TYRELL
Madmaxista
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Rahola o el colmo de la hipocresía mediática
Análisis del debate televisado en Tv3 entre Pilar Rahola y Francesc Tubau, de la plataforma Aturem la Guerra, acerca de la manifestación contra la masacre israelí en Gaza del 10 de enero de 2009.
Niños manifestantes con "estética yihadista", según Rahola
En un debate televisado en el programa Matins de Tv3 (1) entre Pilar Rahola y Francesc Tubau, portavoz de la plataforma Aturem la Guerra, una de las organizaciones convocantes de la pasada manifestación del 10 de enero en Barcelona en protesta por la masacre israelí en Gaza, pudimos comprobar el bajísimo nivel jovenlandesal que reina en los medios de comunicación por tener en plantilla a alguien como Rahola, y ahora explicaré por qué es así. La razón del debate fue que Rahola se sintió aludida en esa manifestación por un artículo publicado en una revista que fue repartida durante la misma en el que se la criticaba a ella y a cinco personalidades más de la sociedad catalana por su ferrea defensa de Israel, a pesar de las atrocidades que ha cometido y está cometiendo contra el pueblo palestino. Fue tal su enfado que anunció públicamente que iba a presentar a la fiscalía una querella contra la plataforma. Lo que es chocante es que, justo antes del debate mencionado, Rahola le dio la razón a los autores de dicho artículo al dar pruebas sobradas de sus simpatías hacia los representantes de un estado que, ahora mismo, está cometiendo una operación de limpieza étnica en Gaza. Pudimos ver cómo Rahola alababa al embajador de Israel en España, que fue entrevistado durante el programa por el presentador Josep Cuní. Rahola dijo del embajador israelí que “és un home molt ponderat” (”un hombre muy ponderado”) y que “està molt esparverat” (”está muy alarmado”), refiriéndose, según Rahola, al supuesto clima antiisraelí que hay ahora mismo en España. Rahola se atrevió a negar que el ataque de Israel tenga nada que ver con las próximas elecciones en el estado israelí, como si las encuestas no demostraran que la popularidad del gobierno ha crecido de manera clara desde que dio inicio a las operaciones militares en Gaza, como se encargó de recordar el propio Cuní al embajador. Rahola no tiene pelos en la lengua al afirmar que el ataque -ella emplea la palabra “defensa”- está plenamente justificado y cito textualmente sus palabras: “s’ha arribat a un punt d’inflexió en que s’havia d’actuar militarment” (”se ha llegado a un punto de inflexión en que se debía actuar militarmente”). Rahola pasa entonces a repetir lo que dice la propaganda israelí para justificar sus ataques: que existía la posibilidad de que los palestinos compraran misiles de largo alcance a China e Irán y por eso Israel decidió actuar, y que había que impedir la entrada de armas por el sur de Gaza. Pero entonces, ¿por qué Israel está arrasando toda Gaza, no sólo el sur? ¿Por qué su objetivo son civiles, mujeres y niños, como se ha demostrado suficientemente, no sólo los militantes de Hamas? Eso Rahola no lo explica. Después se mete con Zapatero, con Saura (el conseller de interior de la Generalitat de Catalunya) y con el ministro de exteriores, jovenlandesatinos, por sus tibias críticas a Israel, cosa que ni el propio embajador se había atrevido a hacer. Rahola estira sus argumentos hasta el límite, diciendo que el debate político sobre un país se debe limitar a los que viven en él, aunque ese país sea el autor de una masacre como ésta y aunque sus actuaciones hayan recibido muy graves críticas por parte de la comunidad internacional y las Naciones Unidas. La verborrea de Rahola no se detiene en su afán de defender y justificar a Israel por lo que está haciendo ante los ojos de todo el mundo. Vuelve a la carga contra Joan Saura, al que ataca por suprimir un acto conmemorativo que se había de celebrar en Catalunya en honor de las víctimas de los campos de exterminio. La mención al Holocausto judío de los filosionistas figura siempre en el guión y es inevitable, como si sirviera para cubrir todos los crímenes que comete Israel, sean de la naturaleza que sean. No cabe en la mente de esta señora que para el gobierno catalán pueda significar meterse en un aprieto de los rellenitos dejarse fotografiar con representantes de la comunidad judía en un momento como éste, pues ya bastantes críticas han recibido por sus recientes viajes a Israel. ¿Rahola está sugiriendo muy sibilinamente que Saura es un antisemita? En fin, que para Rahola son cuestiones de suma importancia cosas como ésta, que se suprima un pequeño acto público que se ha hecho ya repetidas veces y no la fin de personas inocentes -la fin de personas inocentes, repito- algo que para Rahola no merece el más mínimo comentario. Yo me pregunto: ¿qué hubiera dicho si el gobierno de la Generalitat hubiera anunciado que rompía toda relación con Israel como le ha reclamado que haga la comunidad palestina en Catalunya?
