En mi caso mi querido padre me dejó como herencia sus fincas en su aldea de la proºvincia de Pontevedra (donde Jesucristo perdió las sandalias). Fincas todas sin registrar, sin títulos de adquisición y compuestas de tojos y eucaliptos.
Estas fincas las tenía él y sus hermanos tenían otras, todas "a monte". Lo que hacían era esperar a que los eucaliptos fuesen "talables" para vender la madera para pasta de papel (les daban una sarama de dinero). Para ello había que esperar unos 15 años. Sorprendentemente siempre les pasó que cuando ya estaban crecidos y a punto ardían y la madera valía mucho menos. No quiero sospechar de la gente de allí, que nos consideraban señoritos de ciudad, entre los que había y hay familiares.
Antes la aldea era de órdago (escopetas, alcoholismo ...) y cuando iba de vacaciones de niño me tocaba pegarme de palos con media población infantil, aunque como era verano también me lo pasaba muy bien.
Ahora se han tranquilizado mucho, seguramente muchos se llevarán mal entre sí pero no hay violencia.
Evidentemente no acepté la herencia y las fincas pasaron a mis hermanos.
Ahora mis hermanos y primos están fritos recibiendo todo el día requerimientos para la limpieza de las fincas, bajo amenaza de multa. No sacan nada por las fincas y además pierden tiempo y dinero a causa de ellas.