Religión: Santo evangelio de hoy y lecturas. jueves, 20 de junio, "alegraos, justos, con el señor" **************************************sto.rosario a las 22.00

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ACTUALIZACIÓN:

Santo Rosario. 22:00 horas, horario en España peninsular.

EMPEZAMOS A REZAR A LAS 22:00 HORAS.



Desde Lourdes (hoy en castellano):



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Letanías (no son obligatorias, pero agradan a nuestra progenitora del Cielo):



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Salve



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Ave María (cantado)





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¿Cómo se reza el Rosario? Con viñetas explicativas.


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Promesas del Rosario (apariciones marianas):



Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.

Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.

El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.

Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.

El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.

Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una fin violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.

Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.

Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su fin encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la fin participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.

Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.

Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.

Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.

Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.

Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la fin.

Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.

La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.

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Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).

Beneficios de la Palabra

1) Nutre tu alma sedienta.

«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).

2) Fortalece tus huesos cansados.

«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).

3) Redirige tu mirada a lo que es justo.

«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).

4) Calma tu corazón desanimado.

«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).

5) Concede Completa Paz.

«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).

6) Llena De Esperanza.

«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).

7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.

«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).

8) Da Profunda Sabiduría.

«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).

9) Tranquilidad Durante El Dolor.

«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)

10) Te Llena De Sus Alabanzas.

«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).

11) Guarda De Caer En La Tentación.

«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).

12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.

«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).

13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.

«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).

14) Consuela En Tiempo De Angustia.

«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).

15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.

«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).

A continuación, el Evangelio de hoy jueves y las lecturas:

Cuando recéis, no uséis muchas palabras

Primera lectura​

Lectura del libro del Eclesiástico 48, 1-14​


Surgió el profeta Elías como un fuego,
su palabra quemaba como antorcha.
Él hizo venir sobre ellos el hambre,
y con su celo los diezmó.
Por la palabra del Señor cerró los cielos
y también hizo caer fuego tres veces.
¡Qué glorioso fuiste, Elías, con tus portentos!
¿Quién puede gloriarse de ser como tú?
Tú despertaste a un cadáver de la fin
y del abismo, por la palabra del Altísimo;
tú precipitaste reyes a la ruina
y arrebataste del lecho a hombres insignes;
en el Sinaí escuchaste palabras de reproche
y en el Horeb sentencias de castigo;
tú ungiste reyes vengadores
y profetas para que te sucedieran;
fuiste arrebatado en un torbellino ardiente,
en un carro de caballos de fuego;
tú fuiste designado para reprochar los tiempos futuros,
para aplacar la ira antes de que estallara,
para reconciliar a los padres con los hijos
y restablecer las tribus de Jacob.
Dichosos los que te vieron
y se durmieron en el amor,
porque también nosotros viviremos.
Cuando Elías fue arrebatado en el torbellino,
Eliseo se llenó de su espíritu.
Durante su vida ningún príncipe lo hizo temblar,
nadie pudo dominarlo.
Nada era imposible para él,
incluso muerto, su cuerpo profetizó.
Durante su vida realizó prodigios,
y después de muerto fueron admirables sus obras.

Salmo de hoy​

Salmo 96 R/. Alegraos, justos, con el Señor.​


El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
Alegraos, justos, con el Señor

Delante de él avanza el fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.
Alegraos, justos, con el Señor

Los montes se derriten como cera ante el Señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Alegraos, justos, con el Señor

Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos.
Adoradlo todos sus ángeles.
Alegraos, justos, con el Señor

Evangelio del día​

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 7-15​


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis.
Vosotros orad así:
“Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal”.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

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Bonus: Añado los comentarios de los dominicos con el Evangelio anterior, así como los del padre Pedro Brassesco, en YT. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de D. Félix García O.P., de la Fraternidad de Laicos Dominicos de Viveiro (Lugo).






Reflexión del Evangelio de hoy​

Tú fuiste designado para aplacar la ira antes de que estallara​

Son palabras muy duras las que leemos en los primeros versículos de la lectura de hoy. Nos deja traslucir un Dios exigente y, en algunos momentos, vengativo, en un contexto de dejación del seguimiento de los mandatos de Dios por su pueblo.

Los reyes sucesores de David se han entregado a los ídolos y rinden culto, o lo toleran, a los dioses que las esposas y concubinas de los reyes y seguramente de los notables de Israel han ido adoptando.

