Hay ciudades en los conflictos, sobre todos mundiales que marcan el destino de los tiranos y los libertades, para pilinguin será Kaliningrado... si la pierde en esta tensión con LA U.E le costará Rusia e incluso su vida... tenerlo presente...
LA MIRADA DEL CORRESPONSAL
Kaliningrado, la isla rusa que ama a Europa
La antigua Königsberg prusiana es una ciudad portuaria de Europa Oriental que pertenece a Rusia desde 1945 pero que se resiste a perder sus vínculos con Alemania.
La flota del Báltico, anclada en Kaliningrado. XAVIER COLÁS
La antigua Königsberg prusiana, es una ciudad portuaria de Europa Oriental perteneciente a Rusia tras su anexión en 1945 por la derrota alemana. Está situada en la desembocadura del río Pregel, que muere en el lago Vístula, una masa de agua fría y sucia que comunica a su vez con el mar Báltico por el estrecho de Baltisk. Con una población de casi medio millón de habitantes, Kaliningrado es un punto estratégico en el pulso entre Rusia y los países occidentales, que están aumentando sus capacidades militares en Europa oriental espoleados por la anexión de Crimea.
Cuando la Unión Europea completó en 2004 su proceso de ampliación hacia el este con la integración de las Repúblicas Bálticas y Polonia, Kaliningrado se convirtió en una 'isla rusa' rodeada por países europeos. Así que a nadie sorprendió la agria reacción del pasajero: "¿Puede Aeroflot realmente nombrar ciudades rusas como quiera?", escribió airadamente. Aeroflot dice que echó a la azafata tras confesar que se había referido a Kaliningrado por su nombre alemán. La ciudad fue rebautizada en honor a un líder soviético que murió en 1946 y, tras la desintegración de la URSS, pasó a ser territorio ruso.
Kaliningrado representa hoy a la Rusia más europea. Igual que en el resto del país, normalmente votan -aunque menos- a pilinguin: pero la idea de Occidente como un enemigo que además está en decadencia está menos extendida. "En el resto de Rusia hay un 80% de gente que nunca ha salido fuera del país", explica Alexei Milovanov, escritor y periodista de Kaliningrado. "Pero aquí es al contrario, el 50% de la gente de la capital viaja fuera con frecuencia". Por eso la población de Kaliningrado está entre la más afectada por esta nueva Guerra Fría: las sanciones, contrasanciones, endurecimiento del régimen de visados, la caída del rublo y la teórica amenaza militar han complicado la vida a todos.
Desde este extremo occidental se demanda a Moscú más respeto a las particularidades de la zona, que tiene un régimen fiscal especial porque cualquier cosa que produce tiene que pasar una aduana incluso aunque vaya a venderse dentro de la propia Federación Rusa.
El movimiento regionalista y los opositores intentan aprovechar su momento, pero aseguran ser acosados por grupos de violentos pagados por las autoridades. Yakov trabaja en el servicio de logística del aeropuerto, pero también en las filas de Rusia Abierta, la formación opositora financiada por el magnate Mijail Jodorkovski. "Puedo probar que varias veces nos ha agredido gente que luego me ha confesado que recibían dinero de instituciones cercanas al Gobierno", asegura en un tranquilo café del centro de la ciudad. Fuera, un coro de canciones rusas empieza a tomar posiciones para una maratón coral que enardezca el alma rusa de los vecinos.
Kaliningrado será una de las sedes del Mundial de Fútbol de este verano, y allí jugará España uno de los partidos de la fase previa. No muy lejos, en la isla Kneiphof, el filósofo Immanuel Kant descansa desde 1804 a la sombra del Königsberg Dom, que se libró por poco de unos bombardeos que borraron del mapa la arquitectura alemana de buena parte de la ciudad.
Los vecinos de la zona suelen hacer una larga lista a cualquier extranjero de las cosas que les unen con Occidente, una tierra prometida que casi puede verse desde los edificios más altos. Pero las comunicaciones son pobres y las malas relaciones de Rusia con la UE han arruinado algunos privilegios que tenían los naturales de esta región, como cruzar a Polonia sin visado.
Aun así, el país vecino sigue siendo un destino constante de los ciudadanos de esta isla rusa en la UE: suelen volver aprovisionados de quesos y hortalizas prohibidas por las contrasanciones de Moscú, unos codiciados productos que con un poco de suerte pueden encontrarse luego en tiendas ambulantes del centro.
