Muchas gracias y buenas noches.
Hoy ha pasado algo interesante.
La mayor parte del día me la he pasado arreglando un problema técnico peliagudo, y a medida que se acercaba la hora del Rosario pensaba que no llegaría a tiempo. Tenía cierta preocupación, pero pintaba mal para terminar, dada la dificultad del problema técnico, como cambiar las cuatro ruedas pinchadas de un coche en marcha, y al mismo tiempo, y sin parar. Una buena analogía.
Entonces le pedí a Dios un poquito de ayuda, y al momento, como por arte de magia, el problema se arregló.
Lo que podía acabar con un desastre terminó muy bien. Un pequeño milagro, muy pequeño, sigue siendo un milagro.
Gracias, Dios mío.
Y como estoy agotado me voy a dormir ya. Y mañana me lo tomo libre.