Similitudes de España con "Los Balcanes" - La Tribuna de España
Para empezar, Yugoslavia y España tienen similitudes y diferencias. Existe un parecido con la existencia de regiones eslavas unidas por una lengua común, aunque con diferentes dialectos, y procedentes de reinos o condados medievales preexistentes. La calificación como nacionalidades históricas de esos reinos es más que discutible. Esos reinos o condados tuvieron, como en el caso de España, diferentes invasiones a lo largo de la historia, una de las cuales más destacada fue la de los otomanos, pero también de los romanos, de Napoleón, etc. Pero todas esas regiones tienen algo en común cual es el origen étnico (eslavo), una cultura común y un territorio que les une, cual es una península que los engloba.
Existen tres religiones, la católica, la ortodoxa y la fiel a la religión del amora. Todas ellas convivían pacíficamente en tiempos del Mariscal Tito, sin problemas.
Tras la fin del General Tito se produjeron tendencias segregacionistas alimentadas desde el exterior, más o menos como ocurre en España tras la fin de Franco.
Como nos decía la guía, las guerras se producen casi siempre por motivos religiosos y económicos, y ella entendía que esa fue la razón de fondo del conflicto de los Balcanes.
Tras la fin de Tito, un Estado federal socialista relativamente democrático, aunque no multipartidista, con un régimen de libertades que permitía la propiedad individual o el ejercicio de ciertas libertades individuales como salir del país de forma voluntaria, viajar, etc.; y un sistema de autogestión y de no alineación ni con el bloque capitalista ni con el comunista soviético en la guerra fría, cayó como un castillo de naipes. Y sin embargo la gente de a píe estaba satisfecha de cómo funcionaba el Régimen, pues tenía un Estado protector que acudía a las necesidades básicas de los ciudadanos, que no era estalinista y permitía las libertades fundamentales; que no era opresor y que generaba un sistema económico próspero.
¿Por qué cayó el sistema si la gente vivía bien?
Tres factores: la caída del régimen soviético diluía la idea de defensa colectiva ante una posible oleada turística como sucedió en Praga; una crisis política y económica que produjo una importante inflación y pérdida de los elementos de bienestar; y la llegada de diferentes partidos políticos que fragmentaron la idea de comunidad unitaria, y que generaron bloques etnicistas con la aparición de nacionalismos exaltados.
Por otro lado, otro factor fue, el reconocimiento de Croacia, Eslovenia y Macedonia por Austria y Alemania, y su derecho a la autodeterminación, por intereses económicos y geoestratégicos.
Aunque el resto de los países de la Unión Europea no estaba conforme con esa posición de fragmentación de la Antigua Yugoslavia y abogaban por su integración en Europa como región eslava. Alemania forzó mediante chantajes ese reconocimiento. Tanto Inglaterra como Francia se dejaron arrastrar por la posición de una Alemania en proceso de unificación, así como por una Europa que necesitaba un clima de entendimiento para los acuerdos de Maastricht.
Es decir, las necesidades internas de la Europa comunitaria fueron el catalizador del desastre bélico en los Balcanes.
Desde entonces se introdujo la visión maniquea: los serbios los malos y los croatas, eslovenos y demás familia los buenos, sin considerar que también había serbios en Croacia, en Eslovenia, en Bosnia… Solamente Macedonia se podía considerar un estado étnicamente puro, si eso es posible.
Por otra parte, por intereses de carácter nacional, Grecia no estaba nada de acuerdo con el desgajamiento de Macedonia respecto a Serbia, con conflictos de interés con Alemania. Una vez más Alemania decidía el juego político común y la geoestrategia en el bloque europeo occidental. La historia se repite de forma pertinaz.
Los serbios actuaron de forma defensiva. Los serbios de Croacia tenían la mala experiencia del genocidio cometido contra ellos (750 serbios asesinados) junto a judíos y etnianos durante la ocupación nancy, habida cuenta de que Croacia fue un aliado de los nazis en la II Guerra Mundial.
