CHARLES DE GAULLE
El quinto y último grande. Pero, eso sí, el mas grande de todos, pues sobrepasaba los dos metros; exactamente, dos metros tres centímetros. El "libertador" de Francia. Hay franceses que se lo creen de veras. De Gaulle, católico practicante y con todos los atributos externos del clásico "derechista", era, lisa y llanamente, de Izquierdas. Izquierdistas eran sus ideas y su política. El acercamiento a Rusia, el gran sueño de su vida. Por resentimiento con los americanos apartó a Francia de la Alianza Atlántica. Por repruebo contra los ingleses, a los que nunca perdonó haberle sacado del ostracismo -los hombres pequeños, aunque pasen de dos metros, pueden perdonar un agravio, pero no un favor- alentó todos los movimientos independistas en el Imperio Británico, incluyendo su monumental gaffe diplomática de Montreal cuando, en presencia del Delegado de S. M. la Reina de Inglaterra gritó, insólitamente: "¡Viva Québec libre!".
De Gaulle fue el primer político occidental que, como Jefe Provisional del Gobierno de la IV República, dió impulso a la sangrienta depuración contra los supuestos o reales enemigos de la Democracia. De Gaulle fue el primer político occidental que, en África, habló de Descolonización. Echado, por el libre Juego de las instituciones democráticas, lejos del Poder, esperó pacientemente su hora, que llegó el 13 de Mayo de 1958, cuando los generales de Argel le llamaron al poder para salvar Argelia para Francia y para Occidente. Hizo todo lo contrario.
Entregó Argelia y reprimió duramente a los colonos blancos de ese territorio. De Gaulle fue el primer político occidental que reconoció oficialmente la absurda frontera Oder-Neisse. De Gaulle fue el primer político occidental que inició una colaboración tecnológica con la China comunista. De Gaulle, en una palabra, por vocación o por sugestión, siguió siempre una política admirablemente acorde con la de los poderes fácticos. Pero... Pero el que unánimemente fue considerado su mayor defecto: el orgullo, le gastaría una mala pasada. De Gaulle llegó a creerse, de verdad, lo que de él decía la propaganda. Creyó que era genial. Creyó que el pueblo francés le adoraba, simplemente porque ganaba los referéndums que él mismo, o sus secuaces, organizaban desde arriba. Un buen día, a su Primer Ministro, pálido y sorprendido, le lanza: "Aquí, las Tablas de la Ley, soy yo..." Pompidou, el antiguo director general de la Banca Rothschild, había pedido a De Gaulle que dejara de apoyar a los árabes contra Israel. La negativa, y la alusión a las Tablas de la Ley, fueron poco apreciadas por los poderes fácticos. En el siguiente referéndum, al que se presentó De Gaulle, como siempre, convencido de vencer, fue derrotado. Fue la primera vez en la Historia del Mundo que un referéndum era perdido por aquél que lo organizaba. Así acaba el quinto grande de la coalición vencedora. Con un buen puntapié en las posaderas y una campaña periodística y televisiva demostrando que el "gran hombre" era, en realidad, un individuo muy pequeño, muy pequeño.
Un inciso. Queremos llamar la atención sobre un punto que hemos observado escapa a la atención de los más, pese a su sensacional rareza. En el momento de terminar la guerra de las Democracias contra los Fascismos –nos consta que la denominación no es demasiado precisa, pero debemos esquematizar en aras de la comprensión general- eran líderes de las Cinco Grandes Potencias: Truman, Churchill, Stalin, De Gaulle y Chiang-Kai-Chek. Pues bien; ninguno de estos personajes llegó al poder por medio del Sufragio Universal. Truman sucedió automáticamente a Roosevelt, como Vice-Presidente que era, a la fin de este, pero nadie le había votado como Presidente. Churchill llegó a Primer Ministro por una maniobra de pasillos en el Parlamento, pero el pueblo inglés no le votó, y en cuanto tuvo ocasión de votarle, le echó a la calle.
Stalin y Chiang-Kai-Chek eran dos dictadores y nunca habían sido votados. Y De Gaulle, desde 1944 hasta 1948, permaneció en el Poder sin someter su augusta persona a ninguna votación.
Se ha dicho que fue la guerra de las Democracias contra las Dictaduras. Hemos visto que las democracias estaban encabezadas por individuos que no habían llegado al poder por el sistema del Sufragio Universal. El único que llegó al Poder por ese método fue el Canciller del III Reich, Adolf Hitler. Gustará o no gustará. Pero es un hecho. Y los hechos son tozudos.