Asturianas que se casan consigo mismas

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Asturianas que se casan consigo mismas

Aunque la sologamia no tiene validez legal, el 'automatrimonio' es toda una moda entre las personas que quieren prometerse a sí mismas amor y lealtad
Dicen que en la vida hay tres amores que no se olvidan. El primero es el que llega en la adolescencia con toda la inocencia y el que con toda la ilusión te envuelve en un cuento de hadas. El segundo es el más difícil. Te enseña la pasión, el dolor y la superación de lo que pudo ser y no fue. Y el tercero lo llaman el verdadero, aquel que, sin pensar cómo, llega y dejas que pase sin expectativas, siendo uno mismo y dejando que ocurra. Probablemente a las protagonistas de esta historia les haya llegado el turno del tercer amor, el verdadero y único que tendrán toda la vida y que deberán cuidar tal y como se prometerán en un ritual, como a ellas les gusta llamarlo, en el que jurarán cuidarse, amarse, respetarse y quererse a sí mismas todos los días de su vida.

Porque sí, en esta boda el amor se profesa a uno mismo. «Quiero ponerme a mí primero. Le prometemos cosas a otra persona sin antes hacerlo a nosotros mismos. Es importante hacerlo a una misma», cuenta Verónica Cándano, natural de Valdés, de 42 años y psicóloga de profesión. Ella junto a Vanessa García (Oviedo, pintora, 37 años) y Jessica Abbattista (Oviedo, maestra, 32 años) se casarán el próximo 6 de julio en Gijón en una boda conjunta que no tendrá validez legal.

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La decisión les llegó de manera repentina e inesperada: «Estábamos en una excursión en Muniellos, paseando, y de repente comenzamos a escuchar a una chica que se había casado consigo misma. Sin pensarlo unas cuantas comenzaron a decir que ellas también querían y yo dije ¿por qué no?», dice Vanessa García que con esta boda pretende romper patrones. «Quiero quitar límites. Llevo toda mi vida haciendo lo que se supone que tengo que hacer y esto lo veo como una liberación. Sé que voy a contracorriente, pero no soy una rebelde. Casándome conmigo misma me voy a empoderar más y va a marcar un antes y un después», afirma la futura novia.

Todas están de acuerdo en que esto será el inicio de una nueva etapa de su vida y, aunque ninguna de ellas tiene pareja actual, no se cierran al amor: «Con esto espero un cambio, una mejora de mí misma y significa que me pongo a mí por delante, pero no es un acto contra el amor, todo lo contrario. Esto es porque, si en un futuro encuentro una persona con la que construir una relación sana, yo esté en mi mejor versión y podamos construir una pareja. Porque para que funcione me tengo que querer primero a mí misma y demostrarle que soy la persona correcta. Sigo abierta a alguien, pero primero adquiero un compromiso conmigo», dice.

«Para mí fue una catarsis espiritual, un acto psicomágico que, según vi, en España no era habitual»​


Pese a estar solteras, no es eso lo que ha influido para dar este gran paso, ya que ni siquiera la reafirmación en la autoestima parece ser la clave para entender la sologamia. Vanessa lo tiene claro y es que ella, aunque tuviera pareja, lo haría de igual forma: «Sé que no todos lo van a entender. Pensarán que lo hacemos porque no tenemos pareja y yo, aunque la tuviera lo haría, como la película de 'La boda de Rosa'. En la vida, unos siguen las tradiciones y otros, no. Yo decidí no seguirlas y sé que habrá comentarios, es más, los busco porque así sabré que vamos bien», dice entre risas.

«Quiero romper límites. Sé que voy a contracorriente, pero no soy una rebelde. Me voy a empoderar más»​

Vanessa García
Pintora

El automatrimonio no es algo nuevo ya que hay antecedentes en todo el mundo. En 2022 una 'influencer' hindú celebró una espectacular boda consigo misma y la que, al menos publicitada y que se sepa, se consideró la primera de la India. Algo así podría ser el caso de Tere Estay, la gijonesa que oficiará la ceremonia de estas mujeres y quien en 2019 decidió dar el gran paso ella sola: «Para mí fue una catarsis espiritual, un acto psicomágico que según vi en aquel entonces en España no era habitual y no sabía muy bien cómo se hacía, pero sentía una necesidad y me casé en la terraza de mi casa junto a una amiga como testigo. Leí unas afirmaciones, votos o decretos como cada uno lo quiera llamar y mi vida cambió», dice.

Para todas ellas la sologamia es un acto de amor propio y el día elegido lo pasarán rodeadas de sus allegados y familiares. La celebración, pese a querer romper con lo tradicional, será similar a una boda de las de siempre: «No queremos poner etiquetas. Esto es un ritual, una celebración y un compromiso que adquirimos con nosotras mismas. Obviamente la ilusión de elegir un vestido está ahí y llevar un ramo para mí es algo simbólico porque me gusta mucho la naturaleza y quiero llevar flores», dice Vanessa García y corroboran todas: «No queremos quitar todo, yo elijo lo que para mí signifique algo y me sienta a gusto con ello», dice Jessica a lo que Verónica añade: «Para mí, por ejemplo, llevar una flor del jardín de casa de mi progenitora es muy representativo y no lo hago porque haya que llevar un ramo, de hecho no sé si lo llevaré todavía», indica.

Casarse representa unas obligaciones y adquirir unos compromisos que pueden, y en este caso más que nunca, durar toda la vida. Fallar a otra persona no es fácil, pero fallarse a uno mismo puede llegar a ser el golpe más duro de toda la vida: «Esto no es algo banal. Yo tengo miedo a casarme conmigo misma y eso que ya estuve casada 23 años de mi vida y tengo un hijo. Pero esto no es un acto de desesperación, es una etapa de crecimiento y plantar una semilla dentro de mí para que me dé fuerza para cumplir lo que me voy a prometer», señala Verónica.

Cerrar etapas, abrir nuevas y romper con patrones sociales son todos los cambios que estas mujeres desean para su vida. Mujeres valientes que a través de un acto tangible pretenden convertirse en la persona que quieren sin buscar la aprobación de nadie más y salvándose ellas primero para poder ayudar a otros: «Esto es como cuando vas en el avión y primero te tienes que poner tú la mascarilla para poder salvar al resto», concluye Vanessa García.
 
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no pararán de bailar

mientras se escuche una gaita y haya furcia en el lagar
 
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