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Será en Octubre
El estreno de 319 auxiliares de la Xunta tras año y medio de espera: «Aínda non cremos que sexamos funcionarios»
MARÍA HERMIDAPONTEVEDRA / LA VOZ
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Algunos de los 38 auxiliares administrativos de la Xunta que este miércoles comenzaron a trabajar en Pontevedra. Ramón Leiro
Begoña, José Antonio, Alba o Felipe, todos mayores de 30 años, cuentan desde Pontevedra cómo les cambia la vida la llegada a la Administración, donde esperan cobrar 1.100 euros al mes
15 feb 2023. Actualizado a las 14:28 h.
Comentar · 4
Día de estreno en las oficinas de la Xunta de Galicia. Este miércoles, al fin, comenzaron a trabajar las 319 personas que lograron plaza de auxiliar administrativo en septiembre del 2021, es decir, año y medio después de saber que tenían su puesto asegurado y tres años más tarde de haberse inscrito a los exámenes. La espera se ha hecho eterna, sobre todo para quienes no estaban trabajando en la empresa privada o en otro puesto de la Administración y veían cómo el calendario iba avanzando sin que ellos tuviesen un salario al que agarrarse pese a haber obtenido un puesto. Hoy han empezado a borrarse todos esos nervios y esa desesperada espera de saber que vas a ser funcionario pero sin una fecha concreta de inicio. Nada mejor que acudir hasta un edificio administrativo, como el de la Xunta en el barrio de Campolongo (Pontevedra) para comprobar la emoción de este miércoles 15 de febrero. En este edificio se ubican muchas de las 38 plazas que se ofertaban en la ciudad de Pontevedra, que incluyen también otras dependencias como las del Instituto Galego da Vivenda e o Solo o centros educativos como el Frei Martín Sarmiento y el Torrente Ballester.
El primer día les tocó empezar con un curso formativo para hacerse con los programas que usa la Adminisrtración. Ramón Leiro
Sobre las once, todos los nuevos funcionarios estaban reunidos en las aulas formativas del edificio de Campolongo. Les toca pasar primero por los pertinentes cursos para hacerse con los programas informáticos y demás cuestiones. Es el primer paso de su mes de prácticas (ellos cruzan los dedos para que el período de prácticas, con inferior salario, solo dure un mes). Las caras eran de sonrisas al por mayor. «Pasou tanto tempo dende que aprobamos que aínda non cremos que sexamos funcionarios», comentan entre sí dos de las nuevas funcionarias.
Luego, comienzan a aflorar las historias, que tienen todas un denominador común: la alegría por haber conseguido un trabajo estable, en el que no haya que estar pendientes de los contratos temporales. Comienza hablando Begoña Martínez, que tiene 37 años y es de Santiago. Ella, licenciada en Periodismo, estuvo trabajando como autónoma en Cataluña y, de vuelta a las tierras gallegas, decidió que iba a estudiar. Pasó nueve meses sin trabajar, dedicándose enteramente a los oposiciones. Y logró sacar la plaza a la primera sin haber trabajado nunca antes en la Administración. Ahora, será auxiliar en oficinas de Educación. E indica: «Recomendo facer unha oposición coma esta. Eu seguirei estudando para tratar de coller unha praza de administrativa. Pero estou moi contenta con ter sacado xa esta». Begoña opina que el proceso para adjudicarles las plazas fue demasiado largo al principio y, sin embargo, al final hubo arreón tremendo con los tiempos: «Veño de Santiago e aínda estou buscando piso en Pontevedra», señala.
A su lado está Felipe Rodríguez, de 42 años y natural de A Guarda. Hace ya bastante tiempo, trabajó unos meses en ayuntamientos en Valencia. Pero, de vuelta a Galicia, le tocó vida de autónomo. Era vendedor ambulante y decidió ponerse a estudiar mientras se buscaba la vida vendiendo chapas y regalos. Dado que es educador social, preparó las oposiciones de ese gremio, que aprobó, pero que todavía están pendientes de baremo. De rebote, se presentó también a las de auxiliar administrativo. Y sacó plaza. ¿Se marchará si finalmente también tiene puesto de educador? «Estarei no sitio onde me atope mellor, onde o horario sexa mellor para min e estea máis cómodo», indica. De momento, va a las oficinas de Educación.
Alba Martínez, de 36 años y vecina de Poio, tiene plaza en las oficinas de Medio Ambiente, en Campolongo. Ella combinó el estudio de las oposiciones de auxiliar con dar clases particulares. Era la primera vez que opositaba y está contenta con el destino por la cercanía a su hogar: «Está moi ben. Tardou, pero á fin chegou».
Las risas suenan cuando se preguntan por quién es el que se estrena como funcionario con mayor edad. Empatan un hombre y una mujer, ya que ambos peinan los 48 años. Él, José Antonio González, de Pontevedra, llevaba ya cuatro años como interino de la Administración autonómica. Antes, trabajó en la empresa privada, en administración. Dice que no hay tonalidad entre ambas cosas: «Se o sei, nin faría a carreira que fixen nin tardaría tanto en poñerme a estudar a oposición. Como na Administración non se está en ningún outro lado. É o estudo máis rendible da túa vida, nin cursos, nin másteres nin nada», señala.
Ninguno de ellos tiene claro al 100 % cuál será su salario, en subgrupo C2 en el que han sacado plaza. Indican que seguramente ronde los 1.100 euros. Se les pregunta si perderán dinero con respecto a sueldos que tuviesen anteriormente, y la reacción es unánime: «Nin idea, pero imos estar mellor».
