El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
Madrid, 1989. Tras el boom de 'Las chicas del cable', ahora protagoniza 'Voces', película de (mucho) miedo que se estrena el próximo viernes 24. Actriz, modelo, cantante... habla del negocio con una autoconciencia que impresiona.
He de confesar que no he visto la película porque soy muy cobardica y no le encuentro el sentido al cine de terror. ¿Por qué gusta el miedo?Porque el terror da morbo, da esa sensación de adrenalina de subirte a una montaña rusa o al tren de la bruja. ¿Por qué a todos esos niños y adolescentes les gusta tanto subirse a la lanzadera en el parque de atracciones? Es por la sensación de pasarlo mal, pero con control. Al final, trata de temas muy misteriosos en los que todo el mundo, diga lo que diga, cree un poco porque nadie conoce la verdad con certeza. El terror nos ofrece duda, morbo y curiosidad.¿Tú crees en asuntos paranormales, fantasmas, otras vidas y demás?Sí. Mi personaje en la peli no tiene nada que ver conmigo en ese aspecto, porque es muy escépitco y cree que todo tiene una explicación lógica y terrenal. Yo no. Creo en bastantes cosas, aunque sobre todo creo en la energía, que es algo científico: ni se crea ni se destruye, sólo se tras*forma. Así que creo que los seres humanos somos energía y nunca desaparecemos. El más allá, el mundo de los sueños, dónde va nuestra energía tras la fin, la reencarnación... No sabemos exactamente cómo, pero todo eso está ahí. Puedes creer de una manera positiva y con luz o de un modo oscuro, como algo terrorífico, pero no hay luz sin oscuridad. Creo que hay energías buenas y malas y que hay un mundo paralelo oculto al que sólo entramos en sueños y es huevonudo. Entonces, como creo en esa luz, respeto muchísimo la oscuridad. Jamás he hecho una güija ni ando haciendo el orate con los muertos para echarme unas risas. Ni de coña.
Vamos a un miedo más terrenal. La reapertura de las salas tras la esa época en el 2020 de la que yo le hablo está siendo un fracaso. ¿Te preocupa que el cine no se levante?Creo que con el tiempo se normalizará, no se puede pasar de golpe de ametrallarnos los medios de comunicación y los políticos con que era una situación de gravedad extrema y de pánico a que ahora, porque interesa y hay que consumir, salgamos todos en masa a gastar. La humanidad es bastante marioneta y bastante oveja, pero tampoco somos iluso. Nos tenemos que readaptar a la vida fuera de casa, eso requiere tiempo y reeducación. Además, gracias a Dios, existen estas nuevas plataformas tan maravillosas que ofrecen un soporte muy guay para el cine. Han dado una vida acojonante a las películas. Yo, que soy una hija adoptiva de Netflix, sé que cuidan de maravilla el producto y es una alternativa fantástica a las salas.¿Has notado el efecto Netflix, que multiplica por mil la fama, con 'Las chicas del cable'?Como nosotras fuimos el conejillo de Indias, porque fue su primera serie en España, no vivimos ese cambio tan brutal en redes sociales que han tenido series posteriores. Obviamente, nos sigue mucha más gente y nos conocen en todo el mundo, porque las fronteras desaparecen, pero no he notado un cambio de vida radical. Aunque es cierto que su capacidad de márketing es tremenda. Lo que más me impactó y no voy a olvidar en la vida fue ese pedazo de cartel que pusieron en la Puerta del Sol en la primera temporada. Me abrumaba pasar por allí. Fui con mi chico para hacerme la típica foto para el recuerdo muerta de vergüenza y medio disfrazada. Qué burrada. Fue acojonante. Además, es un sitio que sale en la tele constantemente: manifestaciones, celebraciones de fútbol... y ahí detrás estaba siempre el cartelón. Es lo que más me impresionó. Más que viajar por todo el mundo a promocionar la serie. Ese viejo sueño de los actores españoles de llegar a Hollywood ya no existe, porque con las plataformas no hay fronteras.
Tu vida personal no es especialmente privada. Revistas del corazón, exposición permanente en redes sociales... ¿No te incomoda?
