I. de A.
Madmaxista
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En esto estoy de acuerdo con el autor de la carta:
"6 de octubre de 1930
Hay dos libros que aún no me han entregado: la Bibliografía fascista y las novelillas de Chesterton, las cuales leeré con gusto por dos razones. Primero, porque estoy seguro de que serán tan interesantes como la serie anterior y, en segundo lugar, porque intentaré imaginar la impresión que debieron causarte. Lo segundo resultará, sin duda, lo más agradable. Tengo un recuerdo muy nítido de tu reacción a la primera serie. Estabas en una alegre disposición para recibir las impresiones de lo que estabas leyendo y no notaste los elementos culturales residuales. Ni siquiera fuiste consciente de que Chesterton había escrito una caricatura muy sutil de las novelas de detectives en vez de auténticas novelas de detectives. El padre Brown es un católico que se burla de los hábitos mentales mecanicistas del protestantismo. El libro es fundamentalmente una defensa de la Iglesia católica frente a la Iglesia anglicana. Sherlock Holmes es el detective protestante que desata el complejo nudo del crimen trabajando desde fuera, utilizando métodos científicos y experimentales basados en la inducción. El padre Brown es un sacerdote católico que utiliza la sutil experiencia psicológica que ha adquirido en el confesionario y la vigorosa casuística jovenlandesal de la patrística; aunque no desprecia el método científico y la experimentación, se apoya fundamentalmente en la deducción y la introspección. De esta forma, supera ampliamente a Sherlock Holmes que, a su lado, parece un colegial sabiondo con una visión de la vida bastante limitada. Lo que es más, Chesterton es un gran artista, mientras que Conan Doyle es un escritor de segunda fila por mucho que lo hayan hecho baroncillo en base a sus supuestos méritos como literato. En Chesterton, la divergencia entre la materia narrativa, la historia de detectives y la forma, resulta en una sutil ironía que hace que los relatos resulten más placenteros."
Antonio Gramsci, Correspondencia.
"6 de octubre de 1930
Hay dos libros que aún no me han entregado: la Bibliografía fascista y las novelillas de Chesterton, las cuales leeré con gusto por dos razones. Primero, porque estoy seguro de que serán tan interesantes como la serie anterior y, en segundo lugar, porque intentaré imaginar la impresión que debieron causarte. Lo segundo resultará, sin duda, lo más agradable. Tengo un recuerdo muy nítido de tu reacción a la primera serie. Estabas en una alegre disposición para recibir las impresiones de lo que estabas leyendo y no notaste los elementos culturales residuales. Ni siquiera fuiste consciente de que Chesterton había escrito una caricatura muy sutil de las novelas de detectives en vez de auténticas novelas de detectives. El padre Brown es un católico que se burla de los hábitos mentales mecanicistas del protestantismo. El libro es fundamentalmente una defensa de la Iglesia católica frente a la Iglesia anglicana. Sherlock Holmes es el detective protestante que desata el complejo nudo del crimen trabajando desde fuera, utilizando métodos científicos y experimentales basados en la inducción. El padre Brown es un sacerdote católico que utiliza la sutil experiencia psicológica que ha adquirido en el confesionario y la vigorosa casuística jovenlandesal de la patrística; aunque no desprecia el método científico y la experimentación, se apoya fundamentalmente en la deducción y la introspección. De esta forma, supera ampliamente a Sherlock Holmes que, a su lado, parece un colegial sabiondo con una visión de la vida bastante limitada. Lo que es más, Chesterton es un gran artista, mientras que Conan Doyle es un escritor de segunda fila por mucho que lo hayan hecho baroncillo en base a sus supuestos méritos como literato. En Chesterton, la divergencia entre la materia narrativa, la historia de detectives y la forma, resulta en una sutil ironía que hace que los relatos resulten más placenteros."
Antonio Gramsci, Correspondencia.