GUERRA DELS SEGADORS 1640-1652
Lo primero, para no hacer esta página interminable, es dar pinceladas de la situación del momento, de los acontecimientos ocurridos, de las obligaciones de unos, las aspiraciones de otros y comportamientos de todos en su conjunto, para poder entender lo sucedido sin que sea demasiado extensa la página de hoy.
1ª Cataluña soportaba a través de la Diputación del General el impuesto de “las generalidades” que administran libremente, lo amplían en Cataluña con el “dret de bolla y segell” sobre tejidos, que dio como resultado, que los ingresos que la Diputación recibía superaban cuatro veces más que los que debían ser y recaudar para el rey (37.000 libras jaquesas), sin que el resto llegara a la corona.
2º La Guerra dels Segadors, fue una revuelta civil de catalanes, entre catalanes en sus inicios.
3º Cuando estalla la Guerra de los Treinta años (1618-1648), el rey de España, Felipe IV, se vio obligado a participar como consecuencia de su parentesco con el emperador romano-germánico Fernando II, su tío.
4º Ante la perspectiva del desmoronamiento del Imperio, el valido de Felipe IV, Conde-Duque de Olivares, intentó aplicar varias medidas para reforzar económica y militarmente al reino. Una de las propuestas de mayor tras*cendencia fue la “Unión de Armas”, con la que pretendía involucrar más directamente a los territorios de la antigua Corona de Aragón, que hasta ese momento, debido a la estructura del Estado habsbúrgico, participaban en menor medida que los castellanos en la gobernación y defensa del Imperio, soportaban muchas menos cargas tributarias (para el rey) y militares que aquéllos.
Así lo recogió Quevedo:
“En Navarra y Aragón
No hay quien tribute un real;
Cataluña y Portugal
Son de la misma opinión;
Sólo Castilla y León
Y el noble pueblo andaluz
Llevan a cuesta la cruz”.
5º La Francia de Richelieu, como era ya habitual, deseaban parte de la España y sus artes para conseguirlo, continuaban siendo tan rastreras como de costumbre y sabiendo de los problemas que podían causar un enfrentamiento en el territorio catalán, la ocupación de “Salses” por los franceses (aunque recuperado en la campaña del Rosselló) traslado la contienda de la región de Guipúzcoa, al Rosselló y parte de la lechonaña.
6º Las Cortes del Antiguo Régimen estaban compuestas estamentalmente, mediante sistemas de representación que se limitaban a las familias más poderosas de la nobleza, al alto clero y a un número limitado de ciudades (a través de representantes del patriciado urbano de nobles y caballeros y -en el caso catalán-, ciudadans honrats o alta burguesía urbana).
Todos estos factores contribuían a sumir en una grave problemática el desarrollo de las negociaciones, dado que Cataluña experimentaba una situación de crisis económica y política patente desde el reinado de Fernando II el Católico, pero agravada por lo menos desde 1630.
Expuesto estos puntos, para que no dejen de estar presente y comprender mejor los sucesos, pasaremos a los acontecimientos de los hechos.
En 1635, en el contexto de la Guerra de los Treinta Años, estalló la guerra con la Francia de Richelieu, ante lo que Olivares insistió en la aportación catalana de hombres y dinero, a lo que en Cataluña la Diputación se opuso.
El duque de Olivares se quejó de la indolencia del Principado en la defensa del territorio frente a la amenaza francesa, e incluso el Consejo de Ciento se opuso en un principio a enviar tropas para socorrer su propio territorio, a la Cataluña tras*pirenaica, (el hoy Rosselló francés) hoy ocupada por los franceses.
Tras unos años (1629-1638) calamitosos de peste, aumentos de impuestos y malas cosechas en toda Cataluña, los problemas causados por el alojamiento y el pillaje de los tercios españoles, con algunos regimientos de tropas reclutadas en naciones extranjeras, venidos de Nápoles, Módena e Irlanda, que tuvieron que ser enviados contra los franceses que habían atacado por el Rosellón en junio de 1639 tras su derrota en Fuenterrabía, provocaron el enfrentamiento y la revuelta en el verano de 1640.
Los catalanes se levantaron al grito de “Visca el reí d´Espanya i muiren els traidors!”, aunque esto no suele ser recordado…………y ante esta tensa situación, el 7 de junio de 1640, día de Corpus Christi, un pequeño incidente en la calle Ample de Barcelona entre un grupo de segadores, trabajadores temporeros, y algunos barceloneses, en el cual un segador quedó malherido, precipitó la revuelta (Corpus de Sangre).