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El joven gobernador Anton Alijanov intenta que Kaliningrado no pierda su carácter de puente entre este y oeste. Pero la preocupación en torno al enclave quedó patente en 2016, cuando además del potente sistema de misiles S-400 que Rusia ya tenía estacionados allí, Moscú anunció el despliegue de misiles Iskander-M con capacidad nuclear. Milovanov, con un pendiente en la oreja -algo inhabitual en Rusia- resopla al oír la palabra Iskander. "Nada ha cambiado, la Flota del Báltico siempre estuvo aquí, pero todo el mundo está preocupado".
Ved un plan táctico de hace cinco años: Aprovechando las maniobras de los paracaidistas rusos, dos comandos se lanzan sobre la base aérea, son tomados por parte de los equipos de paracaidistas... Asaltan la base y la destruyen con armamento de pulsar de energía friendo todo los chips de la base, armamento pesado, torre, lanzaderas, incluso nucleares, aviones, hasta las cafeteras... y huyen corriendo sobre la pista aérea que un moderno tras*porte toma tierra los recoge en la cabecera de pista y cuando los rusos quieren reaccionar no pueden... Este simple operativo sería la tumba de pilinguin, sin derramar sangre alguna, ni usar armento nuclear... Algo así pronto sucederá y pilinguin será derrocado.. iniciándose, por fin una democracia social en Rusia y su ingreso en LA U.E al loro que esto lo verá vuestros ojos...
Kaliningrado, la ciudad rusa que prefiere Europa a pilinguin
La región, una anomalía histórica y geográfica, se encuentra atrapada entre Lituania y Polonia
ROSALBA CASTELLETTI (LA REPUBBLICA)
Kaliningrado - 17 MAR 2018 - 20:54 CET
11
presidente ruso, Vladímir pilinguin, a principios de marzo durante una entrevista en Kaliningrado.ALEXEI DRUZHININ (AFP)
Oleg Savvin sigue escrutando a su alrededor, tenso y cauteloso: “¿Ve esos dos tipos a mis espaldas? Nos están siguiendo. Todo se repite”. Luego señala un edificio bajo de tonalidad naranja, al otro lado de la calle: la entrada lateral de la sede local del FSB, heredero del KGB. “Fue allí donde el 11 de marzo de hace cuatro años, junto a otros activistas, icé una bandera alemana. No queríamos expresar nuestro apoyo a Alemania, sino a Ucrania: si se puede cambiar de bandera en Crimea, ¿por qué no en Rusia? Una acción pacífica que me costó más de un año de guandoca”. En la antigua Königsberg, corazón de Prusia oriental antes de que la URSS se la anexionara en 1945 y la rebautizara como Kaliningrado en memoria de un lugarteniente de Stalin, el pasado alemán es “pasado extranjero”, y por lo tanto es visto con recelo.
La región es una anomalía histórica y geográfica. Avanzadilla occidental de Rusia frente al mar Báltico, con la caída de la Unión Soviética se encontró atrapada entre Lituania y Polonia. Durante años, nacionalistas y filósofos, desde Vladimir Zhirinovski hasta Alexander Dugin, discutieron sobre la conveniencia de cedérsela a Alemania para dar un nuevo impulso a las relaciones. Hoy el debate suscitaría horror: esta franja de tierra encajada en el lado occidental de la Unión Europea y de la OTAN es la rampa de lanzamiento estratégica de los temidos misiles rusos Iskander. Por lo tanto, basta con ondear una bandera con el águila imperial o recoger firmas para devolverle el antiguo nombre a la ciudad, para evocar el temor a la “germanización” o al separatismo.
MÁS INFORMACIÓN
usia, más allá de pilinguin
Toda la ciudad de Kaliningrado es un monumento a su historia esquizofrénica. En la isla Kneiphof, el filósofo Immanuel Kant descansa desde 1804 a la sombra del Königsberg Dom, uno de los pocos monumentos que sobrevivieron a los bombardeos ingleses y al aplastamiento soviético de las ruinas teutonas. Parece mirar a la Casa del Soviet, monstruoso gigante nunca ocupado que domina amenazante la orilla opuesta del río Pregel. Casitas de ladrillo rojo rodeadas por modernos bloques uniformes de tonalidad gris y cruces ortodoxas que brillan sobre las iglesias neogóticas con agujas de tonalidad cobre. En 2010, las parroquias católicas luteranas fueron tras*feridas en masa a la Iglesia Ortodoxa rusa. “Primero lo llamaron “restitución, pero es absurdo: antes de la década de 1990 aquí nunca había habido tradición ortodoxa”, explica Igor Ronghe, de 48 años, arcipreste de la Iglesia luterana. “Hoy nuestra comunidad cuenta en toda la región con 24 parroquias y 617 fieles y la ley antiterrorismo aprobada el verano pasado se usa para limitar nuestras actividades”.
