Las apariencias engañan, muchas veces.
Nos engañamos a nosotros mismos, y eso, nos perjudica. ¿Qué tendrá que ver la apariencia con equivocarse, o en su defecto, casarse con una vil mujer y aprovechada? Eso tampoco lo hace superdotado, ni un super-hombre. Ni tampoco el medir 2 metros y tener corpulencia; y que por eso, una mujer de 1,60 no le pueda dar de bofetadas hasta en el cielo de la boca, puede ser un hombre no dado a la violencia y ella tener muy mal carácter. Aparentemente, puede parecer gracioso (no lo es, demasiadas películas de humor vemos), pero sufrir, se sufre igual. Poca empatía nos tenemos en muchas ocasiones. Cuando nos tocan el orgullo, ponemos tierra de por medio.