Pero en Serbia también se inoculó, en ese proceso de disgregación territorial, el bichito del nacionalismo, actuando de forma inhumana en sus intentos de dominación bajo el mando de Milosevic, que prefería una Dubrovnik masacrada y destruida que un patrimonio de la humanidad ajeno a su control.
El desarrollo posterior de la intervención internacional no pudo ser más errático y nefasto. No solamente con lograron controlar la guerra y sus efectos, sino que en cierta manera la alimentaron. No tuvieron ni la habilidad ni la capacidad para introducir elementos de negociación ni un plan de paz inteligente. Y ello culminó con la intervención de la OTAN en Kosovo, una provincia históricamente serbia, pero multiétnica, donde entraban en juego los intereses de Albania, al haber una fuerte población de albaneses. Ese reconocimiento de independencia, no suscrita por España, fue el broche de oro del cúmulo de disparates en la política internacional.
Una región con unidad geográfica y de fronteras como era Yugoslavia, con poder político y económico, se convirtió en un puzle con pequeños estados sin masa crítica de población para ser autosuficientes. Por ejemplo, Montenegro solamente tiene seiscientos mil habitantes en un territorio que es una estrecha franja entre una cadena montañosa que es la espina dorsal de los Balcanes y el mar. Ninguno de los países -que tienen reconocimiento internacional como estados- tiene masa crítica suficiente para sobrevivir, rodeados por comunidades económicas potentes como son la europea, la rusa, la turca, etc. Y se han satelizado para satisfacer las ansias depredadoras de los buitres tras*nacionales que se están haciendo con la posesión del patrimonio y de los recursos generadores de riqueza.
Los fiel a la religión del amores no intentan la integración sino su saupremacía
Tomemos algún ejemplo, en palabras de Marcos Ferreira Navarro:
“El 6 de abril de 1992, en función de los resultados positivos en favor de la independencia, la Comunidad Europea procedió al reconocimiento de Bosnia-Herzegovina a pesar de que aproximadamente un tercio de su población era contraria a la independencia. Ese mismo día, la CE tenía pensado reconocer también a Macedonia, la única república en donde se cumplían los requisitos de la Comisión Badinter y la única república donde reinaba la paz interétnica. Aquel día la diplomacia europea se mostró impaciente e inconsciente al reconocer a Bosnia-Herzegovina como Estado soberano, al tiempo que mostró una timorata y pusilánime actitud al no reconocer a Macedonia.
El reconocimiento de Bosnia supuso sin duda alguna el fracaso de la Conferencia de Paz, la cual desde principios del año 1992 había establecido negociaciones para evitar el estallido de la guerra de Bosnia.”
Volvamos a España
En nuestro país no había una situación multicultural -uno de los principales gérmenes del enfrentamiento bélico en los Balcanes- pero eso no lo podemos decir hoy. Alguien está alimentando la formación de nuevos grupos étnicos estimulando una inmi gración incontrolada y abrupta.
En poco tiempo no habrá una única comunidad, favorecedora de la cohesión social, sino varias, sobre todo la fiel a la religión del amora. Si de esa integración resultara una nueva comunidad intercultural -no multicultural- eso supondría una situación conflictiva, pero todos sabemos que la comunidad fiel a la religión del amora no intenta la integración sino la supremacía, siguiendo las normas coránicas que les obliga al sometimiento de los gentiles. Es decir, tenemos una nueva analogía con la situación de los Balcanes de los años noventa.
Y hay un parecido más: la posición del núcleo gobernante en la Unión Europea, sobre todo Alemania, nada adicta a preservar el estatus quo histórico, cultural y político de España.
A alguien le interesa una España dividida e inestable. Tomemos nota y aprendamos de los vecinos.
Ya con la entrada en la CEE Alemania nos forzó con Felipe Gonzalez a sus ordenes a la desindustrialización, por miedo a la concurrencia española, al mismo tiempo que hacia de nuestro país su cliente oblgado para sus industrias.
