Salvador López Arnal: "La Cataluña que queremos para el siglo XXI (I)"

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[Crónicas sabatinas] ¡El procesismo quizá haya muerto, la mirada e ideología nacionalistas no!

La Cataluña que queremos para el siglo XXI (I)

Salvador López Arnal
Rebelión

http://www.rebelion.org/docs/242657.pdf

09-06-2018

Para Antoni Bayona, ciudadano culto, temperado y honesto, letrado mayor del Parlamento de Cataluña (desde 2012, letrado de la Cámara desde 1984), forzado a dimitir por las presiones del secesionismo que le han hecho la vida imposible. ¡No soportan que se les plante cara! Pero... ¡no pasarán, no pasarán!

Para el profesor Miguel Candel, quien, con admirable coraje cívico, les plantó cara.

España, esencialmente, ha sido un país exportador de miseria, materialmente y espiritualmente hablando. Todo lo que ha sido tocado por los españoles se ha convertido en fuente de discriminaciones raciales, diferencias sociales y subdesarrollo. La “progenitora Patria” ha acabado devorando siempre a sus hijos y los ha dejado la peor de las herencias: una identidad deforme, una memoria extirpada, la suburbialización mental. Joaquim Torra (octubre de 2010)

Izquierda y nacionalismo es un oxímoron. El nacionalismo es cerrarse en sí mismo, es individualista, no tiene ningún sentido. La izquierda es solidaria, abierta, colaboradora, habla de lo común... No se puede ser de izquierdas y nacionalista, aunque algunos quieran hacer la revolución a partir de la derecha catalana. Desde el primer momento, habría que haber dicho que no. No fotos con esos movimientos. Creo que el Estatuto es bueno, nos daba unas competencias muy fuertes, más que en toda Europa. Lo recortaron, pero nos permitía hacer política a tope. Aunque esa fue la excusa para lanzar el “procesismo”. El nacionalismo es todo lo contrario a la razón. Es religión, fe, un espejismo... ¿Qué vamos a crear a partir de esto? En todo caso, se perpetúa lo existente ¿Qué existía aquí? Una derecha fuerte, controladora, con el apoyo de Esquerra Republicana, de los infantilismos de la CUP. La verdad, lo coherente, los que nosotros palpábamos, lo que la gente sufría era el capitalismo y los recortes sociales. Lo otro era ilusión. Joan Boada (2018)
Una parte sustancial de las izquierdas ha afinado mal su puntería en una suerte de ciencia política al estilo de Walt Disney. Al no tener proyecto propio de país se han arrojado a los brazos de sus enemigos aceptando con sonrisas su propio secuestro: sufren el síndrome de Estocolmo que lleva al secuestrado a cortejar al secuestrador. Armando Fernández Steinko (2018)
Los independentistas son auténticos artistas en la perversión del lenguaje. A base de repetir determinadas palabras o frases, han conformado un relato que nada tiene que ver con la realidad, pero que intentan imponer como verdad incontestable.

Así, hablan de Cataluña como colonia cuando constituye una de las Comunidades Autónomas más ricas y con más competencias de España; como región oprimida, lo que choca con el nivel de su renta per cápita y de su autonomía. Han reescrito la historia falsificándola y construyendo las farsas más disparatadas e ilusorias. Presentan al Estado español como opresor, tiránico, le acusan de no respetar los derechos humanos. Denominan presos políticos a quienes han dado un golpe de Estado de carácter xenófobo y supremacista... Y no se sabe cuántas burdas mentiras más que quizás puedan confundir en el extranjero donde la información es escasa, pero resulta impensable que puedan tener algún crédito en el interior. Pero, además de estas falsificaciones tan chapuceras del lenguaje, los independentistas realizan unas más sibilinas y menos toscas que, de forma inconsciente, pueden terminar por ser asumidas en el discurso de los no separatistas, y convertirse en un error generalizado que dé lugar a tergiversar la realidad. Los secesionistas hablan siempre de España y de Cataluña como términos disyuntos, sin que uno contenga al otro. Cataluña no es España. Lo que subyace detrás de este lenguaje es la pretensión de establecer un terreno de juego igualitario en el que se enfrenten o dialoguen de igual a igual dos entes soberanos. Juan Francisco Martín Seco (2018)

Si interrumpen la lectura (cosa razonable, no se lo voy a discutir), no se pierdan los regalos del final. Tampoco lo primero que les cuento y las reflexiones de Tallón y Martín Ramos sobre el nuevo gobierno.
¿Exageraba antes, en la dedicatoria, con el “no pasarán”? Prosigan y decidan. La información: el rector de la Universidad de Barcelona, Joan Elias, ordenó suspender el acto que Sociedad Civil Catalana tenía previsto celebrar el pasado jueves (07.06) en el Aula Magna de la UB a causa del boicot de la autodenominada “izquierda independentista”. Se trataba -¡qué horror, qué “celebración fascista”!- de un homenaje a Miguel de Cervantes que contaba con la presencia del máximo especialista francés en la obra cervantina (Canavaggio). SCC tuvo que cancelarlo poco después de su inicio: “No pueden garantizar la seguridad” informaron. Una cincuentena de “estudiantes” y “activistas” convocados por esa más que supuesta “izquierda nacional-secesionista” -COS, SEPC, Arran y la CUP- irrumpió a empujones y gritando “fuera fascistas de la universidad” (M. Candel les enseñó al salir un cartelito que decía: "De te fabula narratur". También fue a hablar con el rector y le reprochó, con cautela, su actitud).

