Don_Quijote
¡Viva Cristo Rey!
¿Y por qué lo que necesitara o dejara de necesitar el feminismo debe ser tenido en cuenta para valorar la idoneidad del término? ¿Son ellos los jueces a los que hay que agradar o qué?
La realidad del mundo es que el término feminista radical, por su potencia, se ha hecho popularismo desde el mismo momento de su concepción. Su empaque verbal es tan grande que lo cierto es que todavía provoca urticaria a los feminista radicals. Lo odian. Lo odian porque el término es bueno, es robusto, incontestable y por sí mismo derriba, en una única palabra, todos los postulados del feminismo.
Esa mera palabra: feminista radical, ha hecho más que los mil ensayos masculinistas más sesudos y los mil discursos antifeministas más vibrantes, vehementes y airados. Una palabra que hiere al enemigo tiene más poder que un millón de palabras que, en cualquier caso, ni se van a molestar en escuchar. Eso es lo que ha sucedido los últimos 20 años o más.
El término feminista radical encierra en sí mismo toda la denuncia, toda la rabia, todo el ardor que miles de intentos sociales, culturales y polìticos no han podido tener.
Si el masculinismo, el MGTOW, o cualquier otra forma de antifeminismo tiene algo que agradecer al término feminista radical, es que ha facilitado su labor, proporcionado un arma contra la que no han sabido defenderse los feminista radicals, y ayudado a promover el credo disidente.
Así que, aparte de por la explicación lingüística, que ya he explicado en anteriores mensajes, está la razón extratégica: el término feminista radical es el que más les pica, el que mejor nos posiciona como contrarios a ellos y el que más ha aportado a la propagación de las distintas facciones que se oponen al feminismo.
Como ves, puedo, y uso ambas palabras, feminismo, y feminista radical, indistintamente, una en su acepción normal y otra en su acepción disfémica y en ningún momento establezco ningún tipo de justificación al feminismo conceptualizando alguna clase de "feminismo bueno".
Así se usa el español. No retorciéndolo con frigidez verbal.... feminista. Y si hay un arma potente contra el feminismo eso el uso de un español con respeto pro los rudimentos del idioma, correcto con criterios nominales, designativos y verbales coherentes y razonables, no crispados, que es lo que hace el feminimo y lo que haces tú.