Y llegamos al debate entre ella y Tubau, en el que -como dije antes- Rahola anunció su intención de presentar una querella contra la plataforma Aturem la guerra por el artículo de marras. Tubau respondió que su organización estaba también pensando presentar otra querella contra Rahola por lo que él calificó de “insultos” de ésta a la plataforma y a las organizaciones de apoyo a Palestina. Tubau se quejó de que Rahola les acusa de hacer “apología del terrorismo” (2), o de ser unos ”monos” (3). A propósito de esta ultima descalificación, me gustaría hacer un breve comentario. Pero primero citaré el fragmento del artículo de Rahola en el que dice tal barbaridad:
“Hemos asistido al auge del fundamentalismo islámico, que ha sembrado de muertes los pueblos y ciudades del mundo, especialmente del propio mundo de la religión del amor. Y esa izquierda gritona, cual émulo de los monos de Gibraltar, se ha mantenido sorda, ciega y muda ante tal mortífero y totalitario fenómeno.”
Rahola muestra aquí su honda capacidad para la calumnia al decir sin ningún escrúpulo que la izquierda contraria a los crímenes de Israel es favorable al llamado “terrorismo islámico”, como si criticar a Israel por sus crímenes supusiera estar automáticamente de acuerdo con la fin de inocentes a manos de organizaciones como Al Qaeda. ¡Qué agusto se queda Rahola cuando suelta estos exhabruptos! Disfruta utilizando estos simulacros de indignación que tanto le gustan para emular a Bush en su célebre frase: “si no estás conmigo, estás con los terroristas”.
Tubau, a continuación, intentó pasar página y hablar de la manifestación del día 10, cosa que Rahola no le dejó hacer con sus continuas interrupciones y su acaparamiento del tiempo del debate. Pero le dio tiempo a decir algo como esto: “estem molt orgullosos de que assistís tanta gent de la comunitat àrab i islàmica perquè aquesta gent vol quedar-se a viure a Catalunya i, per tant, forma part de la societat catalana” (”estamos muy orgullosos de que asistiera tanta gente de la comunidad árabe e islámica porque esta gente quiere quedarse a vivir en Catalunya y, por tanto, forma parte de la sociedad catalana”). Tubau se quejó de que Rahola les acusara a todos de ser “yihadistas” por el hecho de ser fiel a la religión del amores y se quejó también porque la prensa ha destacado un incidente que, en otras circunstancias, todo el mundo habría pasado por alto. Uno de los manifestantes iba cubierto con un pasamontañas y fue fotografiado empuñando una pistola, al parecer de juguete. Tubau dijo que el servicio de orden de la manifestación le dijo que se quitara el pasamontañas y que se fuera de allí y no descarta la posibilidad de que se tratara de un provocador del Mossad. Pero para alguien como Rahola lo importante es que en una manifestación en que todo el mundo pedía que se hiciera cumplir el derecho internacional que, en teoría, debe obligar a Israel como potencia ocupante y estado agresor a poner fin a la matanza de un pueblo prácticamente indefenso, lo importante, digo, es que hubiera un manifestante vestido con un pasamontañas y llevando una pistola, al parecer falsa. Lo importante para Rahola es que hubiera manifestantes con “estética yihadista”, no que sean ya más de mil las personas asesinadas por Israel estos días, el 40% de las cuales son mujeres y niños. Yo estuve en la manifestación de aquel día; y si por “estética yihadista” Rahola interpreta que mucha gente llevara la “kufia” palestina o tuviera pinta de árabe-de la religión del amor y gritara en su idioma, el árabe, que es lo que yo vi y fotografié, Rahola debería ser presentada como un ejemplo de persona tendenciosa y malintencionada en su forma de ejercer el periodismo, además de rozar el racismo al equiparar terrorismo con Islam o con la cultura árabe.
