El gravísimo problema es que los estultoes que plantearon la ley de vivienda jamás reconocerán que se han equivocado, sino que persistirán en su error, creyendo que un parche puede solucionar la rotura causada por su anterior intervención.
Ahora el plan es prohibir y limitar al máximo el alquiler temporal. Aparte del roto que harán a todas las personas que necesiten una casa durante unos meses, pero no más tiempo -gente que viene a hacer un curso, a establecer un negocio, etc.-, el empeño en ampliar la "protección de los vulnerables" a ese tipo de alquileres, harán que no sea posible echar a un "vulnerable" de una habitación. Efecto no previsto por sus mentes infantiles: Los propietarios dejarán de alquilar habitaciones.
Al arruinar el mercado del alquiler con estas medidas, se desincentiva la inversión con destino al alquiler. Y por lo tanto, la construcción de viviendas. En muy poco tiempo el parque de vivienda será por completo insuficiente. Entonces vendrá la ocurrencia de expropiar las viviendas "vacías" para ponerlas en alquiler social. Y ése es el clavo definitivo. Nadie querrá comprar vivienda, nadie podrá construir vivienda, con lo que eso lleva aparejado: caída de la actividad económica y paro, que se extenderá como las fichas de un dominó a todos los demás sectores -tiendas de muebles, decoradores, pintores, fábricas de elementos de construcción, notarios, agencias, etc. etc. etc.
¿Cómo sé que pasará esto? Pues porque es exactamente lo que ha pasado en Cuba y Venezuela con las mismas medidas. Países donde nunca tuvieron déficit de viviendas, y que ahora son incapaces de alojar a su población, incluso a pesar de los millones de exiliados.