Los revoltosos se apoderaron de la ciudad durante tres días.
Los segadores no sólo se movían por su furia contra las exigencias del gobierno real, sino también contra el régimen señorial catalán, ya que, desde el primer momento, los rebeldes habían atacado a los ciudadanos ricos y a sus propiedades.
Ésta fue, por tanto, una revuelta (guerra) civil entre catalanes.
El balance de víctimas fue de un total de entre 12 y 20 muertos, en su mayor parte funcionarios reales, entre ellos el virrey, Dalmau de Queralt, conde de Santa Coloma (jefe y responsable del ejercito de Felipe IV) Este levantamiento marcó el inicio de la sublevación de Cataluña de 1640 o la Guerra de los Segadores (1640-1652)
Consignas que no dejan lugar a dudas como: “El rey, la religión, Dios y el país permanecieron intocables” en todas las proclamas de la revuelta.
Ninguno de los resortes tradicionales fueron puestos en duda:
“Viva el rey y mueran los traidores”, “Viva la fe y mueran los traidores y el mal gobierno”, eran consignas que no permitían ninguna clase de dudas”.
(J. Nadal i Farreras & P. Wolf, Historia de Cataluña, Ed. Oikos-Tau, Barcelona 1992, Pag. 318)
Durante el verano de 1640 fue extendiendose la revuelta social por otras zonas de Cataluña, asesinámdose a todo aquel que representaba algún poder, como funcionarios, soldados, nobles o simplemente ricos.
Conscientes de su incapacidad de reducir la revuelta y sus limitaciones para dirigir el principado, la Diputación y la clase dirigente catalana se aliaron con el enemigo de Felipe IV: Luis XIII (pacto de Ceret).
Pacto de Ceret - Wikipedia, la enciclopedia libre
Richelieu no perdió una oportunidad tan buena para debilitar a la corona española. Olivares comienza a preparar un ejército para recuperar Cataluña con grandes dificultades ese mismo año de 1640 y, en septiembre, la Diputación catalana pide a Francia apoyo armamentístico.
En octubre de 1640 se permitió a los navíos franceses usar los puertos catalanes y Cataluña accedió a “pagar” un ejército francés inicial de 3.000 hombres que Francia enviaría al condado. En noviembre, un ejército de unos 20.000 soldados recuperó Tortosa para Felipe IV. Cuando el ejército del Marqués de los Vélez se acercaba a Barcelona, estalló una revuelta popular el 24 de diciembre, con una intensidad superior a la del Corpus, por lo que Claris tuvo que decidirse por una salida sin retorno, que tampoco era la deseable: Pactar la alianza con Francia en contra de Felipe IV. El 16 de enero de 1641 anunció que Cataluña se constituía en república independiente bajo la protección de Francia.
Pero el 23 del mismo mes pasó a anunciar que el nuevo conde de Barcelona sería Luis XIII de Borbón, rememorando el antiguo vasallaje de los condados catalanes con el Imperio Carolingio (Cataluña fue independiente durante 7 días).
En enero de 1641, Cataluña se sometió voluntariamente al gobierno del rey de Francia y la Diputación proclama Conde de Barcelona y soberano de Cataluña al rey Luis XIII de Francia, como Luis I de Barcelona. Ese mismo año, el 26 de Enero, un ejército franco-catalán defendió Barcelona con éxito. Poco tiempo después de esta defensa victoriosa moriría Pau Claris.
Cataluña se encontró siendo el campo de batalla de la guerra entre Francia y España e, irónicamente, los catalanes padecieron la situación que durante tantas décadas habían intentado evitar: Sufragar el pago de un ejército (el francés) y ceder parcialmente su administración a un poder extranjero, en este caso el francés. La política francesa respecto a Cataluña estaba dominada por la táctica militar y el propósito de atacar Valencia y Aragón.
Luis XIII nombró entonces un virrey francés y llenó la administración catalana de conocidos pro-franceses.
El coste del ejército francés para Cataluña era cada vez mayor, y mostrándose cada vez más como un ejército de ocupación. Mercantes franceses comenzaron a competir con los locales, pero favorecidos por el gobierno francés, que convirtió a Cataluña en un nuevo mercado para Francia. Todo esto, junto a la situación de guerra, una población por-España, la consecuente inflación, plagas y enfermedades llevó a un mayor descontento que iría a más en la población, consciente de que su situación había empeorado con Luis XIII respecto a la que debían de haber soportaban con Felipe IV.
