SOBRE EL IMPEACHMENT A BIDEN: ANÁLISIS DEL DOCUMENTO FD-1023 FECHADO EL 26 DE JUNIO DE 2020.

Eric Finch

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SOBRE EL IMPEACHMENT A BIDEN: ANÁLISIS DEL DOCUMENTO FD-1023 FECHADO EL 26 DE JUNIO DE 2020.


Quizá a los españoles les haya sorprendido la noticia que saltó a los medios de comunicación relativa al hecho que la Cámara de Representantes de los Estados Unidos ha decidido iniciar un procedimiento de impeachment frente a Joseph Biden. Desde luego tiene su explicación en el hecho de que los mismos medios y corresponsales (que, sinceramente, cada vez se molestan menos en disimular su parcialidad) se hacían eco no ya al minuto sino al segundo de las investigaciones del Comité de la Cámara de Representantes que en su día investigaba las acciones de Donald Trump, optaron por la técnica del avestruz en lo que se refiere al Comité de esa misma cámara que desde hace tiempo viene investigando la corrupción no sólo de Joseph Biden, sino de toda su familia. La documentación y los testimonios prestados son públicos y de acceso general y gratuito en una página web específica, por lo que tan sólo la falta de interés o la desidia justifica su desconocimiento.

En esta ocasión, quiero hacerme eco de un documento especial que estaba en posesión del F.B.I nada menos que desde el 30 de junio de 2020, es decir, cuatro meses antes de los comicios. Se trata del “Documento FD-1023” (denominación que, según el propio F.B.I. se refiere al “impreso que nuestros agentes especiales utilizan para documentar información aún sin verificar procedente de fuentes confidenciales”) y que registra lo que un informante a quien en el documento se refiere como C.H.S (iniciales de Confidential Human Source -fuente confidencial-) y que hace referencia a información relativa a la posible financiación ilícita de los Biden (padre e hijo) en Ucrania. Ese documento (según el cual el informante comunicó la información el día 26 de junio de 2020) fue mantenido bajo siete llaves por la agencia de investigación y tan sólo se aportó cuando no quedó más remedio por cuanto el Comité del Congreso amenazó literalmente con iniciar acciones legales por desobediencia cuando tras requerirlo en varias ocasiones no fue suministrado.

La información a que se refiere se centra en cuatro momentos. Ofrecemos a continuación los párrafos más importantes del documento.

Primeros encuentros con ejecutivos de Burnsma en Kiev, Ucrania, en 2015/2016.

A finales de 2015 o principios de 2016, durante la administración Obama/Biden, CHS fue presentado, por mediación de Oleksandr Ostapenko (a quien también se cita como Alexander Ostapenko) a varios cargos de la empresa gasística ucraniana Burisma Holdings (“Burisma”).

CHS y Ostapenko viajaron a Ucrania y se desplazaron a las oficinas de Burisma situadas a 20 minutos del centro urbano. El propósito del encuentro era analizar el interés de Burisma en adquirir una empresa gasística sita en territorio estadounidense a los propósitos de fusionarla con Burisma para iniciar una IPO
[siglas de Initial Public Offering, es decir, la salida inicial a bolsa de la empresa] en los Estados Unidos. Burisma deseaba adquirir dicha entidad por un precio entre 20 y 30 millones [de dólares].

En dicho encuentro se encontraban CHS, el antiguo socio empresarial de CHS [el nombre aparece tachado] Karina Zlochevsky (la hija del CEO [siglas de Chief Executive Officer, es decir, el máximo responsable de la empresa] y fundador Mykola Zlochevsky) y su marido (FNU LNU). La conversación fue en ruso y, por tanto [nombre tachado, se refiere por tanto al antiguo socio de CHS] no participó en ella.

