Llevo oyendo la misma canción desde 1990.
Las reservas de petróleo y gas de EE.UU. en máximos históricos ¿Dónde se ha escondido el “pico” histórico del petróleo?
GJ - FECHA: 17/03/2020
Reservas de petróleo y gas de EEUU. Reservas probadas (1965 – 2018)
Fuente: U.S. Energy Information Administration (EIA)
Desde finales de
2018 EE.UU. se situó como
el mayor productor mundial de crudo de petróleo; posición que no será pasajera (como expliqué en mi artículo del enlace de arriba), a tenor de las tendencias de fondo en relación a Rusia y Arabia Saudita. Bastantes años antes –
en 2011– EE.UU. había alcanzado ya esta posición dominante en relación a la producción mundial de
gas natural, al sobrepasar a Rusia y mantenerse en cabeza.
Algunos ecologistas y otros
pájaros de mal agüero (incluso
grandes especialistas del sector de la energía) trataron de minimizar este gran éxito del capitalismo petrolífero estadounidense, dando a entender que
“¡claro, las reservas se agotarán!” y el actual aumento de producción será pasajero.
Pues no, una vez más, este tipo de melancólicos
malthusianos –entre ellos, todos los ecologistas y
al gores– se han equivocado, de cabo a regazo.
Al mismo tiempo que han crecido las producciones de ambos hidrocarburos,
no han parado de incrementarse en EE.UU. las reservas probadas de petróleo y gas, situándose en los valores más elevados de toda su historia, como muestran los gráficos de cabecera. Estos aumentos se han hecho más intensos
a partir de 2009, aproximadamente, al introducirse de modo generalizado la técnica de
fracking.
Ello, conforme a los datos de la federal
Administración de Información sobre la Energía (EIA, siglas del inglés), a cuyo último informe de diciembre de 2019 se accede pinchando en el vínculo recién indicado.
Actuales reservas probadas récord
En diciembre de
2018, las reservas probadas de
crudo de petróleo de EE.UU. se situaron en
43,8 miles de millones de barriles (mmb). Lo que las hace las mayores de todos los tiempos.
Sólo en 1970, se alcanzó una cifra de reservas probadas de
39 mmb, no muy inferior a las actuales (un 10% menos). Luego, descendieron durante 35 años y,
desde 2009, comenzaron una rápida remontada, de la mano de la
fracturación hidráulica.
Por otro lado,
desde 2009, gracias al
fracking, las reservas de crudo probadas de este país (que eran de 20,68 mmb)
se han más que doblados, en sólo 9 años.
Las reservas probadas de
gas natural en EE.UU., al finalizar
2018, fueron de
504,5 Tcf (billones –continentales- de pies cúbicos)
. Cifra que es la más elevada de la historia de ese país. Con algún breve retroceso, estas reservas llevan creciendo
desde 1998, aunque
fue desde 2009 –también gracias al
fracking– cuando se aceleró el crecimiento de estas reservas.
¿Entienden, ahora, Vds. por qué el movimiento ecologista radical está demonizando el
fracking? No tiene nada que ver con sus impactos medioambientales.
¿Dónde ha quedado la propaganda sobre los picos históricos del petróleo y del gas?
Los –muy bien remunerados- activistas del ecologismo, en su ansia de manipular las mentes de millones de personas, han difundido -de modo indirecto- unas
supuestas verdades muy intuitivas, que la mayoría de los periodistas han difundido, tan dócil como neciamente. Algo así como que los yacimientos de petróleo y gas –y de todos los demás minerales- son como cajas llenas de algo;
cada vez que se sacan algunas de esas cosas, quedan menos e, inexorablemente, se agotarán, más bien, pronto. “
Todo lo finito, se agota”, etc.
Pues, no, no es así. Ni las reservas de hidrocarburos, ni las de otros minerales se parecen ni de lejos a esa explicación tan simple como falsa.
La extracción de crudo o de gas, ciertamente, tiende a disminuir las reservas conocidas,
pero hay tres importantes vías por las que las reservas probadas pueden crecer, durante muchas décadas, como están haciendo actualmente en EE.UU.
y en otros países.
La más obvia, es el
descubrimiento de
nuevos yacimientos. Las otras dos vías, tienen que ver con la
revisión de las primeras estimaciones de las reservas de petróleo o gas, en los yacimientos ya conocidos.
Para esta aclaración, nos apoyaremos en el artículo que
Michael Lynch publicó en el
New York Times, en 2009. Lynch fue director del
Asian Energy and Security, en el M.I.T. (Boston). Actualmente, es presidente de una consultora privada sobre asuntos de la energía y, en el pasado, fue llamado a intervenir sobre cuestiones energéticas ante comisiones del Congreso de EE.UU., el Banco Mundial, la Agencia Internacional de la Energía …
“
Cuando se descubre un nuevo yacimiento [de petróleo]
, se estima su volumen y cuanta parte del mismo podrá ser recuperado, conforme a las técnicas entonces conocidas. A medida que tras*curren los años, [aquella primera estimación]
normalmente se revisará al alza, bien por haberse descubierto otras bolsas de crudo [en el mismo yacimiento]
o debido a que nuevas técnicas [de extracción]
darán acceso a nuevas cantidades de crudo, antes inalcanzables”.
