Kelbek
Madmaxista
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Cartas entre Eva Braun y Adolf Hitler, tras el atentado contra Hitler en 1944.
-Querida Tschapperl:
Me encuentro bien, no te inquietes, aunque tal vez un poco cansado. Espero regresar pronto y poder de ese modo descansar, poniéndome en tus manos. Estoy muy necesitado de calma, pero mis deberes hacia el pueblo alemán están por encima de todo. No olvides que mis riesgos no pueden compararse con los de los soldados del frente. Te agradezco tus pruebas de afecto y te ruego que des las gracias a tu honorable padre y a tu afectuosa progenitora por sus deseos y sus votos. Me siento muy orgulloso y te ruego les tras*mitas la seguridad del honor que para mí significa poseer el cariño de una muchacha que pertenece a una familia tan distinguida. Te he enviado mi uniforme del día de la desgracia. Es una prueba de que la Providencia me protege, y de que no debemos temer a nuestros enemigos.
Contigo de todo corazón.
Adolf Hitler.
-Amor mío:
Estoy fuera de mí, desesperada, abatida y triste. No puedo vivir, ahora que sé que te hallas en peligro. Vuelve lo antes posible, pues me siento un poco trastornada. Aquí el tiempo es hermoso y todo parece tan tranquilo que me siento avergonzada. ¡Qué triste lo de Schmundt! No me atrevo a hablar a su viuda. Siempre te he dicho que no podría vivir si te ocurriese algo. Desde nuestros primeros encuentros me prometí seguirte a todas partes, incluso a la fin. Sabes que sólo vivo para amarte.
Tu Eva
-Querida Tschapperl:
Me encuentro bien, no te inquietes, aunque tal vez un poco cansado. Espero regresar pronto y poder de ese modo descansar, poniéndome en tus manos. Estoy muy necesitado de calma, pero mis deberes hacia el pueblo alemán están por encima de todo. No olvides que mis riesgos no pueden compararse con los de los soldados del frente. Te agradezco tus pruebas de afecto y te ruego que des las gracias a tu honorable padre y a tu afectuosa progenitora por sus deseos y sus votos. Me siento muy orgulloso y te ruego les tras*mitas la seguridad del honor que para mí significa poseer el cariño de una muchacha que pertenece a una familia tan distinguida. Te he enviado mi uniforme del día de la desgracia. Es una prueba de que la Providencia me protege, y de que no debemos temer a nuestros enemigos.
Contigo de todo corazón.
Adolf Hitler.
-Amor mío:
Estoy fuera de mí, desesperada, abatida y triste. No puedo vivir, ahora que sé que te hallas en peligro. Vuelve lo antes posible, pues me siento un poco trastornada. Aquí el tiempo es hermoso y todo parece tan tranquilo que me siento avergonzada. ¡Qué triste lo de Schmundt! No me atrevo a hablar a su viuda. Siempre te he dicho que no podría vivir si te ocurriese algo. Desde nuestros primeros encuentros me prometí seguirte a todas partes, incluso a la fin. Sabes que sólo vivo para amarte.
Tu Eva