Me da a mí que esos dos habían compartido helmintos y uno tuvo que hacerse el machito y defender su honor delante de la chorba cuando vio que su compañero de Grindr le comentaba a una chorticharo por videollamada que aquel al que estaba enfocando, y en quien había reparado por andar desgañitándose, era el maromo que le había dilatado el esferoide luminoso en los baños de la estación unos días antes.
Claro, la neniña empezaría a gritar, y llamó la atención del miura cual si colcha blandiera de compresas usadas.
- ¡lgtb!
Todo esto es bujarra-ficción, señor agente, erótica especulativa. Un sueño, delirio, entelequia, polución del magín. Toda semejanza con la realidad es cuestión estocástica impredecible.