Luego, añade que
“los seguidores de la teoría del pico del petróleo [oil peak]
tienden a ignorar” estas nuevas revisiones al alza de las primeras estimaciones de los nuevos yacimientos, porque les invalida su cuento de
¡qué viene el lobo!
Por otro lado,
cuanto más se eleve el precio del petróleo, por una escasez más o menos prolongada,
más estímulo habrá para desarrollar nuevas técnicas de extracción, de yacimientos más recónditos e incluso de los antiguos yacimientos.
Estas tecnologías no son estáticas, como parecen sugerir los ecologistas.
¿Dónde se aprecia el crecimiento de las reservas probadas de petróleo y gas en EE.UU.?
El siguiente cuadro, de la Administración de Información sobre la Energía (EIA, siglas del inglés), aclara esta cuestión.
Cada año, en EE.UU., el volumen de nuevos depósitos descubiertos está superando muy ampliamente al petróleo y al gas consumidos, en ese mismo periodo de tiempo.
Concretamente, en el último año del que se dispone de información completa,
2018, las reservas probadas de petróleo en EE.UU. crecieron –nada más, ni nada menos- que un
11,9%, y las de gas natural un
8,7%, ¡
en un solo año!
Fuente:
U.S. Crude Oil and Natural Gas Proved Reserves, Year-End 2018. Dic. 2019
U.S. Energy Information Administration (EIA) Table 1. Página 3.
Esta realidad -no hay otra-, choca con la imagen –esto es,
la propaganda– que los ecologistas radicales y los
necios útiles que les hacen el juego llevan ofreciendo desde hace décadas.
En esta tarea de engaño y manipulación están siendo decisivos los
medios de comunicación convencionales, ya sean de izquierda o de derecha, que aturden a la opinión pública día a día y prácticamente les impiden ver la realidad.
Pero los grandes logros –como éste- no se consiguen
por casualidad, al
pasar por ahí … Son el producto de
un sector privado innovador –que, en EE.UU., no se deja doblegar por los poderes públicos- y de
políticas públicas acertadas.
“
A diferencia del anterior Presidente Barack Obama (quien trató repetidamente de bloquear la revolución tecnológica del fracking mediante una oleada de reglamentaciones … para “salvar al Planeta”), Donald Trump ha favorecido desde su acceso a la Casa Blanca, a fines de enero de 2017, el desarrollo de este trascendental sector de la economía estadounidense y lo está consiguiendo”. Esto es lo que decía
en mi artículo de julio de 2019, frente a la propaganda de la izquierda que pretende adornar a Obama con el éxito de la fracturación hidráulica, contra la que él combatió cuanto pudo.
La teoría del “pico” del petróleo
Esta teoría empezó a esbozarse a comienzos de los años 70, por lo tanto, al tiempo en que aparecía la primera gran obra ideológica –equivocada- sobre la supuesta grave insuficiencia de los recursos naturales, bajo el nombre de Los límites al crecimiento, publicado en 1972. Informe que se realizó a encargo del llamado Club de Roma.
A esa obra se la puede considerar la invención del alarmismo ecologista, aunque tenía también otras varias facetas.
Respecto a la disponibilidad de petróleo para mantener un alto ritmo de desarrollo económico internacional, fueron unos ingenieros y geólogos, quienes erraron –gravemente- en sus previsiones. Por ejemplo, el geólogo estadounidense Colin J. Campbell y el ingeniero minero francés Jean H. Laherrère, quienes en 1998 publicaron en la revista de divulgación científica Scientific American el artículo llamado “El fin del petróleo barato”. El primero de ellos, acuño el término pico del petróleo.
Y a ella se agarró el creciente movimiento del ecologismo radical, hasta nuestros días.
Según dicha teoría, una vez que la producción de petróleo alcanzase un cierto volumen en EE.UU. (o en el conjunto mundial), no dejaría de contraerse; dicho recurso mineral habría entrado en la fase de su agotamiento –irreversible-. Además, dicho “pico” se alcanzaría pronto: primero dijeron que sucedería en los años 80 …
Ahora, el pico de la demanda de crudo
Como hoy en día harían bastante el ridículo si siguieran insistiendo mucho sobre el pico de producción de crudo, visto lo visto, en estos últimos tiempos el ecologismo radical se ha tenido que inventar la variante del “
pico de demanda” del crudo.
Pretenden que, gracias a la vergonzosa claudicación de la clase política convencional de los países occidentales, apenas crecerá la demanda de petróleo y gas procedente de Norteamérica, Europa, Japón, etc.
Sus estados se gastarán enormes cantidades en subvencionar, cada año, las renovables, obstaculizando el uso de combustibles fósiles,
prohibiendo la venta de coches con motores de combustión interna,
elevando los impuestos sobre al consumo de combustibles fósiles, etc.
Naturalmente, por muchos errores que sigan cometiendo los gobernantes occidentales,
no va a tener lugar ningún pico de demanda y menos a nivel mundial. Aunque sólo fuera por el gran aumento que va a seguir experimentando la demanda de petróleo y gas en los
países en desarrollo, empezando por
China e
India.
El gráfico de abajo (procedente de la Agencia Internacional de la Energía – IEA) muestra el
constante crecimiento de la demanda mundial de energía de los
combustibles fósiles, que seguirán aportando
cerca del 75% del total, hasta
2040.
Las reservas de petróleo y gas de EEUU en máximos históricos