Paco I de España
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Recuerdo en mi adolescencia que mi tía de una ciudad de costa tenía una ducha muy poco discreta y cualquier vecino que mirase podría verte a través de los cristales traslúcidos, que encima eran de esos que se abrían como girando sobre sí mismos, no una ventana como tal. Cuando salías dejabas abierto para que corriera el aire mientras te secabas y no sudar, puesto que ya no se te veía tanto si no te fijabas mucho.
Bueno pues había una charo que justo tenía el ángulo perfecto y cada vez que volvía de la playa se ponía a sacudir algún trapo o a hacer como que limpiaba justo la ventana que daba hacia mí. Cuando me dí cuenta de que eso estaba sucediendo seguramente ya me había visto muchas veces antes, incluída alguna pajeada, sin sentirse atacada ni mucho menos, al contrario. Durante los días que quedaban de vacaciones, iniciamos una especie de silencioso juego morboso que no voy a entrar en detalles, pero mi imaginación de chaval salido disfrutó enormemente.
¿Por qué asumís que a las mujeres no les puede gustar jugar a ese tipo de cosas? Las feministas y los nacionalpagafantas, igual de mojigatos.
Doy en fé en lo que dices. Yo tenía una vecina igual en la anterior vivienda dónde vivía. Miraba y dejaba que la mirara.
Un día nos "tuvimos que explicar las cosas", y así estuvimos varios meses, explicándonos cosas todas las tardes después del trabajo...