Lo importante para Rahola no es que Gaza sea un campo de concentración en toda regla, un campo de concentración en el que viven -y mueren a manos del Tsahal- un millón y medio de almas dependientes en todo de lo que decida Israel: si concederles el derecho a la vida abriendo la frontera para que reciban ayuda humanitaria, o negándoles ese derecho al dejarles morir por falta de medicinas y material quirúrgico. Lo importante para esta mujer es que su foto saliera en un periódico en el que se criticaba su defensa pública de la política del estado israelí hacia Palestina (le espetó a Tubau: “tu has venido a hablar de Gaza, yo he venido a hablar de la revista“). Dicho periódico publicado ad hoc denunciaba lo que ningún otro publica ni denuncia, por desgracia, que en Catalunya hay personas que amparan con sus palabras un genocidio en toda regla, ni más ni menos. Dicho periódico, por cierto, también denunciaba algo aún más grave, a saber: que el propio gobierno de la Generalitat de Catalunya ha potenciado durante el último año sus relaciones comerciales, culturales y empresariales con un estado que vulnera de forma notoria los derechos humanos desde hace muchísimos años. Rahola fue tan ruin que acusó a la plataforma Aturem la Guerra de incitar al repruebo hacia ella y las otras cinco personas (que no citaré aquí, por cierto), sin darse cuenta de que es ella la que incita a sentir repruebo de forma diaria hacia la comunidad fiel a la religión del amora que vive y trabaja en nuestro país, sembrando continuas sospechas acerca de su presunta vinculación con el terrorismo, al igual que hace gente tan poco recomendable como los locutores de la COPE, como se encargó de recordarnos el propio Tubau. Rahola hizo una acusación tan grave a su interlocutor -Francesc Tubau- como la de hacer ”apología del terrorismo” y todo porque es Israel el denunciado por la plataforma Aturem la Guerra y no Hamas. Esta señora nunca ha tenido en cuenta en sus apariciones públicas en la televisión catalana que el daño infringido por Hamas a Israel es infínitamente menor que el cometido por Israel sobre -no ya Hamas- sino sobre el mismo pueblo palestino. Para ella, los palestinos no cuentan en sus lamentaciones, sólo en sus diatribas. Es casi tanto como decir que Israel tiene razón al considerarlos a todos terroristas. Porque si se argumenta de forma tan clara como hace Rahola que Israel tiene derecho a defenderse (”Israel té dret a defensar-se i a existir“), el corolario es que Israel tiene derecho a apiolar a cuantos palestinos quiera si con ello se está “defendiendo”. No hay límite al mal que Israel pueda cometer sobre el pueblo palestino, porque Israel siempre se está defendiendo cuando lo hace. Se defiende porque su existencia depende de la no existencia de palestinos en lo que este estado considera su territorio. Ese es el argumento fascista que justifica cualquier crimen que cometa, o pudiera cometer en el futuro: el sagrado derecho a la existencia. Pero, ¿qué sagrado derecho es ése si pasa por el exterminio de un pueblo que se considera que “sobra”, que no tiene derecho a habitar la tierra de sus antepasados, mientras que cualquier judío que viva en cualquier otro rincón del mundo sí tiene derecho a ocupar una tierra en la que no ha nacido, por el mero hecho de ser judío? ¿Qué harían los catalanes si un día alguien los expulsara de sus tierras y de sus casas por la fuerza de las armas y les condenara a no tener lugar a dónde ir o les recluyera en un gueto llamado “campo de refugiados”? Resistir, por supuesto. Y tendrían todo el derecho a hacerlo. No les haría falta recurrir a la violencia si existiera algo tan utópico como unas Naciones Unidas que pudieran aplicar el derecho internacional por igual en todos los casos, no sólo en aquellos que conviene a la superpotencia que todos conocemos. Reconocer ese derecho a la resistencia -según Rahola- es hacer “apología del terrorismo”. Rahola debería, entonces, por coherencia, hacer la misma acusación a los que redactaron la Carta de las Naciones Unidas en el que se reconoce el derecho a la resistencia a la ocupación. Como vienen al caso, citaré aquí las palabras del presidente de la Asamblea de las Naciones Unidas en referencia a los ataques de Israel en Gaza:
“Los palestinos, como población que sufre una ocupación ilegal, tienen derecho a la resistencia, siempre que respeten las limitaciones establecidas por el derecho internacional humanitario. Es ilegal que los palestinos lancen cohetes contra localidades israelíes. Nadie, ni en Sderot ni en Ashkelon, ni en Rafah ni en Beit Hanoun, debería tener que vivir con ese miedo.
