Artículo del mundo sobre Galletas Gullon: "No estamos para hacer 'lobby'. Somos gente castellana y austera"

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Os pongo un artículo del inmundo que me ha parecido interesante, y como es de pago hago un pegado guarro para que todos podáis leerlo:


PRODUCEN 20 MIL MILLONES DE GALLETAS AL AÑO
Lourdes Gullón: "No estamos para hacer 'lobby'. Somos gente castellana y austera"
La mayor fábrica de galletas de Europa se encuentra en Aguilar de Campoo, al norte de la provincia de Palencia. El resultado de una cultura familiar, enraizada en el territorio, que mantiene la ilusión por seguir creciendo.

MARTÍ SABALLS
12/09/2021 03:26
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"¿Madrid? No necesitamos a Madrid. No estamos para hacer lobby. Somos gente castellana, austera, trabajadora. Siempre hemos luchado muy solos". Lourdes Gullón preside desde julio de 2019 la empresa de galletas a la que da nombre su apellido. En la primera entrevista que da desde su nombramiento a un medio informativo nacional, siempre acaba insistiendo en el objetivo de la empresa: trabajar, producir y vender para beneficiar al entorno. "Nuestra cultura es la unión entre Aguilar de Campoo, su comarca, y Gullón".
Fundada en 1892 por su tatarabuelo Manuel, la historia de Gullón se ha convertido en un caso de darwinismo empresarial, de supervivencia y tras*formación en un sector altamente competitivo, superando crisis económicas, tragedias y disputas familiares. "Lo decisivo ha sido no perder los papeles ni el norte", afirma rotunda su presidenta.
AGUILAR DE CAMPOO
En esta población, al norte de la provincia de Palencia, a orillas del río Pisuerga, en uno de los estandartes de la mal entendida España vacía, se encuentra la mayor fábrica de galletas de Europa. ¿Y del mundo? Breve silencio durante la entrevista. "No podemos asegurar que sea del mundo", dice Juan Miguel Martínez Gabaldón, accionista y consejero delegado de la empresa. Prefiere curarse en salud ya que, quién sabe si en China hay alguna mayor.

Han pasado 50 años para llegar aquí. En los años 60 había en Aguilar cinco empresas de galletas, convirtiendo la montaña palentina en el centro galletero de España. La zona había aprovechado históricamente ser un cruce de caminos y comercial hacia el Atlántico, la calidad de la materia prima (el trigo) y la facilidad de trabajar el agua y generar energía gracias a los molinos.
Además de Gullón, estaban Fontaneda, Fontibre, Ruvil y Tefe. Hoy quedan Gullón y una fábrica procedente de Fontaneda y que hoy pertenece al GrupoSiro (Horno de Galletas Aguilar). En Aguilar aún se recuerda el traumático cierre de la mayoría del negocio de Fontaneda en 2002 tras ser comprada por United Biscuits. Todo el pueblo se echó a la calle para manifestarse en contra de la decisión.
En Aguilar están censados 6.749 habitantes, de los cuales 755 trabajan en Gullón. En la empresa calculan que un 50% de los habitantes dependen o han dependido (hoy jubilados) directamente de la empresa. En el conjunto de la comarca, 16.000 habitantes, viven el resto de los 1.700 empleados de la compañía. En 2015 había 1.250 empleados.
Hay más de 100 licenciados superiores entre los trabajadores. Gullón tiene un sistema de atraer talento gracias a una política de captación de jóvenes de la comarca que están estudiando en la universidad. "Los mimamos y potenciamos. Venir a vivir a trabajar aquí no es fácil. Hay que entenderlo", destaca Gabaldón. Durante cuatro meses, las temperaturas mínimas pueden estar por debajo de los cero grados y las medias no superar los cinco. Una reciente ventaja:, en la empresa están muy satisfechos de la mejora de las conexiones con Cantabria. Santander ya está a una hora y cuarto.