La campaña de rusificación que siguió al éxodo de los alemanes y a la colonización por parte de varias regiones soviéticas borró casi por completo el legado teutónico. Antes se discutía sobre la peculiar “identidad de Kaliningrado”. Hoy es un debate obsoleto: la población es un melting polt [crisol]. Pero queda una sensación de “doble periferia”: alejada territorialmente de la “Gran Rusia”, como es conocida, e ideológicamente de la cercana Europa. Y de una región con cien mil vidas. Y otros tantos apodos.
estudios internacionales y estratégicos
LA MIRADA DEL CORRESPONSAL
Kaliningrado, la isla rusa que ama a Europa
- XAVIER COLÁS
Kaliningrado
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La antigua Königsberg prusiana es una ciudad portuaria de Europa Oriental que pertenece a Rusia desde 1945 pero que se resiste a perder sus vínculos con Alemania.
La flota del Báltico, anclada en Kaliningrado. XAVIER COLÁS
- La antigua Königsberg prusiana es un punto estratégico en el pulso entre Rusia y los países occidentales, que están aumentando su capacidad militar
- De marcha con los tanques
La antigua Königsberg prusiana, es una ciudad portuaria de Europa Oriental perteneciente a Rusia tras su anexión en 1945 por la derrota alemana. Está situada en la desembocadura del río Pregel, que muere en el lago Vístula, una masa de agua fría y sucia que comunica a su vez con el mar Báltico por el estrecho de Baltisk. Con una población de casi medio millón de habitantes, Kaliningrado es un punto estratégico en el pulso entre Rusia y los países occidentales, que están aumentando sus capacidades militares en Europa oriental espoleados por la anexión de Crimea.
Cuando la Unión Europea completó en 2004 su proceso de ampliación hacia el este con la integración de las Repúblicas Bálticas y Polonia, Kaliningrado se convirtió en una 'isla rusa' rodeada por países europeos. Así que a nadie sorprendió la agria reacción del pasajero: "¿Puede Aeroflot realmente nombrar ciudades rusas como quiera?", escribió airadamente. Aeroflot dice que echó a la azafata tras confesar que se había referido a Kaliningrado por su nombre alemán. La ciudad fue rebautizada en honor a un líder soviético que murió en 1946 y, tras la desintegración de la URSS, pasó a ser territorio ruso.
Kaliningrado representa hoy a la Rusia más europea. Igual que en el resto del país, normalmente votan -aunque menos- a pilinguin: pero la idea de Occidente como un enemigo que además está en decadencia está menos extendida. "En el resto de Rusia hay un 80% de gente que nunca ha salido fuera del país", explica Alexei Milovanov, escritor y periodista de Kaliningrado. "Pero aquí es al contrario, el 50% de la gente de la capital viaja fuera con frecuencia". Por eso la población de Kaliningrado está entre la más afectada por esta nueva Guerra Fría: las sanciones, contrasanciones, endurecimiento del régimen de visados, la caída del rublo y la teórica amenaza militar han complicado la vida a todos.
Desde este extremo occidental se demanda a Moscú más respeto a las particularidades de la zona, que tiene un régimen fiscal especial porque cualquier cosa que produce tiene que pasar una aduana incluso aunque vaya a venderse dentro de la propia Federación Rusa.
El movimiento regionalista y los opositores intentan aprovechar su momento, pero aseguran ser acosados por grupos de violentos pagados por las autoridades. Yakov trabaja en el servicio de logística del aeropuerto, pero también en las filas de Rusia Abierta, la formación opositora financiada por el magnate Mijail Jodorkovski. "Puedo probar que varias veces nos ha agredido gente que luego me ha confesado que recibían dinero de instituciones cercanas al Gobierno", asegura en un tranquilo café del centro de la ciudad. Fuera, un coro de canciones rusas empieza a tomar posiciones para una maratón coral que enardezca el alma rusa de los vecinos.