Resulta terriblemente paradójico que la ofensiva que se está librando en Gaza, lo que Israel llama su “guerra contra el terror”, haya causado la fin, hasta ahora, de 13 israelíes, diez de ellos soldados de los cuales al menos cuatro murieron por “fuego amigo”. Es una terrible paradoja porque durante los cinco meses que duró la cesación del fuego el año pasado no murió ni un solo israelí.” (4)
Israel no necesitaría recurrir, según el presidente de la Asamblea de la onU, al exterminio de palestinos para ”defenderse” si acatara esa carta, redactada para regular el comportamiento de las naciones civilizadas. Pero se comporta como un matón consciente de su fuerza y que desprecia al que somete, mientras lo humilla, antes de aplastarlo con su gran bota cuajada de clavos de acero (y de uranio empobrecido). Sin embargo, sabido es que los imperios nunca se han comportado así -civilizadamente- pues están basados en el dominio violento de pueblos enteros, ni tampoco se comportan así los fieles sirvientes de los imperios, como Israel. No les conviene si quieren seguir ejerciendo su dominio sobre los demás.
Como siempre, la violencia ejercida por los débiles es el más terrible de los crímenes, mientras que para personas como Rahola la violencia de los poderosos está plenamente justificada. A diferencia de Rahola, como ya he dicho, yo sí estuve en la manifestación del 10 de enero. Pude ver caras crispadas por el repruebo, por la rabia, por la impotencia de saber que sólo se nos reconoce el derecho al pataleo y poco más (seguramente, si las manifestaciones tuvieran más incidencia política de la que tienen, estarían prohibidas). Pero también vi caras de alegría, de felicidad por estar allí, por poderse expresar libremente. Y esas caras no las vi entre los ciudadanos catalanes nacidos aquí que acudieron a la manifestación. Éstos, más bien, estaban tristes porque pesaba el mal recuerdo de las manifestaciones por Irak y el nulo caso que recibieron por parte de su gobierno. No. Las vi en las caras de los otros catalanes, los árabes de jovenlandia, Argelia, Siria, Palestina, los fiel a la religión del amores de Pakistán, de Bangladesh, de Afganistán. Y eran caras de felicidad porque se estaban manifestando libremente, cosa que en sus países de origen les costaría posiblemente la guandoca o una buena paliza a manos de la policía. Pero no sabían cuando lo hacían que alguien como Rahola les acusaría de “yihadistas” por proclamar su amor a Alá o por recitar el Corán, mientras llamaban a Israel “malo”. Menos mal que no lo sabían, porque quizá entonces modificarían su opinión de que Catalunya, su país de acogida, es un país solidario con ellos y con los que son como ellos.
A manera de conclusión me gustaría decir que Tv3, con este “debate” tan tendencioso en el que apenas se le dio la oportunidad de expresarse a Tubau, logró una cosa que me parece gravísima. Y es desviar la atención sobre la limpieza étnica que está sucediendo en Gaza y manchar la imagen de los que estamos en contra de la persecución que padece el pueblo palestino desde hace 60 años. Un servicio que Israel, sin duda, apreciará muchísimo, pero que yo lamento profundamente siendo catalán como soy. Me parece sencillamente una infamia que se lleguen a estos extremos en una televisión pública, que pagamos todos con el dinero de nuestros impuestos.