"Nuestra cultura es Aguilar y Gullón. Está calada en los huesos. Vivimos en el pueblo, nos encontramos a la gente en la calle, en las bodas... sin eso no se entiende nada. No vivimos la empresa como otros. Es una manera de vivir", explica Lourdes Gullón.
La presidenta del grupo galletero expone lo ocurrido durante la esa época en el 2020 de la que yo le hablo como ejemplo, donde el sector alimentario fue considerado estratégico. "En el pico de la crisis, en marzo y abril del año pasado, éste fue el pueblo más protegido de España. No ha habido ni un solo contagio en el centro de trabajo. Detectamos los casos antes de entrar." Cuenta cómo en febrero de 2020, ya desde la filial italiana, advirtieron de la gravedad de la situación. "Decidimos dedicar el dinero que hiciera falta. Hasta cuatro millones. Gracias a nuestra red en Asia, compramos mascaras antes que nadie, que repartimos a todo el pueblo. También adquirimos tests rápidos." ¿Las ventas? Un récord. En marzo y abril se duplicó la producción de galletas. Se pasó de 17 a 34 millones de kilos. "Llenamos el canal de distribución y las despensas de las familias", explica Gabaldón. La logística en España, pone en valor, funcionó muy bien aquellos duros meses.
EL NEGOCIO
Según los últimos datos del mercado ofrecidos por Alimarket, el valor del negocio de galletas en España ascendió en 2019 a 1.350 millones de euros. Cuatro empresas representan el 85% del mercado. Gullón, con un 30% es líder; seguido por Adam Foods (20,5%), Siro (17,12%) y la multinacional estadounidense Mondelez (17%). El resto, un 15%, está muy atomizado entre más de cuarenta empresas repartidas por todo el territorio. Los crecimientos anuales oscilan alrededor del 2% en el conjunto del sector.

"España es un mercado saturado. Decidimos crecer fuera ya que no hay mucho más para rascar", explica Gabaldón. Hoy, un 40% de las ventas proceden de las ventas al exterior. Las galletas Gullón se comen en 120 países. Esto obliga a un delicado sistema de operaciones. Hay 700 referencias y hay que prever cualquier detalle: desde ajustar las líneas de producción para cada país hasta el diseño del envase. La galleta se exporta bien, dice el consejero delegado. Con caducidades de hasta un año y medio, permite tirar lotes pequeños.

Es muy extraña la sensación una vez dentro de las entrañas de la fábrica más grande de Europa (y quizás del mundo), 200.000 metros cuadrados. Mitad cuento para niños, mitad laboratorio gigante, sin una mota de polvo, con intensas medidas de seguridad. Impresiona el lineal de 100 metros por donde van surgiendo tras su paso por el horno centenares de miles de galletas María. Así, uno tras otro, mientras empleados embutidos en sus batas, zapatos, gorros y mascaras especiales, controlan el más mínimo detalle de las operaciones.
Basta con observar atentamente el lineal de cualquier supermercado para darse cuenta de la competencia en sabores y marcas en el mundo de la galleta. Solo el año pasado, Alimarket cifra en 43 el lanzamiento de variedades distintas de galletas en España. Además, nada puede llegar a atraer inicialmente más a los niños que sus envases más atractivos, una publicidad (calificada de engañosa) que empieza a ponerse en tela de juicio por parte de las Administraciones. ¿En qué categoría se centra Gullón? La empresa hace gala de ser líder en el sector de galletas saludables. De ser el primer fabricante de galletas integrales en 1979 a la primera en elaborar galletas con aceites vegetales en 1986. En el año 2000 lanzaron las primeras galletas sin sal y sin azúcar. Un 2% de la facturación se dedica a I+D. A diferencia de otras empresas del sector de alimentación, en Gullón no niegan que producen marca blanca, un 59% de la producción total. "No tenemos cortapisas por decir que las producimos", señala Gabaldón.

Una vez logrado el liderato en la especialidad de galletas sanas, el siguiente paso del crecimiento consiste en potenciar la internacionalización. Tras haber crecido en ventas un 600% en veinte años, se superó por primera vez la cifra de los 400 millones en 2020. El objetivo inmediato es llegar a los 500 millones en 2025 para poder dar el gran salto hasta 2030. "Lo que estamos haciendo ahora nos da para cuatro o cinco años", cuenta Gabaldón. ¿Toca comprar más adelante? "A ver... ahora no es planteable", aunque en la empresa no niegan que la atomización del sector, también en Europa, obliga a ir a un modelo de más concentración. Incluso en el caso de España están abiertas operaciones en el mercado. La más conocida es la necesidad de Siro, rival en el mercado local, que ha pedido 100 millones de ayudas a la Sepi a la espera de poder encontrar un inversor externo, socio industrial y/o inversor financiero, según publicó Expansión en julio.