Para empezar, Yugoslavia y España tienen similitudes y diferencias. Existe un parecido con la existencia de regiones eslavas unidas por una lengua común, aunque con diferentes dialectos, y procedentes de reinos o condados medievales preexistentes. La calificación como nacionalidades históricas de esos reinos es más que discutible. Esos reinos o condados tuvieron, como en el caso de España, diferentes invasiones a lo largo de la historia, una de las cuales más destacada fue la de los otomanos, pero también de los romanos, de Napoleón, etc. Pero todas esas regiones tienen algo en común cual es el origen étnico (eslavo), una cultura común y un territorio que les une, cual es una península que los engloba.
Existen tres religiones, la católica, la ortodoxa y la fiel a la religión del amora. Todas ellas convivían pacíficamente en tiempos del Mariscal Tito, sin problemas.
Tras la fin del General Tito se produjeron tendencias segregacionistas alimentadas desde el exterior, más o menos como ocurre en España tras la fin de Franco.
Como nos decía la guía, las guerras se producen casi siempre por motivos religiosos y económicos, y ella entendía que esa fue la razón de fondo del conflicto de los Balcanes.
Tras la fin de Tito, un Estado federal socialista relativamente democrático, aunque no multipartidista, con un régimen de libertades que permitía la propiedad individual o el ejercicio de ciertas libertades individuales como salir del país de forma voluntaria, viajar, etc.; y un sistema de autogestión y de no alineación ni con el bloque capitalista ni con el comunista soviético en la guerra fría, cayó como un castillo de naipes. Y sin embargo la gente de a píe estaba satisfecha de cómo funcionaba el Régimen, pues tenía un Estado protector que acudía a las necesidades básicas de los ciudadanos, que no era estalinista y permitía las libertades fundamentales; que no era opresor y que generaba un sistema económico próspero.
¿Por qué cayó el sistema si la gente vivía bien?
Tres factores: la caída del régimen soviético diluía la idea de defensa colectiva ante una posible oleada turística como sucedió en Praga; una crisis política y económica que produjo una importante inflación y pérdida de los elementos de bienestar; y la llegada de diferentes partidos políticos que fragmentaron la idea de comunidad unitaria, y que generaron bloques etnicistas con la aparición de nacionalismos exaltados.
Por otro lado, otro factor fue, el reconocimiento de Croacia, Eslovenia y Macedonia por Austria y Alemania, y su derecho a la autodeterminación, por intereses económicos y geoestratégicos.
Aunque el resto de los países de la Unión Europea no estaba conforme con esa posición de fragmentación de la Antigua Yugoslavia y abogaban por su integración en Europa como región eslava. Alemania forzó mediante chantajes ese reconocimiento. Tanto Inglaterra como Francia se dejaron arrastrar por la posición de una Alemania en proceso de unificación, así como por una Europa que necesitaba un clima de entendimiento para los acuerdos de Maastricht.
Es decir, las necesidades internas de la Europa comunitaria fueron el catalizador del desastre bélico en los Balcanes.
Desde entonces se introdujo la visión maniquea: los serbios los malos y los croatas, eslovenos y demás familia los buenos, sin considerar que también había serbios en Croacia, en Eslovenia, en Bosnia… Solamente Macedonia se podía considerar un estado étnicamente puro, si eso es posible.
Por otra parte, por intereses de carácter nacional, Grecia no estaba nada de acuerdo con el desgajamiento de Macedonia respecto a Serbia, con conflictos de interés con Alemania. Una vez más Alemania decidía el juego político común y la geoestrategia en el bloque europeo occidental. La historia se repite de forma pertinaz.
Los serbios actuaron de forma defensiva. Los serbios de Croacia tenían la mala experiencia del genocidio cometido contra ellos (750 serbios asesinados) junto a judíos y etnianos durante la ocupación nancy, habida cuenta de que Croacia fue un aliado de los nazis en la II Guerra Mundial.
