Abraham
Madmaxista
El problema es que estos grupúsculos se ceban en las miserias sociales y el populismo más barato.
Lejos de verse en sus programas y panfletos algún tipo de análisis económico serio, se limitan a esgrimir consignas descerebrantes. ¿Local cerrado? Culpa de ZP. ¿Puesto de trabajo? Prioridad a los españoles, aunque sean españolíssssimos los empresarios que han decidido contratar a foráneos.
Lo peor de todo es que a la más mínima oportunidad surgen la palabras mágicas: jovenlandesal, decencia, control.
¿Nadie recuerda una época donde de repente ponían ballet en la televisión, "alguien" llamaba porque le molestaban los paquetorros de los bailarines y se suspendía la retransmisión?
¿A nadie le han echado de un bar por besarse con una mujer? ¿Nadie ha recibido miraditas de un uniformado al ir cinco personas hablando por la calle?
El problema es que hay mucho simple que se piensa que esta gente se limita a ir contra el viajero y que nos dejaría un país igual, pero más vacío.
Craso error. Si pensáis que este país era de pandereta en cuanto a amiguismo y enchufismo, no vivísteis la época de las cartas de recomendación, ni os han referido a esos días en que no levantar el brazo de determinada manera te descalificaba para un puesto público.
No, amigos, no. La ultraderecha se toma el brazo cuando le das la mano, y se infiltra cual neցro gusano en todos los aspectos de la vida civil, porque ansía el control.
¿Quién te dice que estos payasos no van a ser esclavos de los bancos, igualico que los demás? ¿Su "palabra"?
Todo el santo día hablando de alzamientos militares y monsergas. Las elecciones que ganasen estos desgraciados serían las últimas.
A esta gente no se la discute. Se la combate.
A los políticos ineptos y ladrones hay que echarlos, pero en ningún caso la poltrona se cederá a los fascistas. Punto.
Lejos de verse en sus programas y panfletos algún tipo de análisis económico serio, se limitan a esgrimir consignas descerebrantes. ¿Local cerrado? Culpa de ZP. ¿Puesto de trabajo? Prioridad a los españoles, aunque sean españolíssssimos los empresarios que han decidido contratar a foráneos.
Lo peor de todo es que a la más mínima oportunidad surgen la palabras mágicas: jovenlandesal, decencia, control.
¿Nadie recuerda una época donde de repente ponían ballet en la televisión, "alguien" llamaba porque le molestaban los paquetorros de los bailarines y se suspendía la retransmisión?
¿A nadie le han echado de un bar por besarse con una mujer? ¿Nadie ha recibido miraditas de un uniformado al ir cinco personas hablando por la calle?
El problema es que hay mucho simple que se piensa que esta gente se limita a ir contra el viajero y que nos dejaría un país igual, pero más vacío.
Craso error. Si pensáis que este país era de pandereta en cuanto a amiguismo y enchufismo, no vivísteis la época de las cartas de recomendación, ni os han referido a esos días en que no levantar el brazo de determinada manera te descalificaba para un puesto público.
No, amigos, no. La ultraderecha se toma el brazo cuando le das la mano, y se infiltra cual neցro gusano en todos los aspectos de la vida civil, porque ansía el control.
¿Quién te dice que estos payasos no van a ser esclavos de los bancos, igualico que los demás? ¿Su "palabra"?
Todo el santo día hablando de alzamientos militares y monsergas. Las elecciones que ganasen estos desgraciados serían las últimas.
En el año 2001, el Tribunal Supremo[1] confirma la condena de siete años de prisión a Ricardo Sáenz de Ynestrillas por un delito de homicidio en grado de tentativa y otro de tenencia ilícita de armas al disparar contra un joven que se había negado previamente a venderle cocaína en el año 1997
A esta gente no se la discute. Se la combate.
A los políticos ineptos y ladrones hay que echarlos, pero en ningún caso la poltrona se cederá a los fascistas. Punto.
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