Hoy, en Gullón no se plantean nada más allá del crecimiento orgánico. Tras las inversiones en las plantas de producción, el objetivo es vender más en el arco mediterráneo y en el Reino Unido. Gabaldón resume así la situación en el resto de mercados: "En Asia/Pacífico, los mercados clásicos no crecen; en India y China (ya ha superado a EEUU como primer mercado del mundo) hay oportunidades por el tamaño, en África no hay industria galletera y en Latinoamérica hay que ir observando. En cualquier caso, la clave sigue siendo ir de la mano de buenos distribuidores locales."
¿Echarán mano de los fondos europeos? Rostros de sorpresa. Cierto escepticismo. "A ver cómo acaba este reparto. Pero, no cambiaremos nuestra agenda de inversiones (30 millones este año) por la llegada de unos posibles fondos", asegura el consejero delegado. Como ocurre en muchas empresas familiares, todas las que no dependen del BOE, en Gullón reiteran: "no estamos pendientes de la política", aunque sí reconocen que tienen na buena relación con la Junta de Castilla y León.
Ni política ni complicados esquemas financieros. "Queremos dormir tranquilos", dice la presidenta. "No existen planes financieros ni esquemas de endeudamiento especiales. ¿La Bolsa? Nada de nada. Aquí, si nos sobra el dinero, compramos una máquina. El equipo directivo sabe que hay que crecer de forma ordenada, sin correr peligros innecesarios, y crear empleo", reafirma el consejero delegado.

LA FAMILIA
"He vivido siempre rodeada de galletas. Soy quinta generación y hay un pasado del cual quiero seguir siendo el hilo conductor. Mi hijo, Javier, de siete años, dice que de mayor quiere ser "gullonista. Ya aparece por la fábrica y quiere ayudar... ¡no solo comer galletas!"
Lourdes Gullón recuerda mayores dificultades. Cuando ella tenía 10 años, 1983, su padre José Manuel Gullón, fallece en accidente de tráfico. Le sucede al frente de la empresa su esposa, María Teresa Rodríguez, a quien define como "una gran visionaria" al haber marcado las líneas estratégicas hacia la producción de galletas saludables. Su progenitora ostenta el cargo de presidenta de honor, además de mantener el 62,07% de las acciones, y sigue visitando la planta casi a diario.Incluso se la puede ver atendiendo clientes en la tienda que Gullón tiene en el pueblo.
En diciembre de 1985, año en que Gullón facturaba ocho millones de euros de la actualidad, ficha como director general a Juan Miguel Martínez Gabaldón, que trabajaba en la entonces empresa alemana Loste Bahlsen. Gabaldón se convierte en la mano derecha de la propiedad. Con el tiempo, Gabaldón acabará controlando el 20% del capital de la empresa. progenitora de cuatro hijos, Lourdes y tres varones, con el paso del tiempo se integraron en la empresa. El conflicto familiar surge en 2009 con la rebelión iniciada por los tres hijos contra su progenitora, la actual presidenta y Martínez Gabaldón, a quien destituyen de su cargo. En la famosa junta del Mercedes, por celebrarse en un coche de esta marca, el 1 de septiembre de 2010, progenitora, hija y Gabaldón más un notario, logran recuperar el poder en la empresa avalados por la justicia.

Con el tiempo se van curando las heridas. Los hijos, que mantuvieron un 4% del capital, regresan al Consejo. Dos de ellos siguen trabajando en la empresa, mientras que un tercero, Félix Gullón, anunció el año pasado que la abandonaba para comprar una planta de galletas de Jaén al grupo Siro. Ha fundado Family Biscuits.
"Las líneas están marcadas en el tema familiar, Deseo lo mejor a mi hermano en la aventura de crear una nueva compañía. Su marcha no ha tenido impacto en Gullón. Ha habido un relevo generacional y se ha profesionalizado la gestión", dice la presidenta de la empresa.
CULTURA
Los representantes de una cadena de supermercados esperan entrar para visitar la fábrica. Lourdes Gullón los saluda al mismo tiempo que lo hace con los empleados que se dirigen a su trabajo. En una empresa donde casi es una afrenta llamar a alguien por móvil fuera de las horas de trabajo, hay otro mandamiento que la heredera de la compañía quiere inculcar a todos: "nos importa que aquella gente que conozca nuestro negocio, lo conozca bien. Iremos creciendo de forma sostenida para ser una gran empresa." En el fondo: no decepcionar a la comunidad a la que quiere servir y mantener la ilusión galletera.
 
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