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Algunos de los 38 auxiliares administrativos de la Xunta que este miércoles comenzaron a trabajar en Pontevedra. Ramón Leiro
Begoña, José Antonio, Alba o Felipe, todos mayores de 30 años, cuentan desde Pontevedra cómo les cambia la vida la llegada a la Administración, donde esperan cobrar 1.100 euros al mes
15 feb 2023. Actualizado a las 14:28 h.
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Día de estreno en las oficinas de la Xunta de Galicia. Este miércoles, al fin, comenzaron a trabajar las 319 personas que lograron plaza de auxiliar administrativo en septiembre del 2021, es decir, año y medio después de saber que tenían su puesto asegurado y tres años más tarde de haberse inscrito a los exámenes. La espera se ha hecho eterna, sobre todo para quienes no estaban trabajando en la empresa privada o en otro puesto de la Administración y veían cómo el calendario iba avanzando sin que ellos tuviesen un salario al que agarrarse pese a haber obtenido un puesto. Hoy han empezado a borrarse todos esos nervios y esa desesperada espera de saber que vas a ser funcionario pero sin una fecha concreta de inicio. Nada mejor que acudir hasta un edificio administrativo, como el de la Xunta en el barrio de Campolongo (Pontevedra) para comprobar la emoción de este miércoles 15 de febrero. En este edificio se ubican muchas de las 38 plazas que se ofertaban en la ciudad de Pontevedra, que incluyen también otras dependencias como las del Instituto Galego da Vivenda e o Solo o centros educativos como el Frei Martín Sarmiento y el Torrente Ballester.
El primer día les tocó empezar con un curso formativo para hacerse con los programas que usa la Adminisrtración. Ramón Leiro
Sobre las once, todos los nuevos funcionarios estaban reunidos en las aulas formativas del edificio de Campolongo. Les toca pasar primero por los pertinentes cursos para hacerse con los programas informáticos y demás cuestiones. Es el primer paso de su mes de prácticas (ellos cruzan los dedos para que el período de prácticas, con inferior salario, solo dure un mes). Las caras eran de sonrisas al por mayor. «Pasou tanto tempo dende que aprobamos que aínda non cremos que sexamos funcionarios», comentan entre sí dos de las nuevas funcionarias.
Luego, comienzan a aflorar las historias, que tienen todas un denominador común: la alegría por haber conseguido un trabajo estable, en el que no haya que estar pendientes de los contratos temporales. Comienza hablando Begoña Martínez, que tiene 37 años y es de Santiago. Ella, licenciada en Periodismo, estuvo trabajando como autónoma en Cataluña y, de vuelta a las tierras gallegas, decidió que iba a estudiar. Pasó nueve meses sin trabajar, dedicándose enteramente a los oposiciones. Y logró sacar la plaza a la primera sin haber trabajado nunca antes en la Administración. Ahora, será auxiliar en oficinas de Educación. E indica: «Recomendo facer unha oposición coma esta. Eu seguirei estudando para tratar de coller unha praza de administrativa. Pero estou moi contenta con ter sacado xa esta». Begoña opina que el proceso para adjudicarles las plazas fue demasiado largo al principio y, sin embargo, al final hubo arreón tremendo con los tiempos: «Veño de Santiago e aínda estou buscando piso en Pontevedra», señala.
A su lado está Felipe Rodríguez, de 42 años y natural de A Guarda. Hace ya bastante tiempo, trabajó unos meses en ayuntamientos en Valencia. Pero, de vuelta a Galicia, le tocó vida de autónomo. Era vendedor ambulante y decidió ponerse a estudiar mientras se buscaba la vida vendiendo chapas y regalos. Dado que es educador social, preparó las oposiciones de ese gremio, que aprobó, pero que todavía están pendientes de baremo. De rebote, se presentó también a las de auxiliar administrativo. Y sacó plaza. ¿Se marchará si finalmente también tiene puesto de educador? «Estarei no sitio onde me atope mellor, onde o horario sexa mellor para min e estea máis cómodo», indica. De momento, va a las oficinas de Educación.
Alba Martínez, de 36 años y vecina de Poio, tiene plaza en las oficinas de Medio Ambiente, en Campolongo. Ella combinó el estudio de las oposiciones de auxiliar con dar clases particulares. Era la primera vez que opositaba y está contenta con el destino por la cercanía a su hogar: «Está moi ben. Tardou, pero á fin chegou».
Las risas suenan cuando se preguntan por quién es el que se estrena como funcionario con mayor edad. Empatan un hombre y una mujer, ya que ambos peinan los 48 años. Él, José Antonio González, de Pontevedra, llevaba ya cuatro años como interino de la Administración autonómica. Antes, trabajó en la empresa privada, en administración. Dice que no hay tonalidad entre ambas cosas: «Se o sei, nin faría a carreira que fixen nin tardaría tanto en poñerme a estudar a oposición. Como na Administración non se está en ningún outro lado. É o estudo máis rendible da túa vida, nin cursos, nin másteres nin nada», señala.
Ninguno de ellos tiene claro al 100 % cuál será su salario, en subgrupo C2 en el que han sacado plaza. Indican que seguramente ronde los 1.100 euros. Se les pregunta si perderán dinero con respecto a sueldos que tuviesen anteriormente, y la reacción es unánime: «Nin idea, pero imos estar mellor».