Durante el encuentro, Pojarski preguntó a CHS si estaba al tanto de la composición del Consejo de Administración de Burisma. CHS respondió “no”, y Pojarski le informó que el consejo incluía entre sus miembros: 1) al antiguo Presidente o Primer Ministro de Polonia y 2) Hunter Biden, hijo de Joe Biden. Pojarski dijo que Burisma había incorporado al ex presidente polaco para aprovechar sus contactos en Europa en futuros acuerdos sobre petróleo y gas, y a Hunter Biden para que “a través de su padre, nos protegiese de cualquier tipo de problemas” (CHS asegura que Pojarski no ofreció más detalles específicos acerca de lo que esto significaba).

CHS preguntó las razones por las que ellos (Burisma) le requerían para asesorarles sobre la compra/fusión de una empresa estadounidense cuando Biden era miembro del consejo. Pojarski respondió que Hunter Biden no era muy listo, y que deseaban obtener asesoramiento adicional
.”

Sobre este primer punto, indicar dos cuestiones. La primera, que es cierto que tan sólo se contiene información genérica y per se no ofrece pruebas objetivas acerca de la posible corrupción, pero sí que se ofrece cuando menos una narración coherente suministrando indicios que, cuando menos, requerirían una investigación adicional que el F.B.I. distó mucho de realizar. Sobre todo, teniendo en cuenta lo que se indica en los párrafos siguientes.

Reunión de CHS, Ostapenko y Mykola Zlochevsky en Viena, Austria, en 2016.

Aproximadamente uno o dos meses después del anteriormente citado encuentro en Ucrania, CHS se desplazó a Viena, Austria, con Ostapenko y se encontró con Mykola Zlochevsky en una cafetería. Los tres continuaron hablando sobre la posibilidad de que Burisma adquiriese una empresa estadounidense. CHS recuerda que este encuentro tuvo lugar aproximadamente al mismo tiempo que Joe Biden hizo unas declaraciones públicas acerca de la corrupción del (anterior) Fiscal General Ucraniano Victor Shokin y que debería ser cesado del cargo. CHS dijo a Zlochevsky que debido a la investigación de Shokin sobre Burisma, que se hizo pública en esos momentos, ello tendría un importante efecto negativo sobre la futura IPO en los Estados Unidos. Zlochevsky respondió con algo parecido a estos términos: “No se preocupe, Hunter arreglará estos asuntos a través de su padre”. CHS no hizo más preguntas acerca del significado específico de esta frase.

CHS preguntó a Zlochevsky por qué Burisma pagaría de 20 a 30 millones para adquirir una compañía estadounidense cuando sería más económico crear una nueva empresa, o adquirir una entidad pantalla que ya estuviese lista para el intercambio. Zlochevsky respondió que Hunter Biden había indicado a Burisma que adquiriría más ingresos si adquiría una gran empresa estadounidense que ya tuviera implantación en el sector gasístico y petrolero estadounidense. CHS recuerda que Zlochevsky mencionó algunas empresas gasísticas en Texas, cuyos nombres en estos momentos no recuerda. CHS advirtió a Zlochevsky que sería problemático conseguir capital en los Estados Unidos a la vista de las investigaciones de Shokin en Burisma por cuanto nadie en los Estados Unidos invertiría en una empresa sujeta a investigación penal. CHS sugirió que sería mejor si Burisma litigaba el asunto en Ucrania y contratase a un abogado por 50.000 dólares. Zlochevsky manifestó que tanto él como Burisma perderían el pleito porque no podría demostrar que Burisma fuese inocente. Zlochevsky también sonrió cuando CHS mencionó el número 50.000, no porque fuese una suma pequeña, sino porque la cifra contenía un “5”, e indicó que “cuesta 5 (millones) pagar a un Biden y 5 (millones) a otro Biden.” CHS hace notar que en este momento no estaba claro para él si esos pagos se habían realizado ya.