Análisis del debate televisado en Tv3 entre Pilar Rahola y Francesc Tubau, de la plataforma Aturem la Guerra, acerca de la manifestación contra la masacre israelí en Gaza del 10 de enero de 2009.
Niños manifestantes con "estética yihadista", según Rahola
En un debate televisado en el programa Matins de Tv3 (1) entre Pilar Rahola y Francesc Tubau, portavoz de la plataforma Aturem la Guerra, una de las organizaciones convocantes de la pasada manifestación del 10 de enero en Barcelona en protesta por la masacre israelí en Gaza, pudimos comprobar el bajísimo nivel jovenlandesal que reina en los medios de comunicación por tener en plantilla a alguien como Rahola, y ahora explicaré por qué es así. La razón del debate fue que Rahola se sintió aludida en esa manifestación por un artículo publicado en una revista que fue repartida durante la misma en el que se la criticaba a ella y a cinco personalidades más de la sociedad catalana por su ferrea defensa de Israel, a pesar de las atrocidades que ha cometido y está cometiendo contra el pueblo palestino. Fue tal su enfado que anunció públicamente que iba a presentar a la fiscalía una querella contra la plataforma. Lo que es chocante es que, justo antes del debate mencionado, Rahola le dio la razón a los autores de dicho artículo al dar pruebas sobradas de sus simpatías hacia los representantes de un estado que, ahora mismo, está cometiendo una operación de limpieza étnica en Gaza. Pudimos ver cómo Rahola alababa al embajador de Israel en España, que fue entrevistado durante el programa por el presentador Josep Cuní. Rahola dijo del embajador israelí que “és un home molt ponderat” (”un hombre muy ponderado”) y que “està molt esparverat” (”está muy alarmado”), refiriéndose, según Rahola, al supuesto clima antiisraelí que hay ahora mismo en España. Rahola se atrevió a negar que el ataque de Israel tenga nada que ver con las próximas elecciones en el estado israelí, como si las encuestas no demostraran que la popularidad del gobierno ha crecido de manera clara desde que dio inicio a las operaciones militares en Gaza, como se encargó de recordar el propio Cuní al embajador. Rahola no tiene pelos en la lengua al afirmar que el ataque -ella emplea la palabra “defensa”- está plenamente justificado y cito textualmente sus palabras: “s’ha arribat a un punt d’inflexió en que s’havia d’actuar militarment” (”se ha llegado a un punto de inflexión en que se debía actuar militarmente”). Rahola pasa entonces a repetir lo que dice la propaganda israelí para justificar sus ataques: que existía la posibilidad de que los palestinos compraran misiles de largo alcance a China e Irán y por eso Israel decidió actuar, y que había que impedir la entrada de armas por el sur de Gaza. Pero entonces, ¿por qué Israel está arrasando toda Gaza, no sólo el sur? ¿Por qué su objetivo son civiles, mujeres y niños, como se ha demostrado suficientemente, no sólo los militantes de Hamas? Eso Rahola no lo explica. Después se mete con Zapatero, con Saura (el conseller de interior de la Generalitat de Catalunya) y con el ministro de exteriores, jovenlandesatinos, por sus tibias críticas a Israel, cosa que ni el propio embajador se había atrevido a hacer. Rahola estira sus argumentos hasta el límite, diciendo que el debate político sobre un país se debe limitar a los que viven en él, aunque ese país sea el autor de una masacre como ésta y aunque sus actuaciones hayan recibido muy graves críticas por parte de la comunidad internacional y las Naciones Unidas. La verborrea de Rahola no se detiene en su afán de defender y justificar a Israel por lo que está haciendo ante los ojos de todo el mundo. Vuelve a la carga contra Joan Saura, al que ataca por suprimir un acto conmemorativo que se había de celebrar en Catalunya en honor de las víctimas de los campos de exterminio. La mención al Holocausto judío de los filosionistas figura siempre en el guión y es inevitable, como si sirviera para cubrir todos los crímenes que comete Israel, sean de la naturaleza que sean. No cabe en la mente de esta señora que para el gobierno catalán pueda significar meterse en un aprieto de los rellenitos dejarse fotografiar con representantes de la comunidad judía en un momento como éste, pues ya bastantes críticas han recibido por sus recientes viajes a Israel. ¿Rahola está sugiriendo muy sibilinamente que Saura es un antisemita? En fin, que para Rahola son cuestiones de suma importancia cosas como ésta, que se suprima un pequeño acto público que se ha hecho ya repetidas veces y no la fin de personas inocentes -la fin de personas inocentes, repito- algo que para Rahola no merece el más mínimo comentario. Yo me pregunto: ¿qué hubiera dicho si el gobierno de la Generalitat hubiera anunciado que rompía toda relación con Israel como le ha reclamado que haga la comunidad palestina en Catalunya?
