Rigar
Ad Astra
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Literalmente los trabajos a los que asistí en obras civiles en España eran, en su 100%, rama de amigos y/o familiares. ¿El hijo de Paco? Si, en el negocio, es compañero (aka hinjenierro) y su proyecto (hecho por papi y hasta su firma en el documento) ha salido elegido por la administración (donde hay más amigos que estudiaron con este pero se apuntaron a lo público cuando era chollo). Y te lees la licitación, los presupuestos y hasta durante ejecución y encuentras:
¿El de los materiales? Amigo.
¿El de suministros? Amigo.
¿Maquinaria? Amigo.
¿El que me ha dado el proyecto a dedo? Padre, tío de...
Y así con todo.
Ya te lo digo yo, en España, en casi cualquier sector, sin padrino no llegas ni a media cosa. Hay una red de intereses, dádivas, prebendas y favores que abruma incluso a los que estamos de refilón en esos sitios.
Puede usted reducir al absurdo todo lo que quiera, pero la culpa del éxito del sector público la tiene el privado. Y en cualquier país donde una parte del mercado laboral da más beneficios que otros, la gente irá a esa parte del mercado. ¿Cómo era eso de oferta y demanda?
Si no, vaya a vivir a Reino Unido y dígame si la gente se mata por ser poli o reponedor en un Lidl. O si prefieren currar en su council a lo Charo o currar de atención al cliente (lo más entry level) en cualquier banco pequeño-mediano. Y el trabajo de reponedor son más horas, el de atención al cliente igual, pero se paga religiosamente cada hora, no te tocan los huevones y, como colofón, te puedes ir a la empresa de enfrente.
Ahora cuando las empresas quieren un fichaje galáctico por 1000€ con las extras prorrateadas y vacaciones incluidas -y no de libre designación- pues pasa lo que pasa. Los que valen, fuera, los que quedan dentro, opositando porque no quieren ir al foso.