Los hechos que nos narra Ben Sirac ensalzando al profeta Elías son propios de un Dios celoso de su importancia en Israel que trata de mantener a su pueblo en la observancia de la Ley. Un relato que se dulcifica a su final y a partir del versículo 10 parece dejar abierta la posibilidad de aplacamiento de la cólera de Dios.

Este fragmento que leemos hoy parece que se aleja bastante del retrato del Dios de Jesús, aunque puede que la situación política en los tiempos de Elías sea la que justifique la dureza del relato.

Cuando recéis, no uséis muchas palabras​

No es malo el consejo sobre el modo de rezar y es bien necesario ahora, entonces y en el futuro. Estamos creídos de que podemos convencer a Dios con palabras, puede que bellas, llenas de superlativos elogiosos, y muy poéticas, pero absolutamente innecesarias y vacías. Esto parece demostrar que nuestra fe está condicionada por nuestros sentimientos puramente humanos. No terminamos de creernos que Dios siempre está pendiente de nuestras necesidades, que él las conoce antes de que se produzcan y ya nos ha dado medios para solucionar problemas y necesidades.

El Padre Nuestro que Jesús nos enseña hoy pierde importancia cuando lo rezamos de forma rutinaria, sin tener presente todo el poder de su contenido. Decimos “Padre nuestro”, pero lo hacemos de forma que no trasluce la fraternidad universal que indica. Nos alivia un poco que “esté en el cielo”; si podemos colocarlo allá, arriba nos lo quitamos de delante y puede que tenga menos importancia. No nos cuesta “Santificar el Nombre el Señor”, le hacemos un templo hermoso, una bella ceremonia, …y santificado queda. Pedimos a boca llena que venga a nosotros su reino, pero no ponemos nada de nuestra parte para que eso sea posible.

Seguimos pidiendo que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo, pero procuramos esconder nuestra responsabilidad en que esto suceda. Lo dejamos en manos de Dios y que él, con su inmenso poder, lo haga. Es nuestra voluntad la que nos interesa y así parece que le pidamos al Padre que sea su voluntad la que nosotros tenemos o queremos. Sí, pedimos con alegría que nos dé el pan de cada día, pero puede que queramos ese pan para atesorarlo, cuando solo somos depositarios temporales y obligados a repartir y compartir con los hermanos. Pedimos a Dios que solucione el hambre del mundo, y decimos muy devotos: “Te lo pedimos, Señor”, con lo que le pasamos el problema y nos desentendemos. Se nos olvida que él nos ha dicho varias veces: “dadles vosotros de comer”.

Y rematamos pidiendo que perdone nuestras ofensas como nosotros perdonamos, mientras cambiamos de banco en el templo para evitar dar la paz a ese que nos cae mal y del que no olvidamos sus “ofensas”. No tenemos en cuenta que Dios no perdonará nuestras ofensas sin que vaya delante nuestro perdón a posibles ofensores. Y pedimos que nos libre del mal, pero no hacemos nada por evitarlo; nos quejamos de Dios porque tenemos un cáncer en el pulmón, pero nos olvidamos de cómo hemos fumado y lo seguimos haciendo. Y seguimos cayendo en la tentación una y otra vez porque no ponemos en juego las posibilidades que Dios puso en nosotros desde siempre.

A lo mejor tendríamos que pensar un poco a qué nos comprometemos antes de rezar el Padre nuestro.

Fuente: Cuando recéis, no uséis muchas palabras

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Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.


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Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)
 
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Kempis del día:
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Capítulo 23 : DE LA MEDITACIÓN DE LA fin.

1. Muy presto será contigo este negocio; mira cómo te has de componer. Hoy es el hombre y mañana no parece.
En quitándolo de la vista, se va presto también de la memoria.
¡Oh torpeza y dureza del corazón humano, que solamente piensa en lo presente, sin cuidado de lo por venir!
Así habías de conducirte en toda obra y pensamiento, como si hoy hubieses de morir.
Si tuvieses buena conciencia, no temerías mucho la fin.
Mejor fuera evitar los pecados que huir de la fin.
Si no estás dispuesto hoy, ¿cómo lo estarás mañana?
Mañana es día incierto; y ¿qué sabes si amanecerás mañana?

