Lo más curioso es que alguien que vino a mi país a quitarse los piojos y la hambruna tenga los santos huevones para decir lo que tengo que hacer.
No es que los extranjeros no debieran tener derecho a opinar sobre lo que hacemos o pensamos los nacionales, sino que tampoco deberían tener derecho de voto como ocurre en Suiza.
Hay que recordarles que están invitados a vivir en mi país, Y eso, en consecuencia, les obliga a respetar a todos los nacionales. Y si no están de acuerdo, que se vuelvan por donde han venido. Que hay muchísimos que agradecerán vivir en mi país sin inmiscuirse en asuntos que no le atañen.
Pero claro, a la cosa de políticos que tenemos en este país, les interesa que exista una quinta columna para que los nacionales disfrutemos de las mieles del ignorancia que sufren la gran mayoría de los tiraflechas y jovenlandeses.