Recuerdo que el asiento trastero del Seat Panda la goma espuma se convertía literalmente en polvo, y luego el ojo ciego tocaba la chapa del chasis, y el muslo y la espalda tocaban la barras que sujetaban el citado sillón.
Luego había estaba lo de los asientos delanteros y las erecciones, sí, así como suena. Entre la baja calidad de los sillones y su prematura degradación, y la mala suspensión de los sillones delanteros, la vibración provocaba en la zona prostática de los varones que iban en dichos asientos erecciones a eso de los dos o tres minutos de conducción.
Así qué, los que hemos toreado en peores plazas, como que no nos impresiona mucho lo del Citroen.