Kaliningrado será una de las sedes del Mundial de Fútbol de este verano, y allí jugará España uno de los partidos de la fase previa. No muy lejos, en la isla Kneiphof, el filósofo Immanuel Kant descansa desde 1804 a la sombra del Königsberg Dom, que se libró por poco de unos bombardeos que borraron del mapa la arquitectura alemana de buena parte de la ciudad.
Los vecinos de la zona suelen hacer una larga lista a cualquier extranjero de las cosas que les unen con Occidente, una tierra prometida que casi puede verse desde los edificios más altos. Pero las comunicaciones son pobres y las malas relaciones de Rusia con la UE han arruinado algunos privilegios que tenían los naturales de esta región, como cruzar a Polonia sin visado.
Aun así, el país vecino sigue siendo un destino constante de los ciudadanos de esta isla rusa en la UE: suelen volver aprovisionados de quesos y hortalizas prohibidas por las contrasanciones de Moscú, unos codiciados productos que con un poco de suerte pueden encontrarse luego en tiendas ambulantes del centro.
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El joven gobernador Anton Alijanov intenta que Kaliningrado no pierda su carácter de puente entre este y oeste. Pero la preocupación en torno al enclave quedó patente en 2016, cuando además del potente sistema de misiles S-400 que Rusia ya tenía estacionados allí, Moscú anunció el despliegue de misiles Iskander-M con capacidad nuclear. Milovanov, con un pendiente en la oreja -algo inhabitual en Rusia- resopla al oír la palabra Iskander. "Nada ha cambiado, la Flota del Báltico siempre estuvo aquí, pero todo el mundo está preocupado".
Ved un plan táctico de hace cinco años: Aprovechando las maniobras de los paracaidistas rusos, dos comandos se lanzan sobre la base aérea, son tomados por parte de los equipos de paracaidistas... Asaltan la base y la destruyen con armamento de pulsar de energía friendo todo los chips de la base, armamento pesado, torre, lanzaderas, incluso nucleares, aviones, hasta las cafeteras... y huyen corriendo sobre la pista aérea que un moderno tras*porte toma tierra los recoge en la cabecera de pista y cuando los rusos quieren reaccionar no pueden... Este simple operativo sería la tumba de pilinguin, sin derramar sangre alguna, ni usar armento nuclear... Algo así pronto sucederá y pilinguin será derrocado.. iniciándose, por fin una democracia social en Rusia y su ingreso en LA U.E al loro que esto lo verá vuestros ojos...
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La región, una anomalía histórica y geográfica, se encuentra atrapada entre Lituania y Polonia
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Kaliningrado - 17 MAR 2018 - 20:54 CET
11
presidente ruso, Vladímir pilinguin, a principios de marzo durante una entrevista en Kaliningrado.ALEXEI DRUZHININ (AFP)
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La región es una anomalía histórica y geográfica. Avanzadilla occidental de Rusia frente al mar Báltico, con la caída de la Unión Soviética se encontró atrapada entre Lituania y Polonia. Durante años, nacionalistas y filósofos, desde Vladimir Zhirinovski hasta Alexander Dugin, discutieron sobre la conveniencia de cedérsela a Alemania para dar un nuevo impulso a las relaciones. Hoy el debate suscitaría horror: esta franja de tierra encajada en el lado occidental de la Unión Europea y de la OTAN es la rampa de lanzamiento estratégica de los temidos misiles rusos Iskander. Por lo tanto, basta con ondear una bandera con el águila imperial o recoger firmas para devolverle el antiguo nombre a la ciudad, para evocar el temor a la “germanización” o al separatismo.
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La campaña de rusificación que siguió al éxodo de los alemanes y a la colonización por parte de varias regiones soviéticas borró casi por completo el legado teutónico. Antes se discutía sobre la peculiar “identidad de Kaliningrado”. Hoy es un debate obsoleto: la población es un melting polt [crisol]. Pero queda una sensación de “doble periferia”: alejada territorialmente de la “Gran Rusia”, como es conocida, e ideológicamente de la cercana Europa. Y de una región con cien mil vidas. Y otros tantos apodos.
estudios internacionales y estratégicos