Y llegamos al debate entre ella y Tubau, en el que -como dije antes- Rahola anunció su intención de presentar una querella contra la plataforma Aturem la guerra por el artículo de marras. Tubau respondió que su organización estaba también pensando presentar otra querella contra Rahola por lo que él calificó de “insultos” de ésta a la plataforma y a las organizaciones de apoyo a Palestina. Tubau se quejó de que Rahola les acusa de hacer “apología del terrorismo” (2), o de ser unos ”monos” (3). A propósito de esta ultima descalificación, me gustaría hacer un breve comentario. Pero primero citaré el fragmento del artículo de Rahola en el que dice tal barbaridad:
“Hemos asistido al auge del fundamentalismo islámico, que ha sembrado de muertes los pueblos y ciudades del mundo, especialmente del propio mundo de la religión del amor. Y esa izquierda gritona, cual émulo de los monos de Gibraltar, se ha mantenido sorda, ciega y muda ante tal mortífero y totalitario fenómeno.”
Rahola muestra aquí su honda capacidad para la calumnia al decir sin ningún escrúpulo que la izquierda contraria a los crímenes de Israel es favorable al llamado “terrorismo islámico”, como si criticar a Israel por sus crímenes supusiera estar automáticamente de acuerdo con la fin de inocentes a manos de organizaciones como Al Qaeda. ¡Qué agusto se queda Rahola cuando suelta estos exhabruptos! Disfruta utilizando estos simulacros de indignación que tanto le gustan para emular a Bush en su célebre frase: “si no estás conmigo, estás con los terroristas”.
Tubau, a continuación, intentó pasar página y hablar de la manifestación del día 10, cosa que Rahola no le dejó hacer con sus continuas interrupciones y su acaparamiento del tiempo del debate. Pero le dio tiempo a decir algo como esto: “estem molt orgullosos de que assistís tanta gent de la comunitat àrab i islàmica perquè aquesta gent vol quedar-se a viure a Catalunya i, per tant, forma part de la societat catalana” (”estamos muy orgullosos de que asistiera tanta gente de la comunidad árabe e islámica porque esta gente quiere quedarse a vivir en Catalunya y, por tanto, forma parte de la sociedad catalana”). Tubau se quejó de que Rahola les acusara a todos de ser “yihadistas” por el hecho de ser fiel a la religión del amores y se quejó también porque la prensa ha destacado un incidente que, en otras circunstancias, todo el mundo habría pasado por alto. Uno de los manifestantes iba cubierto con un pasamontañas y fue fotografiado empuñando una pistola, al parecer de juguete. Tubau dijo que el servicio de orden de la manifestación le dijo que se quitara el pasamontañas y que se fuera de allí y no descarta la posibilidad de que se tratara de un provocador del Mossad. Pero para alguien como Rahola lo importante es que en una manifestación en que todo el mundo pedía que se hiciera cumplir el derecho internacional que, en teoría, debe obligar a Israel como potencia ocupante y estado agresor a poner fin a la matanza de un pueblo prácticamente indefenso, lo importante, digo, es que hubiera un manifestante vestido con un pasamontañas y llevando una pistola, al parecer falsa. Lo importante para Rahola es que hubiera manifestantes con “estética yihadista”, no que sean ya más de mil las personas asesinadas por Israel estos días, el 40% de las cuales son mujeres y niños. Yo estuve en la manifestación de aquel día; y si por “estética yihadista” Rahola interpreta que mucha gente llevara la “kufia” palestina o tuviera pinta de árabe-de la religión del amor y gritara en su idioma, el árabe, que es lo que yo vi y fotografié, Rahola debería ser presentada como un ejemplo de persona tendenciosa y malintencionada en su forma de ejercer el periodismo, además de rozar el racismo al equiparar terrorismo con Islam o con la cultura árabe.