Pero en Serbia también se inoculó, en ese proceso de disgregación territorial, el bichito del nacionalismo, actuando de forma inhumana en sus intentos de dominación bajo el mando de Milosevic, que prefería una Dubrovnik masacrada y destruida que un patrimonio de la humanidad ajeno a su control.
El desarrollo posterior de la intervención internacional no pudo ser más errático y nefasto. No solamente con lograron controlar la guerra y sus efectos, sino que en cierta manera la alimentaron. No tuvieron ni la habilidad ni la capacidad para introducir elementos de negociación ni un plan de paz inteligente. Y ello culminó con la intervención de la OTAN en Kosovo, una provincia históricamente serbia, pero multiétnica, donde entraban en juego los intereses de Albania, al haber una fuerte población de albaneses. Ese reconocimiento de independencia, no suscrita por España, fue el broche de oro del cúmulo de disparates en la política internacional.
Una región con unidad geográfica y de fronteras como era Yugoslavia, con poder político y económico, se convirtió en un puzle con pequeños estados sin masa crítica de población para ser autosuficientes. Por ejemplo, Montenegro solamente tiene seiscientos mil habitantes en un territorio que es una estrecha franja entre una cadena montañosa que es la espina dorsal de los Balcanes y el mar. Ninguno de los países -que tienen reconocimiento internacional como estados- tiene masa crítica suficiente para sobrevivir, rodeados por comunidades económicas potentes como son la europea, la rusa, la turca, etc. Y se han satelizado para satisfacer las ansias depredadoras de los buitres tras*nacionales que se están haciendo con la posesión del patrimonio y de los recursos generadores de riqueza.
Los fiel a la religión del amores no intentan la integración sino su saupremacía
Tomemos algún ejemplo, en palabras de Marcos Ferreira Navarro:
“El 6 de abril de 1992, en función de los resultados positivos en favor de la independencia, la Comunidad Europea procedió al reconocimiento de Bosnia-Herzegovina a pesar de que aproximadamente un tercio de su población era contraria a la independencia. Ese mismo día, la CE tenía pensado reconocer también a Macedonia, la única república en donde se cumplían los requisitos de la Comisión Badinter y la única república donde reinaba la paz interétnica. Aquel día la diplomacia europea se mostró impaciente e inconsciente al reconocer a Bosnia-Herzegovina como Estado soberano, al tiempo que mostró una timorata y pusilánime actitud al no reconocer a Macedonia.
El reconocimiento de Bosnia supuso sin duda alguna el fracaso de la Conferencia de Paz, la cual desde principios del año 1992 había establecido negociaciones para evitar el estallido de la guerra de Bosnia.”
Volvamos a España
En nuestro país no había una situación multicultural -uno de los principales gérmenes del enfrentamiento bélico en los Balcanes- pero eso no lo podemos decir hoy. Alguien está alimentando la formación de nuevos grupos étnicos estimulando una inmi gración incontrolada y abrupta.
En poco tiempo no habrá una única comunidad, favorecedora de la cohesión social, sino varias, sobre todo la fiel a la religión del amora. Si de esa integración resultara una nueva comunidad intercultural -no multicultural- eso supondría una situación conflictiva, pero todos sabemos que la comunidad fiel a la religión del amora no intenta la integración sino la supremacía, siguiendo las normas coránicas que les obliga al sometimiento de los gentiles. Es decir, tenemos una nueva analogía con la situación de los Balcanes de los años noventa.
Y hay un parecido más: la posición del núcleo gobernante en la Unión Europea, sobre todo Alemania, nada adicta a preservar el estatus quo histórico, cultural y político de España.
A alguien le interesa una España dividida e inestable. Tomemos nota y aprendamos de los vecinos.
Ya con la entrada en la CEE Alemania nos forzó con Felipe Gonzalez a sus ordenes a la desindustrialización, por miedo a la concurrencia española, al mismo tiempo que hacia de nuestro país su cliente oblgado para sus industrias.
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