Empecemos por lo más importante: Suiza ens roba!
La mushasha se creía que con su historial laboral iba a llegar a una universidad suiza y decir "aquí estoy" para que le diesen un puesto en el que trabajase en modo charo con sueldo de élite suiza. Porque hablando cagalán no sé que no se le rinden a sus pies cienes y cienes de grandes empresas helvéticas.
Una de las pocas posibilidades que podría tener sería la de vender kleenex en los semáforos suizos, pero creo que allí eso no saben lo que es. Si se pone las pilas a lo mejoh puede patentar la idea.
Cualquiera que se fuese deprisa y corriendo a Suiza no se propondría vivir en un barrio de clase alta. Ya sabemos que ella lo vale, pero las cosas no funcionan asín.
Está dando la imagen de una empoerá española, a ver si en Suiza también eso funciona, ...mejor que vaya probando otra cosa.
Y lo gracioso será cuando el gobierno suizo la envíe a casita porque no tiene donde caerse muerta. Las risas van a atravesar los Alpes.
Con estas historias catalufas hay para escribir un libro más rellenito que La Biblia y El Quijote juntos, y a cada cual más esperpéntica. La diversión está asegurada.
La mushasha se creía que con su historial laboral iba a llegar a una universidad suiza y decir "aquí estoy" para que le diesen un puesto en el que trabajase en modo charo con sueldo de élite suiza. Porque hablando cagalán no sé que no se le rinden a sus pies cienes y cienes de grandes empresas helvéticas.
Una de las pocas posibilidades que podría tener sería la de vender kleenex en los semáforos suizos, pero creo que allí eso no saben lo que es. Si se pone las pilas a lo mejoh puede patentar la idea.
Cualquiera que se fuese deprisa y corriendo a Suiza no se propondría vivir en un barrio de clase alta. Ya sabemos que ella lo vale, pero las cosas no funcionan asín.
Está dando la imagen de una empoerá española, a ver si en Suiza también eso funciona, ...mejor que vaya probando otra cosa.
Y lo gracioso será cuando el gobierno suizo la envíe a casita porque no tiene donde caerse muerta. Las risas van a atravesar los Alpes.
Con estas historias catalufas hay para escribir un libro más rellenito que La Biblia y El Quijote juntos, y a cada cual más esperpéntica. La diversión está asegurada.