Lo importante para Rahola no es que Gaza sea un campo de concentración en toda regla, un campo de concentración en el que viven -y mueren a manos del Tsahal- un millón y medio de almas dependientes en todo de lo que decida Israel: si concederles el derecho a la vida abriendo la frontera para que reciban ayuda humanitaria, o negándoles ese derecho al dejarles morir por falta de medicinas y material quirúrgico. Lo importante para esta mujer es que su foto saliera en un periódico en el que se criticaba su defensa pública de la política del estado israelí hacia Palestina (le espetó a Tubau: “tu has venido a hablar de Gaza, yo he venido a hablar de la revista“). Dicho periódico publicado ad hoc denunciaba lo que ningún otro publica ni denuncia, por desgracia, que en Catalunya hay personas que amparan con sus palabras un genocidio en toda regla, ni más ni menos. Dicho periódico, por cierto, también denunciaba algo aún más grave, a saber: que el propio gobierno de la Generalitat de Catalunya ha potenciado durante el último año sus relaciones comerciales, culturales y empresariales con un estado que vulnera de forma notoria los derechos humanos desde hace muchísimos años. Rahola fue tan ruin que acusó a la plataforma Aturem la Guerra de incitar al repruebo hacia ella y las otras cinco personas (que no citaré aquí, por cierto), sin darse cuenta de que es ella la que incita a sentir repruebo de forma diaria hacia la comunidad fiel a la religión del amora que vive y trabaja en nuestro país, sembrando continuas sospechas acerca de su presunta vinculación con el terrorismo, al igual que hace gente tan poco recomendable como los locutores de la COPE, como se encargó de recordarnos el propio Tubau. Rahola hizo una acusación tan grave a su interlocutor -Francesc Tubau- como la de hacer ”apología del terrorismo” y todo porque es Israel el denunciado por la plataforma Aturem la Guerra y no Hamas. Esta señora nunca ha tenido en cuenta en sus apariciones públicas en la televisión catalana que el daño infringido por Hamas a Israel es infínitamente menor que el cometido por Israel sobre -no ya Hamas- sino sobre el mismo pueblo palestino. Para ella, los palestinos no cuentan en sus lamentaciones, sólo en sus diatribas. Es casi tanto como decir que Israel tiene razón al considerarlos a todos terroristas. Porque si se argumenta de forma tan clara como hace Rahola que Israel tiene derecho a defenderse (”Israel té dret a defensar-se i a existir“), el corolario es que Israel tiene derecho a apiolar a cuantos palestinos quiera si con ello se está “defendiendo”. No hay límite al mal que Israel pueda cometer sobre el pueblo palestino, porque Israel siempre se está defendiendo cuando lo hace. Se defiende porque su existencia depende de la no existencia de palestinos en lo que este estado considera su territorio. Ese es el argumento fascista que justifica cualquier crimen que cometa, o pudiera cometer en el futuro: el sagrado derecho a la existencia. Pero, ¿qué sagrado derecho es ése si pasa por el exterminio de un pueblo que se considera que “sobra”, que no tiene derecho a habitar la tierra de sus antepasados, mientras que cualquier judío que viva en cualquier otro rincón del mundo sí tiene derecho a ocupar una tierra en la que no ha nacido, por el mero hecho de ser judío? ¿Qué harían los catalanes si un día alguien los expulsara de sus tierras y de sus casas por la fuerza de las armas y les condenara a no tener lugar a dónde ir o les recluyera en un gueto llamado “campo de refugiados”? Resistir, por supuesto. Y tendrían todo el derecho a hacerlo. No les haría falta recurrir a la violencia si existiera algo tan utópico como unas Naciones Unidas que pudieran aplicar el derecho internacional por igual en todos los casos, no sólo en aquellos que conviene a la superpotencia que todos conocemos. Reconocer ese derecho a la resistencia -según Rahola- es hacer “apología del terrorismo”. Rahola debería, entonces, por coherencia, hacer la misma acusación a los que redactaron la Carta de las Naciones Unidas en el que se reconoce el derecho a la resistencia a la ocupación. Como vienen al caso, citaré aquí las palabras del presidente de la Asamblea de las Naciones Unidas en referencia a los ataques de Israel en Gaza:
“Los palestinos, como población que sufre una ocupación ilegal, tienen derecho a la resistencia, siempre que respeten las limitaciones establecidas por el derecho internacional humanitario. Es ilegal que los palestinos lancen cohetes contra localidades israelíes. Nadie, ni en Sderot ni en Ashkelon, ni en Rafah ni en Beit Hanoun, debería tener que vivir con ese miedo.
