Barcelona está estos días insoportable.
Paseando por la calle se experimenta una sensacion extraña, como la de pasear por las instalaciones de un gran manicomio, la cantidad de gente con evidentes problemas mentales es bestial, y a nadie parece importarle, y cada vez se envalentonan mas los colgados, antiguamente es cierto que se veían yonkis y mendigos, pero es que ver enfermos mentales sueltos y sin ataduras es bastante impactante.
Una pena que una ciudad con tanto potencial acabe siendo siendo un fétido patio de manicomio y que ninguno de sus alcaldes se plantee cambios.