El presidente del Gobierno autonómico por aquel entonces, el centrista Lorenzo Olarte, considera que esta normativa "fue pionera en muchos aspectos" y que para él constituyó "un motivo de satisfacción llevarla al Parlamento de Canarias".
Sin embargo, Olarte puntualiza que la Ley "se refería fundamentalmente a los animales domésticos, y el toro bravo no lo es". En efecto, la Ley 8/1991 de 30 de abril señala que su objetivo es "la protección de los animales domésticos". En consecuencia, se prohibían las peleas de perros y se imponían restricciones a las de gallos, "que forman parte de la cultura canaria, nos guste o no".
Reconoce Lorenzo Olarte que esta normativa "se ha utilizado como argumento para la prohibición de las corridas de toros", lo cual a su juicio "no tiene una gran consistencia". Sin embargo, el ex presidente recalca que "en Canarias no hay una afición consolidada, ni muchísimo menos, y si no la hay, ¿para qué inculcarla?".
Canarias al Día - Dieciocho años sin toros
O sea, que el debate de los toros no existió en Canarias, ya que la aficción era mínima y no representaba económica y/o socialmente lo que pueden representar los toros en Cataluña.
¿También váis a negar que hay aficción a los toros en Cataluña?