Lo primero es encontrar a todos los muertos y a partir de ahí empezar a decidir homenajes. La información debe ser clara, pero nadie parece interesado en saber que es España también hay arqueólogos e historiadores aparte de políticos, periolistos y estafadores.
Con todo el dinero que se han gastado en cambios de placas, publicidad a favor y en contra y programas de radio y televisivos ahora mismo no quedaría ni un muerto de esa guerra, y posiblemente de otras olvidado en mitad del campo.
El respeto de la memoria debe ser hacia los seres que una vez estuvieron vivos, no hacia los símbolos que les llevaron a la fin.