiosos y ahora por fin podemos respirar un poco
Primero, fueron las sillas de trabajo y mesas de ordenador: “A mediados de abril, cuando se vio que lo del teletrabajo iba para largo, mucha gente empezó a comprar mobiliario de oficina porque estaban trabajando en las sillas del comedor”. Después llegaron los sofás y colchones, cuando las horas de confinamiento pasaron factura a articulaciones poco acostumbradas a estar tanto tiempo en casa. “Mucha gente se ha dado cuenta de que tenía muebles muy malos. Que estaban bien para pasar un par de horas al día, pero no tanto tiempo. Así que con lo que han ahorrado estas semanas sin salir, lo están invirtiendo en el hogar”, cuenta Santiago Gallego, presidente de la Asociación de comercio del hábitat de Madrid.
Las compras fueron creciendo surgidas a veces de la necesidad de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. “Hemos vendido bastantes colchones para matrimonios en los que uno se ha puesto malo y, como tenía que estar en aislamiento, el otro tenía que dormir en el pasillo o en el despacho”, añade Gallego desde su tienda 'Noel', en el barrio madrileño de San Blas-Canillejas.
Tanto los gremios del comercio del mueble, como el de electrodomésticos y el de ferretería comparten que la situación es más optimista de lo que auguraban a medida que avanza la desescalada. El tiempo en casa ha acuciado las necesidades, despertado hobbies y recuperado chapuzas pendientes, que se concentran en el pequeño comercio por el cierre de centros comerciales y un nuevo sentimiento de barrio surgido de la solidaridad que (a veces) provoca la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
No es el caso de todos los comercios, porque cualquier venta depende de factores como la situación geográfica y el tipo de clientela del entorno. “En mi caso se ha notado una venta en los pedidos por internet, pero de la calle no entra prácticamente nadie, también porque este es un barrio muy turístico y ahora mismo no hay ese público. Tampoco los clientes que me venían de las afueras de Madrid y entraban cuando paseaban por aquí", cuenta Margarita, que regenta 'K'alido Decor' un comercio de decoración y muebles de hogar cerca de Huertas, zona tradicional de ocio ahora desierta de actividad. “Eso sí, el teléfono no para de sonar en todo el día, aunque sobre todo para cosas pequeñas, decoración o muebles auxiliares, aunque las ventas están muy lejos de las de otros años”.
A 37 kilómetros de allí, donde tiene su tienda Sonia, se suma otro factor: los centros comerciales estarán cerrados hasta la fase 2, así que toda la población que recurría a los cercanos Ikea o Leroy Merlín, optan ahora por ir cerca de casa. “Y tampoco quieren trasladarse en coche a sitios más grandes, así que preguntan a algún concoido y nos buscan en internet o en el foro del pueblo”.
Ya son varios que nos han dicho que han aguantado a que abriéramos para venir porque no querían comprar por internet
“Aquí también se nota el cierre de los centros comerciales”, afirma Rafael en un hueco atendiendo pedidos de su franquicia de Tien21 situada en la avenida de la Albufera. “Es una locura, hemos empezado mucho mejor de lo que esperábamos. Pero sobre todo creo que es porque los clientes están muy concienciados con la importancia del comercio de proximidad. Ya son varios que nos han dicho que han aguantado a que abriéramos para venir porque no querían comprar por internet”. En su caso, han subido las ventas un 25% respecto a mayo de 2019.
El consumo de las últimas semanas es un buen reflejo de las distintas preocupaciones que ha ido pasando la sociedad. Al principio, en esta tienda al sudeste de Madrid capital lo que más vendían eran congeladores para almacenar en tiempos de incertidumbre. También termos de agua caliente, que no aguantaron el aumento de la actividad dentro de casa. Ahora, lo que más se demanda son pequeños electrodomésticos, sobre todo los de la sección de cocina. “Batidoras de mano, amasadoras, pesos… Y también aires acondicionados ahora que viene el calor”, cuenta Rafael.
Chapuzas y solidaridad vecinal para salvar al comercio del hogar: "Vendo el doble"