2. ¿Qué aprovecha vivir mucho, cuando tan poco nos enmendamos? ¡Ah! La larga vida no siempre nos enmienda, antes muchas veces añade pecados.
¡Ojalá hubiéramos vivido un día bien en este mundo!
Muchos cuentan los años de su conversión, pero muchas veces es poco el fruto de la enmienda.
Si es temeroso el morir, puede ser que sea más peligroso el vivir mucho.
Bienaventurado el que tiene siempre la hora de la fin delante de sus ojos y se dispone cada día a morir.
Si has visto alguna vez morir un hombre, piensa que por aquella carrera has de pasar.

3. Cuando fuere de mañana, piensa que no llegarás a la noche, no te atrevas a prometer ver la mañana.
Por eso está siempre prevenido, y vive de tal manera, que nunca te halle la fin desapercibido.
Muchos mueren de repente: porque en la hora que no se piensa vendrá el Hijo del hombre.
Cuando viniere aquella hora postrera, de otra suerte comenzarás a sentir de toda tu vida pasada, y te dolerás mucho de haber sido tan negligente y perezoso.

4. ¡Qué bienaventurado y prudente es el que vive de tal modo, cual desea le halle Dios en la hora de la fin!
El perfecto desprecio del mundo, el ardiente deseo de aprovechar en las virtudes, el amor de la austeridad, el trabajo de la penitencia, la prontitud de la obediencia, el renunciarse a sí mismo, la paciencia en toda adversidad por amor de nuestro Señor Jesucristo, gran confianza le darán de morir felizmente.
Muchas cosas buenas podrías hacer mientras estás sano; pero cuando enfermo no sé qué podrás.

5. No confíes en amigos, ni en vecinos, ni dilates para después tu salvación; porque más presto de lo que piensas estarás olvidado de los hombres.
Mejor es ahora con tiempo prevenir algunas buenas obras que envíes adelante, que esperar en el socorro de otros.
Si tú no eres solícito para ti ahora, ¿quién tendrá cuidado de ti después?
Ahora es el tiempo muy precioso; ahora son los días de salud; ahora es el tiempo aceptable.
Pero ¡ay dolor! que lo gastas sin aprovecharte, pudiendo en él ganar para vivir eternamente.
Vendrá cuando desearás un día o una hora para enmendarte, y no sé si te será concedida.

6. ¡Oh hermano! ¡De cuánto peligro te podrías librar, y de cuán grave espanto salir, si estuvieses siempre temeroso de la fin y preparado para ella!
Trata ahora de vivir de modo que en la hora de la fin puedas más bien alegrarte que temer.
Aprende ahora a morir al mundo, para que entonces comiences a vivir con Cristo.
Aprende ahora a despreciarlo todo, para que entonces puedas libremente ir a Cristo.
Castiga ahora tu cuerpo con penitencia, porque entonces puedas tener confianza cierta.

7. ¡Oh necio! ¿Por qué piensas vivir mucho, no teniendo un día seguro?
¡Cuántos que pensaban vivir mucho se han engañado, y han sido separados del cuerpo cuando no lo esperaban!
¿Cuántas veces oíste contar que uno murió a cuchillo, otro se ahogó, otro cayó de alto y se quebró la cabeza, otro comiendo se quedo pasmado, a otro jugando le vino su fin? Uno murió con fuego, otro con hierro, otro de peste, otro pereció a manos de ladrones; y así la fin es fenecimiento de todos, y la vida de los hombres se pasa como sombra rápidamente.

8.¿Quién se acordará de ti, y quién rogará por ti después de muerto?
Haz ahora, hermano, lo que pudieres; que no sabes cuándo morirás, ni lo que acaecerá después de la fin.
Ahora que tienes tiempo, atesora riquezas inmortales.
Nada pienses fuera de tu salvación, y cuida solamente de las cosas de Dios.
Granjéate ahora amigos venerando a los Santos de Dios, e imitando sus obras, para que cuando salieres de esta vida te reciban en las jovenlandesadas eternas.

9. Trátate como huésped y peregrino sobre la tierra, a quien no le va nada en los negocios del mundo.
Guarda tu corazón libre y levantado a Dios, porque aquí no tienes domicilio permanente.
A Él dirige tus oraciones y gemidos cada día con lágrimas porque merezca tu espíritu, después de la fin, pasar dichosamente al descanso del Señor. Amén.


Libro completo disponible aquí, libro 1º en pdf aquí.
 
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