Las ingenieras negras, tras*exuales y diversas. ¿Qué podía salir mal?
La situación interior en Boeing equivale a la de una refundación. No sólo porque se están revisando todos los procesos sino, encima, porque las fábricas se están volviendo a poner en marcha después de dos meses de parálisis.
Y coincidiendo con ello, la empresa ha informado a la plantilla que ha disuelto el departamento de diversidad, igualdad e inclusión, que se encargaba de gestionar las cuotas de mujeres, gayses, personas afroamericanas, tras*exuales, etcétera. Ahora, dice la aerolínea, se va a focalizar en el talento y la experiencia del empleado. Sara Bowen, la encargada de esta área anunció al mismo tiempo que dejaba la empresa. “Ha sido un privilegio dirigir el departamento de Igualdad y Diversidad estos cinco años. Nuestro departamento tuvo muchos logros, a veces imperfectos, pero yo sueño con conseguir mucho más. Ha valido la pena”, señaló en su mensaje.
Imperfectos dice la hija de la gran fruta.
Lo de Boeing ha sido estos últimos años catastrófico. ralea sin talento, cuotas, fallos de diseño, contratistas baratos, pésimos ensamblajes, indemnizaciones multimillonarias, asesinatos, piezas defectuosas y pilotos volando aviones sin conocimiento de un sistema como el mcas. Terrorismo puro de Boeing.
Un ingeniero de la compañía aeroespacial estadounidense Boeing presentó
un cuestionamiento ético formal alegando que la empresa rechazó un sistema de seguridad en el modelo 737 MAX, actualmente en revisión técnica tras dos accidentes fatales en menos de seis meses,
para minimizar los costos.
Empleados antiguos y actuales de Boeing han comenzado a develar detalles sobre esta cultura corporativa presuntamente más interesada en lograr ganancias en un mercado difícil que en escuchar a los ingenieros.
En el cuestionamiento de Ewbank,
quien trabajó en el desarrollo de los sistemas en la cabina de los 737 MAX que permiten a los pilotos monitorear y controla el avión, se hace referencia a la recomendación de instalar un sistema redundate para la medición de la velocidad por otros medios, en caso de que los principales fallaran.
Se trata del sistema de
“estimación sintética de velocidad”, que calcula la velocidad en base a mediciones de GPS, tiempo de respuesta de los movimientos del avión y otras variables. Se diferencia de esta manera del tradicional método de calcular la presión del aire mediante los tubos de Pitot.
En los dos accidentes ocurridos hasta la fecha con los 737 MAX
se registraron fallas en los sensores de velocidad y ángulo de ataque, que se cree llevaron al sistema automatizado MCAS a actuar en base a datos erróneos y provocar la caída de ambos aviones.
Pero con un sistema de medición de la velocidad de reserva, y basado en métodos alternativos,
los pilotos y también los sistemas podrían haber advertido la discrepancia y, por tanto, la falla en los sensores primarios.
Este sistema de medición extra
se encuentra instalado en el Boeing 787, un modelo de mayor tamaño, capacidad, costo y alcance, pero no en los 737 MAX.
“No es posible decir con seguridad que la implementación de un sistema sintético de medición de la velocidad podría haber prevenido los accidentes”, expresó Ewbank en su cuestionamiento, al que tuvo acceso el
New York Times. Pero las acciones de los ejecutivos de Boeing apuntan a una cultura que prioriza ganancias sobre seguridad.
Tal y como fue desarrollado, el MAX requirió de una adaptación mínima de parte de los pilotos que ya volaban el Next Generation y la FAA realizó un proceso de certificación sólo de los grandes cambios en el avión asumiendo condiciones preexistentes en la versión anterior.
Es todo BOEING, no solo los Max.
Curtis Ewbank, quien trabajó en el desarrollo de la cabina del nuevo avión de pasajeros cuyas operaciones han quedado prohibidas tras la fin de 346 personas, presentó un ]"cuestionamiento ético" ante la compañía por haberse negado a instalar un medido de velocidad alternativo
www.infobae.com
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