En 1643, el ejército francés de Luis XIII conquista el Rosellón, Monzón y Lérida.
Un año después Felipe IV recupera Monzón y Lérida, donde el rey juró obediencia a las leyes catalanas. En 1648, con el Tratado de Westfalia y la retirada de sus aliados los Países Bajos de la guerra, Francia comienza a perder interés por Cataluña.
Conocedor del descontento de la población catalana por la ocupación francesa y ser la población pro-España mayoritariamente, Felipe IV considera que es el momento de atacar y en 1651 un ejército dirigido por Juan José de Austria comienza un asedio a Barcelona.
El ejército franco-catalán de Barcelona se rinde en 1652 y se reconoce a Felipe IV como soberano y a Juan de Austria como virrey en Cataluña, si bien Francia conserva el control del Rosellón. Felipe IV por su parte firmó obediencia a las leyes catalanas.
Esto da paso a la firma del
Tratado de los Pirineos-1659.
Esta inestabilidad interna y su resultado final fue dañino para España, pero mucho más para Cataluña. Por otra parte, Francia aprovechó la oportunidad para explotar una situación que le rindió grandes beneficios a un coste prácticamente nulo.
Como resultado final, Francia ocupó las tierras tras*pirenaicas de Cataluña e, incumpliendo el Tratado de los Pirineos, Luis XIV prohibió el uso del catalán, así como sus fueros ancestrales.
Escritos interesantes:
Pedro de Marca, enviado francés a Cataluña en 1643, Consejero de Estado y posteriormente arzobispo de París, escribía:
“Me he confirmado en la opinión de que en Cataluña todo el mundo tiene mala voluntad para Francia e inclinación por España. Tengo todos los días nuevas pruebas de que los religiosos, los nobles y el pueblo son muy malintencionados para el servicio del rey de Francia, ningún partido es pro-francés”.
El marqués de Brezé, virrey francés de 1642 a 1645, escribió: “que entre los catalanes solo veía caras hostiles y sospechosas y que ya empezaban a temer que el único interés de la participación de Francia en Cataluña era quedarse el Rosellón”
La Diputación de Cataluña, reunida en Manresa, acordó expresar su fidelidad al rey español. En palabras de Tío:
“Ésta, habido consejo, y bien meditado que bajo el poder de España no había tenido jamás que sufrir desacatos y contrafueros más que cuando un ministro se le había mostrado enemigo, pensó que no existiendo ya tal (Olivares fue destituido en 1643), valía más someterse otra vez al rey, fiando su benignidad y prudencia, que continuar en alianza con los franceses, de quienes Cataluña había sufrido todo linaje de injurias y toda especie de agravios”.
El conflicto finalizó en 1652 con la victoria de Felipe IV y el perdón general, como leemos en la carta de D. Juan de Austria, hijo de Felipe IV, otorgando el perdón en su nombre, de 11 de octubre de 1652:
“de todos los excesos y delitos cometidos desde el año 1640 hasta el día de hoy, sin exceptuar persona, ni delito de cualquier género, condición o calidad, aunque de crimen desleal a su majestad, sino es de D. José Margarit, que como principal causa de los daños que se han padecido y por la obstinación con que persevera con sus errores, no es digno de gozar de este beneficio”...
Recordemos que en el principado gobernaban los “ciudadans honrats” o “alta burguesía urbana” y estos demostraron nada importarles Cataluña, ni los deseos del pueblo, pues solo deseaban el poder económico y político, pues estando invadidos por Francia, el territorio catalán, eran reacios a sufragar, colaborar y/o ayudar al ejercito de Felipa IV. Gracias a estos comportamientos, el costo financiero fue más del triple, la pérdida de vidas superior y además debemos añadir la perdida de toda la parte del Rosselló y la mitad del de la lechonaña (la hoy Cataluña francesa).
Como podemos ver, los gobernantes en Cataluña, siempre se movieron por su interés de poder, político y/o económico, aunque como la historia demuestra, siempre han salido perdiendo los avariciosos, pero muchísimo más el pueblo catalán, la mayoría de veces victimas de unos gobernantes que con engaños tomaban decisiones poco populares.
Cataluña es España: GUERRA DELS SEGADORS 1640-1652