Resulta que después de estudiar un año como un cabrón y currar en mi escaso tiempo libre, me encuentro con que la desastrosa administración de mi padre ha dejado a mi familia de 3 miembros con 12000 € de deuda.
Resumiendo: al margen de mi escasa aportación (para pagarme la matrícula de la universidad) mis padres ganan 1884 € mensuales entre los dos en 14 pagas.
A pesar de los consejos de mi progenitora y los míos, mi viejo no ahorra ni un puñetero euro de las pagas extraordinarias de junio y diciembre (3768€ anuales en total). Además en la compra de comida no mira marcas blancas ni palos, pilla lo primero que ve (la OCU dice que se puede ahorrar hasta 3000€ anuales…). Por si fuera poco todavía tiene las costumbres borreguiles de fumar y beber.
Gasta una pasta en intrascendentes cumpleaños de familiares y Navidades, pasta que luego hace falta el resto del año para llegar a fin de mes. Es al no llegar a fin de mes cuando cuándo utiliza una de sus TRES tarjetas de crédito.
Es el típico pepito, como decís por aquí, acostumbrado a estar en el bar gastándose una “paga” que la parienta le daba, pues ella administraba las cuentas. La especie de niño grande incapaz de administrarse coherentemente que ha habitado tantos barrios de la periferia desde los 60.
Todo cambió con su prejubilación y el grave empeoramiento de la enfermedad de mi progenitora, que a día de hoy no puede valerse por sí misma. Ahora mi padre lleva las cuentas y el desastre es grande.
Os rogaría consejos, porque realmente los necesito.
Resumiendo: al margen de mi escasa aportación (para pagarme la matrícula de la universidad) mis padres ganan 1884 € mensuales entre los dos en 14 pagas.
A pesar de los consejos de mi progenitora y los míos, mi viejo no ahorra ni un puñetero euro de las pagas extraordinarias de junio y diciembre (3768€ anuales en total). Además en la compra de comida no mira marcas blancas ni palos, pilla lo primero que ve (la OCU dice que se puede ahorrar hasta 3000€ anuales…). Por si fuera poco todavía tiene las costumbres borreguiles de fumar y beber.
Gasta una pasta en intrascendentes cumpleaños de familiares y Navidades, pasta que luego hace falta el resto del año para llegar a fin de mes. Es al no llegar a fin de mes cuando cuándo utiliza una de sus TRES tarjetas de crédito.
Es el típico pepito, como decís por aquí, acostumbrado a estar en el bar gastándose una “paga” que la parienta le daba, pues ella administraba las cuentas. La especie de niño grande incapaz de administrarse coherentemente que ha habitado tantos barrios de la periferia desde los 60.
Todo cambió con su prejubilación y el grave empeoramiento de la enfermedad de mi progenitora, que a día de hoy no puede valerse por sí misma. Ahora mi padre lleva las cuentas y el desastre es grande.
Os rogaría consejos, porque realmente los necesito.