Maxinquaye
Madmaxista
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Tras el juicio del 23 f se produce una guerra de accionistas en El País.
El periodista D. Pedro Rodríguez publica en noviembre de 1981 que Trevijano se había convertido en el accionista mayoritario de El País:
"Maldición: Trevijano ataca de nuevo
Trevijano cena en un piso privado con el director. Le comunica la horrible nueva: ha pasado a controlar-para sí o para alguien- el treintaycinco por ciento de las acciones [...] el director jura fidelidad eterna a Polanco y a la casa actual.
[...] Pero ¿como García-Trevijano ha podido controlar un paquete que le convierte en mayoritario?
Porque claro: tener ahora mayoría en El País equivale a una vicepresidencia del Gobierno".
Trevijano no consiguió hacerse con el control de El País porque Polanco logró superar su porcentaje de acciones.
Esta es la versión de García-Trevijano de los hechos:
"Compré en secreto por medio de Darío Valcarce, que era accionista de El País, yo no tenía derecho porque no era accionista y por lo tanto no tenía preferencia de compra, entonces a nombre de Darío empecé a comprar en metálico ocultando mi nombre con la promesa de Darío de que nunca revelaría que era yo quien estaba comprando y cuando llegué a poseer el veintyocho por ciento en un momento en que POlanco tenía el catorce yo ya era el priemer accionista del periódico.
En ese momento Darío cometió una indiscrección con Rafael Pérez Escolar que era también propietario y quiso entonces aprovechar ese momento para vender sus acciones más caras. Al trascender eso, Cebrián y Polanco movilizaron todas sus fuerzas para impedir que yo entrara en El Pais, incluso hicieron una convocatoria en talleres para parar el periódico en el caso que yo me hiciera dueño de la mayoría.
Tenía en aquel momento apalabrado del veintyocho al treintaycinco por ciento de las acciones y ya no pude comprarlo porque se puso en alerta a todo el mundo. Aguanté lo que pude, pero si no controlaba el cincunetayuno por ciento del periódico me declararían la guerra total y ya había invertido mucho dinero y era una pérdida grande, entonces decidí vender.
Enviaron a Ramón Mendoza de parte de Polanco a comprar mis acciones. Yo accedí finalmente pero con una condición: que no fueran para Polanco, que se tenían que distribuir en la misma proporción que hay hoy y así se hizo.
Entonces me ofreció una cena en su chalet en La Florida, allí asistieron Polanco, Cebrián y todos los accionistas principales y allí se celebró el acuerdo, respetando mis condiciones que eran que Polanco no fuera propietario de las acciones."
El periodista D. Pedro Rodríguez publica en noviembre de 1981 que Trevijano se había convertido en el accionista mayoritario de El País:
"Maldición: Trevijano ataca de nuevo
Trevijano cena en un piso privado con el director. Le comunica la horrible nueva: ha pasado a controlar-para sí o para alguien- el treintaycinco por ciento de las acciones [...] el director jura fidelidad eterna a Polanco y a la casa actual.
[...] Pero ¿como García-Trevijano ha podido controlar un paquete que le convierte en mayoritario?
Porque claro: tener ahora mayoría en El País equivale a una vicepresidencia del Gobierno".
Trevijano no consiguió hacerse con el control de El País porque Polanco logró superar su porcentaje de acciones.
Esta es la versión de García-Trevijano de los hechos:
"Compré en secreto por medio de Darío Valcarce, que era accionista de El País, yo no tenía derecho porque no era accionista y por lo tanto no tenía preferencia de compra, entonces a nombre de Darío empecé a comprar en metálico ocultando mi nombre con la promesa de Darío de que nunca revelaría que era yo quien estaba comprando y cuando llegué a poseer el veintyocho por ciento en un momento en que POlanco tenía el catorce yo ya era el priemer accionista del periódico.
En ese momento Darío cometió una indiscrección con Rafael Pérez Escolar que era también propietario y quiso entonces aprovechar ese momento para vender sus acciones más caras. Al trascender eso, Cebrián y Polanco movilizaron todas sus fuerzas para impedir que yo entrara en El Pais, incluso hicieron una convocatoria en talleres para parar el periódico en el caso que yo me hiciera dueño de la mayoría.
Tenía en aquel momento apalabrado del veintyocho al treintaycinco por ciento de las acciones y ya no pude comprarlo porque se puso en alerta a todo el mundo. Aguanté lo que pude, pero si no controlaba el cincunetayuno por ciento del periódico me declararían la guerra total y ya había invertido mucho dinero y era una pérdida grande, entonces decidí vender.
Enviaron a Ramón Mendoza de parte de Polanco a comprar mis acciones. Yo accedí finalmente pero con una condición: que no fueran para Polanco, que se tenían que distribuir en la misma proporción que hay hoy y así se hizo.
Entonces me ofreció una cena en su chalet en La Florida, allí asistieron Polanco, Cebrián y todos los accionistas principales y allí se celebró el acuerdo, respetando mis condiciones que eran que Polanco no fuera propietario de las acciones."
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