CHS dijo a Zlochevsky que cualquier pago a los Biden complicaría el asunto, y Burisma debería contratar a “cualquier asesor competente la materia” porque los Biden carecían de experiencia en el sector. Zlochevsky comentó que aun cuando Hunter Biden “era menso hasta el punto que el perro (de Zlochevsky) era más listo” necesitaba mantener a Hunter Biden (en el Consejo) para que “todo saliera bien”. CHS preguntó si Hunter Biden o Joe Biden dijeron a Zlochevsky que debía mantener a Hunter Biden; éste contestó “ambos lo hicieron”. CHS reiteró su consejo de que estaba cometiendo un error y que debía prescindir de Hunter Biden y abordar de forma directa la investigación de Shokin para que se mantuviera en Ucrania y no se convirtiese en asunto internacional. Zlochevsky respondió algo parecido a “No se preocupe, esto se arreglará de todos modos.”
[…]

En este punto, si se suman uno y uno dan inevitablemente dos. Es un hecho objetivo y no cuestionado por nadie que Hunter Biden formó parte del Consejo de Administración de Burisma (percibiendo, dicho sea de paso, unos onerosísimos emolumentos) sin tener ninguna experiencia para ello. Es un hecho objetivo que en el momento en que Hunter Biden fue incorporado a ese puesto, Joseph Biden era Vicepresidente de los Estados Unidos. Y es un hecho objetivo y no cuestionado por nadie que Burisma fue objeto de una investigación penal por parte del fiscal Shokin. Que fue cesado por presión directa de Joseph Biden es algo de lo que este se jactó en público con posterioridad, afirmando que chantajeó (Biden no utilizó ese verbo, pero estaba fuera de toda duda que es el apropiado) al mandatario ucraniano con no tras*ferirle dos millones de dólares en ayudas si no cesaba al fiscal general; y Biden terminó su jactancia afirmando: “y cesó al me gusta la fruta”, lo que provocó las risas del auditorio sin que ningún fiscal ni medio de comunicación se preguntase si no estaba reconociendo en público un ilícito penal. Justo cuando esa investigación ponía en peligro una operación comercial en territorio estadounidense por parte de una empresa en cuyo órgano de gestión se encontraba Biden junior.

A continuación, el informe se refiere a varias llamadas telefónicas entre CHS y Zlochevsky. Una de ellas tuvo lugar inmediatamente después de las elecciones presidenciales, y Zlochevsky, tras manifestar que “no estaba contento” con la victoria de Trump, manifestó que “no quería pagar a los Biden, pero le estaban presionando para hacerlo”. Es aquí cuando el documento tiene una curiosa precisión: “CHS explica que la palabra rusa utilizada por Zlochevsky para referirse al pago fue “poluchili”, que literalmente traducido es “logrado” o “recibido”, pero se utiliza igualmente en jerga criminal rusa para referirse a “forzado u obligado a pagar”. A continuación, Zlochevsky afirmó que “Shokin había sido cesado y no había investigación en curso, y nadie encontraría sus tratos con los Biden” y, al ser preguntado por CHS, afirmó que “tenía mensajes de texto y grabaciones acreditativas de que le habían forzado a efectuar tales pagos”. Con posterioridad a esta llamada telefónica, el contacto entre ambos se suspendió hasta 2019, cuando ambos personajes se encontraron en Londres, donde coincidieron en “una cafetería rusa cerca de Knightsbridge Street cerca de los almacenes Harrods”. Es interesante destacar la reflexión que deslizó Zlochevsky:
“Zlochevsky preguntó jocosamente a CHS si era un “oráculo” (debido a su antiguo consejo de que no debía pagar a los Biden, sino contratar a un abogado para afrontar las investigaciones de Shokin). CHS mencionó que Zlochevsky podría tener dificultades a la hora de explicar tras*ferencias que evidenciasen cualquier pago ilícito a los Bidens. Zlochevsky respondió que no efectuó tras*ferencia directa alguna al “Big Guy” (que CHS interpretó como una referencia a Joe Biden). CHS preguntó a Zlochevsky cuántas empresas y cuentas bancarias manejaba, y éste respondió que les llevaría (a quienes investigasen el asunto) 10 años encontrar las pruebas (de los pagos ilícitos a Joe Biden”.