Resulta terriblemente paradójico que la ofensiva que se está librando en Gaza, lo que Israel llama su “guerra contra el terror”, haya causado la fin, hasta ahora, de 13 israelíes, diez de ellos soldados de los cuales al menos cuatro murieron por “fuego amigo”. Es una terrible paradoja porque durante los cinco meses que duró la cesación del fuego el año pasado no murió ni un solo israelí.” (4)
Israel no necesitaría recurrir, según el presidente de la Asamblea de la onU, al exterminio de palestinos para ”defenderse” si acatara esa carta, redactada para regular el comportamiento de las naciones civilizadas. Pero se comporta como un matón consciente de su fuerza y que desprecia al que somete, mientras lo humilla, antes de aplastarlo con su gran bota cuajada de clavos de acero (y de uranio empobrecido). Sin embargo, sabido es que los imperios nunca se han comportado así -civilizadamente- pues están basados en el dominio violento de pueblos enteros, ni tampoco se comportan así los fieles sirvientes de los imperios, como Israel. No les conviene si quieren seguir ejerciendo su dominio sobre los demás.
Como siempre, la violencia ejercida por los débiles es el más terrible de los crímenes, mientras que para personas como Rahola la violencia de los poderosos está plenamente justificada. A diferencia de Rahola, como ya he dicho, yo sí estuve en la manifestación del 10 de enero. Pude ver caras crispadas por el repruebo, por la rabia, por la impotencia de saber que sólo se nos reconoce el derecho al pataleo y poco más (seguramente, si las manifestaciones tuvieran más incidencia política de la que tienen, estarían prohibidas). Pero también vi caras de alegría, de felicidad por estar allí, por poderse expresar libremente. Y esas caras no las vi entre los ciudadanos catalanes nacidos aquí que acudieron a la manifestación. Éstos, más bien, estaban tristes porque pesaba el mal recuerdo de las manifestaciones por Irak y el nulo caso que recibieron por parte de su gobierno. No. Las vi en las caras de los otros catalanes, los árabes de jovenlandia, Argelia, Siria, Palestina, los fiel a la religión del amores de Pakistán, de Bangladesh, de Afganistán. Y eran caras de felicidad porque se estaban manifestando libremente, cosa que en sus países de origen les costaría posiblemente la guandoca o una buena paliza a manos de la policía. Pero no sabían cuando lo hacían que alguien como Rahola les acusaría de “yihadistas” por proclamar su amor a Alá o por recitar el Corán, mientras llamaban a Israel “malo”. Menos mal que no lo sabían, porque quizá entonces modificarían su opinión de que Catalunya, su país de acogida, es un país solidario con ellos y con los que son como ellos.
A manera de conclusión me gustaría decir que Tv3, con este “debate” tan tendencioso en el que apenas se le dio la oportunidad de expresarse a Tubau, logró una cosa que me parece gravísima. Y es desviar la atención sobre la limpieza étnica que está sucediendo en Gaza y manchar la imagen de los que estamos en contra de la persecución que padece el pueblo palestino desde hace 60 años. Un servicio que Israel, sin duda, apreciará muchísimo, pero que yo lamento profundamente siendo catalán como soy. Me parece sencillamente una infamia que se lleguen a estos extremos en una televisión pública, que pagamos todos con el dinero de nuestros impuestos.