En realidad, da igual. Que exista Satanás o no. Que vivamos en un mundo fruto de la evolución y el azar, o en uno creado por un dios todopoderoso.
Lo que debería preocuparte no es si Satán existe o no, sino el hecho de que muchos de quienes nos gobiernan, así parecen creerlo. Que las personas que hacen las leyes y poseen la fuerza para obligar a la colectividad a cumplirlas, las personas que dirigen ejércitos, cuerpos de policías, cámaras legislativas, prensa, sindicatos... sí lo crean, y obren en consecuencia.
Si mañana te secuestrara una secta satánica y te rajara el cuello en nombre del diablo, ¿crees que importaría que este existiera o no?