No. Ahora mismo, este negocio es un círculo y para funcionar en ese círculo tienes que participar en todas sus partes. Tienes que hacer series y películas, pero también tienes que hacer publicidad, salir en medios y mostrarte en redes sociales. Nuestro Instagram es nuestro book para las marcas y para los proyectos. Esto es así y hay que aceptarlo sin llevarse las manos a la cabeza.Se acabó aquello del artista enigmático e intenso...En mi generación, sí. El truco está en saber manejar lo que muestras y lo que no. Yo sé lo que quiero enseñar en mis redes: una foto que salgo guapísima, otra tierna con mis perritos, otra de amigas... Acepto este juego porque si no estás ahí, la rueda no gira. La publicidad es hoy clave, porque la diferencia de sueldos con la tele y el cine es tremenda y sobrevivimos gracias a ella. Yo tengo una cuenta de ahorro gracias a las marcas, no a los capítulos. Pero para que te llamen para publicidad y tengas esa tranquilidad económica, tienes que salir en películas y series. Y las dos cosas juntas provocan que la prensa esté pendiente de ti, de si vas a la playa, de qué bikini llevas y de si se te ve bien con tu pareja. Todo eso se mezcla en un cóctel que es esta profesión a día de hoy. Los millennials hemos vivido muchas crisis y nos reinventamos muy bien. Las generaciones anteriores en esta profesión han vivido como dios, porque había unos sueldos brutales y pudieron invertir, comprarse casas... Pero nosotros, no. Yo dudo bastante que llegue el día en que me pueda comprar una casa.
¿No has podido aún?
No, llevo currando en esto 10 u 11 años y no he ganado lo suficiente para comprarme una. Hay una imagen muy engañosa de lo que ganamos los actores. Es una profesión muy jodida, porque somos los pobres de los millonarios. Pago impuestos como un futbolista, pero gano el dos por ciento. Es lo que hay. Los que ahora tenemos 30 o 35 nos hemos comido toda la cosa de esta profesión: las crisis, la bajada de sueldos, el descenso de las publis... Por eso nos hemos tenido que reinventar, conocer y asumir las reglas del juego. Y participamos en él sin problema. Entiendo que para un actor de 60 años sea difícil adaptarse a esto, porque no lo ha vivido, no lo necesita y no lo comparte, pero para nosotros no ha habido otra opción.Pese a ser tan consciente del entramado, has pisado algunos callos de la industria; por ejemplo, exigiendo la equiparación salarial entre actrices y actores.A los actores nos llaman los muñecos en los rodajes. No tenemos ni voz ni voto, deciden cuándo hablamos, cuándo comemos, cuándo vamos a hacer pis y cuándo nos podemos seantar. Pero en ciertos momentos sí tenemos más voz que otra gente mucho más poderosa, pero sin nuestro altavoz mediático ni nuestro rostro conocido. Ahí es donde nuestras palabras tienen poder y hay que usarlas con cabeza. Cuando yo me he metido en un berenjenal, lo he hecho sabiendo perfectamente lo que iba a pasar. Ya no voy con la verdad por delante como una loca como cuando tenía 17 años, ahora mido y controlo el mensaje. Sé las consecuencias de mis palabras y no me importan cuando me compensa denunciar una injusticia o mostrar mi desacuerdo con ciertas situaciones. Pero si te fijas, nada de lo que he dicho ha tenido consecuencias negativas reales para mí. Controlo perfectamente.
Comentabas que ya de adolescente estabas metida en esto, ¿arrastras traumas de niña-actriz?No. Nunca fui una niña de "mamá, quiero ser artista". Para mí era una vía de escape para crecer, crear y disfrutar. En el colegio y en el instituto, siempre que había grupo de teatro me apuntaba, pero por divertirme. Salí en El joven Picasso con tres añitos porque unos amigos de mis padres eran directores de casting y surgió, pero ni me acuerdo y no volví a hacer nada hasta los 16. Yo quería sacarme mi dinerín y, como me decían mucho eso de "qué rubita y qué mona", pensé que, en vez de hacer de canguro, mejor hacerme fotos. Me metí en una agencia de publicidad y me empezaron a llamar también para castings mientras estudiaba. Empecé la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas, que es algo que se me da muy bien, pero cuando me empezaron a salirme más cosas, lo tuve que dejar por falta de tiempo. Aunque luego tuve un descanso profesional y me matriculé en Historia por la UNED, que soy una fanática.¿Descanso voluntario u obligado?Obligado. Después de hacer Los protegidos, estalló la crisis en el sector y no se hacían productos. Había dos series y eran tan inteligentes de coger a los mismos actores para que hicieran las dos. Cambiabas de canal y veía las mismas caras mientras los demás nos comíamos los mocos. En ese break me mantuve con la publicidad, que siempre me ha ido bien, y me puse a estudiar hasta que volvió a arrancar la cosa.
¿Crees que esta ya es la buena o sigues pensando que se va a acabar mañana?Eso lo seguiré pensando siempre. Cada día te levantas pensando que todo se va a estropear. Realmente, el éxito de un actor es mantenerse, que te echen lo justo de menos y poquito de más. No petarlo de repente, porque siempre que lo petas, luego caes a toda leche. Yo prefiero mantenerme en el 7, un notable, a andar subiendo y bajando entre el bien y el sobresaliente. Que esta carrera es muy larga y los proyectos, a no ser que hagas Cuéntame, no duran tanto. Esta es una profesión estupenda en la que te puedes morir trabajando, pero tienes que jugar con cabeza.
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