Efectivamente, la noticia de las hipotecas no aclaraba si Málaga era la capital o la provincia. Llevo treinta años o más viniendo a Málaga y mi mujer es malagueña, mis hijos han nacido en Málaga (por proximidad a mi suegra y sus cuidados), pero vivimos en Madrid. Si sumo todos los periodos de meses o más que he pasado en Málaga son varios años. Dime lo que quieras, pero te aseguro que conozco Málaga bastante bien. La Axarquía lo que tiene es una plaga de viviendas ilegales, muchas fuera de ordenación con la complicidad de alcaldes que parecen sacados de la Sicilia profunda.
Te doy la razón en que Málaga es una ciudad de burbujas, pero burbujas que fueron estallando una tras otra. Ya la tuvo en el siglo XIX con la industria (que no tenía base alguna y consistió en quemar todos los bosques de la provincia como combustible para la industria química y siderúrgica, el carbón de Peñarroya, Córdoba, llegó muy tarde, porque el ferrocarril llegó cuando la industria ya estaba hundida), luego la filoxera y la ciudad no levantó cabeza hasta que se convirtió en la cabeza de puente del protectorado de jovenlandia. La Guerra Civil la hundió mucho más y la pérdida del protectorado fue una hecatombe para la ciudad.
El turismo de los 60 y 70 fue un fantasma, que solo convirtió a Málaga en una reserva de trabajadores de los pueblos y provincias de alrededor en un dormitorio de la fuerza laboral de la Costa del Sol, duplicando la población de una ciudad que no tenía infraestructuras apenas. La poca industria que montó el Franquismo (algunas potentes) se desmanteló en los 80, con lo que la ciudad volvió a caer en una fuerte depresión económica. Ahora se ha apostado fuerte por el turismo inmobiliario, que ya da síntomas de que está tocando techo, pero "aqui no hay crisis" y "la banca española es la más solvente del mundo", el "turismo es imbatible" (me suenan esas frase). La apuesta de la expo del 27 y su fracaso ha sido un aviso y las consecuencias de un modelo insostenible se están viendo ya y acabará estallando. ¿Cuándo? No lo sé. Pero estará, sin duda, muy conectado con la coyuntura nacional e internacional. Málaga (como buena parte de España) es, básicamente, un modelo dependiente del exterior.
