Tres razones por las que jamás he votado:
1- La democracia es la imposición de la decisión de la mayoría sobre la minoría. En verdadera libertad, cada cual está en su derecho a elegir al líder que considere adecuado para sí mismo (o a no elegir a ninguno), pero no tiene derecho a imponerle ese líder a los demás. Participar en una elección es contribuir a que aquellos que salgan elegidos mayoritariamente se sientan legitimados a gobernar sobre todos, los que les han elegido y los que no, convirtiéndose así en un actor necesario para la imposición.
2- En las elecciones de los regímenes democráticos, las elecciones no son justas, ya que no todos los candidatos parten en igualdad de condiciones. Como el proceso consiste en comprar la voluntad de los votantes, el acceso a recursos es esencial para asegurarse la elección. Por tanto, el resultado no depende de la valía de los candidatos o sus propuestas, sino de la cantidad de recursos invertidos en la compra de votos y la manipulación de conciencias. Como consecuencia, votar significa participar y legitimar una farsa, una elección adulterada donde se hacen trampas. Y votando me hago cómplice necesario de las acciones de los políticos.
3- El voto de una sola persona es sumamente improbable que modifique el resultado de una elección. Independientemente de si votara o no, el resultado sería el mismo.