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Madmaxista
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iPhone, la columna vertebral de Apple | Compañías | Cinco Días
Apple no vende aparatos, sino sensaciones. En sus actos no se habla de megapíxeles, ni de miliamperios, tampoco de megahercios. Apple muestra los resultados de su cámara, estima la mejora en la batería y despliega experiencias vividas a través de sus móviles para invitar a renovar el móvil. No hay cifras, nombres técnicos y mucho menos comparaciones con la competencia. Por eso solo ellos pueden permitirse unas presentaciones con toque teatral.
El sector de la telefonía era el siguiente a revolucionar. Cambió la forma en que se adquiere el terminal, muchas veces con plazos dentro del contrato. Subió la tarifa de datos y nació una nueva economía, la de las aplicaciones, programas de apenas un euro con funciones centradas y claras. iOS, el sistema operativo que funciona en los iPhones e iPads, ya se ha estrenado en más de 2.000 millones de aparatos. Un hito muy importante, pero que significa algo más. Indica que crear programas para ellos es más rentable que para ningún otro formato. Android tiene más usuarios, sí, pero muy pocos propensos al pago.
El iPhone ya no es revolucionario. Eso lo fue hace 11 años. Ahora, simplemente, no deja de mejorar en potencia, resistencia, autonomía y calidad de imagen. Cada año se repite el mismo patrón. Inicialmente surge un momento de fascinación, con un deseo compulsivo de compra. Al ver el precio llega la fase de análisis. Poco después, se procede a la compra. El usuario sabe que es caro, pero también que todo funcionará dentro de ese universo.
Apple ha sabido, mejor que nadie, generar una relación con el usuario muy poderosa. Apple toma las decisiones por él, pensando por él, sin necesidad de que el consumidor entre en detalles. A cambio ofrece una experiencia fluida con una integración fuera de lo normal. Y ahí es donde marca la gran diferencia. Apenas hay que tomar elecciones. Basta con adquirir sus productos para que sin esfuerzo todo funcione.
¿Estaremos dispuestos a pagar más de 1.100 euros por un aparato que no necesitamos? Seguramente sí, porque sirve de puerta de acceso a todo su universo y porque asegura una vida útil de al menos dos años. Mantiene gran solidez en la experiencia de uso. Esta suma de factores explica por qué acaba de ser la primera empresa en superar la barrera del billón, del millón de millones de dólares de capitalización bursátil. Apple ha creado un entorno circular en el que todo está conectado. ¡Y funciona!
Apple no vende aparatos, sino sensaciones. En sus actos no se habla de megapíxeles, ni de miliamperios, tampoco de megahercios. Apple muestra los resultados de su cámara, estima la mejora en la batería y despliega experiencias vividas a través de sus móviles para invitar a renovar el móvil. No hay cifras, nombres técnicos y mucho menos comparaciones con la competencia. Por eso solo ellos pueden permitirse unas presentaciones con toque teatral.
El sector de la telefonía era el siguiente a revolucionar. Cambió la forma en que se adquiere el terminal, muchas veces con plazos dentro del contrato. Subió la tarifa de datos y nació una nueva economía, la de las aplicaciones, programas de apenas un euro con funciones centradas y claras. iOS, el sistema operativo que funciona en los iPhones e iPads, ya se ha estrenado en más de 2.000 millones de aparatos. Un hito muy importante, pero que significa algo más. Indica que crear programas para ellos es más rentable que para ningún otro formato. Android tiene más usuarios, sí, pero muy pocos propensos al pago.
El iPhone ya no es revolucionario. Eso lo fue hace 11 años. Ahora, simplemente, no deja de mejorar en potencia, resistencia, autonomía y calidad de imagen. Cada año se repite el mismo patrón. Inicialmente surge un momento de fascinación, con un deseo compulsivo de compra. Al ver el precio llega la fase de análisis. Poco después, se procede a la compra. El usuario sabe que es caro, pero también que todo funcionará dentro de ese universo.
Apple ha sabido, mejor que nadie, generar una relación con el usuario muy poderosa. Apple toma las decisiones por él, pensando por él, sin necesidad de que el consumidor entre en detalles. A cambio ofrece una experiencia fluida con una integración fuera de lo normal. Y ahí es donde marca la gran diferencia. Apenas hay que tomar elecciones. Basta con adquirir sus productos para que sin esfuerzo todo funcione.
¿Estaremos dispuestos a pagar más de 1.100 euros por un aparato que no necesitamos? Seguramente sí, porque sirve de puerta de acceso a todo su universo y porque asegura una vida útil de al menos dos años. Mantiene gran solidez en la experiencia de uso. Esta suma de factores explica por qué acaba de ser la primera empresa en superar la barrera del billón, del millón de millones de dólares de capitalización bursátil. Apple ha creado un entorno circular en el que todo está conectado. ¡Y funciona!
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