La criptografía asimétrica es más fácil de descifrar de lo que parece si eres una organización con recursos casi ilimitados.
Basta potencia de cálculo y ponerse a calcular tablas de pares de claves pública-privada.
Si yo fuese una agencia de espionaje llevaría 30 años dedicando una buena parte de mi capacidad computacional a ello.
La seguridad de la criptografía asimétrica reside en que el algoritmo es muy complejo de descifrar a partir de una clave pública, pero nada impide tener almacenada una lista de pares de claves y cotejar la clave pública que queremos espiar con nuestra lista.
Esto en un sistema de espionaje masivo permite escuchar conversaciones sin necesidad siquiera de calcular todas las claves disponibles.
Además con pares de claves en muchos casos que no llegan a los 512 bits, es fácil incluso reventarlas por fuerza bruta. La potencia de cálculo para factorizar es relativamente asequible.