Lo anterior se refiere a las declaraciones del confidente efectuadas el 26 de junio de 2020. Pero existe un párrafo que documenta una comparecencia adicional de CHS tres días después, es decir, el 29 de junio en la que se registra lo siguiente:

“En relación a la afirmación anterior de CHS según la cual Zlochevsky manifestó que “tenía mensajes de texto y grabaciones que demostraban que le habían obligado a realizar tales pagos”, CHS aclara que Zlochevsky dijo poseer un total de “17 grabaciones” con los Bidens; dos de ellas incluyen a Joe Biden, y las restante q5 tan sólo a Hunter Biden. CHS reitera que, para Zlochevsky, esas grabaciones acreditaban que había sido obligado a pagar a los Biden para asegurarse que el fiscal general ucraniano Viktor Shokin fuese cesado. Zlochevsky afirmó que poseía “documentos (que CHS entendió eran justificantes de tras*ferencias y registros bancarios) que acreditaban el haber efectuado algunos pagos a los Biden, presumiblemente a cambio del cese de Shokin”

A la vista del documento, les propongo un ejercicio de imaginación. Piensen por un momento que el apellido Biden desaparece del documento y en su lugar apareciese el de Trump, y en vez del nombre de Hunter Biden apareciese el de Jared Kushner, yerno de aquél. ¿Hubiera permanecido ese documento encerrado bajo siete llaves y tratando de apartarlo lo más posible de la luz pública o se hubiese filtrado convenientemente y los corresponsales que habitualmente pululan en los distintos medios de comunicación hubiesen alzado su voz tonante clamando por una investigación esgrimiendo el contenido del documento como prueba irrefutable?
Lo cierto es que la corrupción de los Biden no es algo, ciertamente, novedoso y aun cuando los medios se han esforzado en ocultarla hasta extremos rayanos en lo grotesco (al filtrarse la existencia de grabaciones, algún “periodista” -con perdón- estadounidense se preguntó si Joe Biden no podía simplemente aparecer porque casualmente había ido a saludar a su retoño) algunas publicaciones la habían aireado. En 2018 la editorial Harper Collins publicó un libro escrito por Peter Schweizer y titulado Secret Empires, y que lleva como ilustrativo subtítulo: “cómo la clase política americana oculta su corrupción y enriquece a su familia y amigos.” Así, por ejemplo, su capítulo segundo (“Príncipes americanos: dos hijos y un compañero de cuarto”) se refiere a la empresa creada por Hunter Biden y Chris Heinz (este último hijastro de John Kerry) cuando sus progenitores eran nada menos que Vicepresidente y Secretario de Estado respectivamente; y cómo esa empresa se enriqueció obteniendo cuantiosos ingresos, muchos de ellos procedentes de China. También el capítulo cuarto (“Los Biden en Ucrania”) se exponen muchos de los comportamientos de los Biden en ese país. Dicho sea de paso, el “compañero de cuarto” que se incorporó a la empresa de Biden-Heinz fue Devon Archer, condenado penalmente por estafa a una tribu nativo americana. Archer, por cierto, el día 3 de agosto de 2023 prestó declaración ante la Comisión encargada de investigar el comportamiento de los Biden, siendo su intervención accesible al público y que el lector interesado puede encontrar aquí. La Comisión también hizo públicos los ingresos obtenidos por los Biden y que procedían de países como Rusia, Kazajistán y Ucrania.

En definitiva, no sorprende que a la vista de lo que son, por lo menos, indicios de actividades delictivas se inicie un impeachment. Lo que sorprende es que el Departamento de Justicia (cuyo actual titular, Merrick Garland, está dejando a la altura del betún) tan activo en la persecución de Trump, se limite a imputar a Hunter Biden una simple tenencia ilícita de armas y no haya considerado oportuno tirar del hilo que las declaraciones del citado documento suministran. Y también plantea serios interrogantes la actuación del F.B.I. en este asunto.
 
Hoy en día si eres presidente de los estados unidos y no te hacen un empichamiento de esos, es que no eres nadie
 
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