La referencia: Insultos a Arrimadas en Vic - e-notícies el diario digital de referencia en catalán. de-scc-por-el-boicot-de-los-independentistas-en-la-ub-117997.html. ¡Malos, muy malos tiempos para la lírica, para la democracia y para el sentido común crítico! Si quieren ampliar los datos y ponerse de los nervios-nerviosos escuchen la (des)información que ha dado del acto esta misma mañana, viernes, Catalunya Ràdio, el programa dirigido por Mònica Terribas i Sala, la presentadora e icono secesionista que se las da de periodista seria y rigurosa. ¡Pues será eso!

Pero tenemos suerte (dentro de la mala suerte, el disparate y la barbarie). Tenemos el testimonio en primera persona de alguien que estuvo, un profesor emérito muy conocido (y presente) en estas páginas, Miguel Candel (les he hablado de él hace un momento). Con sus palabras:

Yo estaba presente. He hablado al salir con tres de los """""""antifascistas""""""" (que han confesado no ser estudiantes de la UB) y me han dicho que la acción les había sabido a poco, que habrían preferido poder dar alguna leche, porque con los lacitos no se va a ninguna parte. Les he preguntado si eso les parecía muy democrático y me han dicho que una cosa es ser demócrata y otra cosa ser simple y que ellos no lo son (supongo que compran en Mediamark). Les he dicho que si la cosa va de eso, cuando lleguen las palos de verdad, que no se quejen si les toca recibir alguna. Me han dicho que bueno. No calé el sombrero (porque no llevaba), miréles de soslayo, fuime y no hubo nada.
¿Nos ubicamos o no nos ubicamos en la situación real que se está viviendo en .Cat? ¿Tomamos nota o no tomamos nota del supuesto “izquierdismo y radicalismo” de los diversos grupos secesionistas? ¿Avances sociales, revolución de las sonrisas, transformaciones democráticas? ¡Por favor! ¡No más tonterías! ¿Nada que decir por parte de los Comunes y de Unidos Podemos? ¿Los asistentes eran unos Muy de derechas y unos provocadoras y, por consiguiente, ya se sabe, los ánimos se exaltan y Cervantes es un español de m.? ¿Otra vez el mismo disparate, el mismo abandono de los propios? ¿Entendemos entonces porque la gente, ciudadanos trabajadores/as, amigos, conocidos nuestros, votan a Ciudadanos en las elecciones autonómicas? ¿Lo entendemos o no lo entendemos? ¿Qué diríamos si eso pasara en la Universidad Complutense y los que boicotearan un acto sobre Ramon Llull, Josep Carner o Foix fueran un grupo de derecha extrema fascista?
(Unos enlaces sobre lo sucedido por si fueran de su interés que me facilita el amigo Robert Tallón: Alvise Pérez - Esto ha ocurrido hace escasas horas en la..., Twitter, Twitter, https://cronicaglobal.elespanol.com/politica/boicot-indepe-acto-scc-cervantes- ub_147146_102.html)
Sigo. La vida (casi) sigue igual en .Cat. Torra pide disculpas por sus tuits y artículos y nombra a consejeros (Economía, Cultura, Exteriores) que están a su altura, incluso le superan en ocasiones. Se habla de nuevo de la Cataluña colonizada. Un símbolo secesionista cuelga de las paredes del edificio de la Generalitat, que es una institución pública y, en principio, de todos y todas. Hablan de nuevo de “Cataluña” para referirse exclusivamente al mundo secesionista .Cat. La selección argentina no juega en Israel atendiendo a las peticiones palestinas y ciudadanas (véase: Carlos A. Villalba, “No mancharon la camiseta argentina, a pesar de la presión de Macri e Israel” http://estrategia.la/) mientras el ex presidente-César no rectifica su tuit apologético del Estado racista y criminal. Eduard Pujol siglo clamando y elevando su voz intransigente y hispanofóbica, una voz que tanto recuerda, con las correspondientes inversiones nacionalistas, a la de Rafael Hernando Fraile del PP. Insultan -¡no lo soportan, lo odian con toda su alma!- a Josep Borrell al que están a punto de nombrar “enemigo público número uno de .Cat”. Y así siguiendo. La vida sigue igual o muy cercana a lo de siempre.
Si yo fuera presidente de gobierno, sin consultar ni pactar con ninguna otra fuerza política, acercaría a todos los presos -a todos ellos, no sólo a unos cuantos, en prisión provisional o no- a los lugares de residencia familiares. Por humanismo básico y por cumplir la normativa vigente al efecto. Y, por supuesto, no olvidaría las palabras del pasado lunes de Elsa Artadi, la nueva portavoz del gobierno catalán, en una entrevista concedida a Catalunya (secesionista) Ràdio y hablando de “Madrid”: “No podemos abandonar nada, no tenemos el derecho a hacerlo. No es la prioridad, pero si de entrada renunciamos a la unilateralidad, ¿qué mensaje le estamos dando a nuestra población y a Madrid?”. ¿Mdrid? ¿Nuestra población? También negó que se esté preparando una purga en los Mossos d’Esquadra (es decir, se está preparando-realizando una purga: sólo quedarán los Mossos fieles, los secesionistas o serviles). Añadió también que su ejecutivo no se niega a “aprovechar” las debilidades del Estado para alcanzar el objetivo de una Cataluña independiente aunque, en

principio, ella dice apostar por la negociación. Será eso. ¿Queda claro, se entiende bien la finalidad y las casi seguras prácticas del nuevo gobierno secesionista? ¿Habló alguien de volver a la normalidad? ¿Construir una España federal con fuerzas y colectivos que piensan, sienten, diseñan y calculan en estos términos? Tarea sobrehumana, tarea imposible. Algo así como contar en un fin de semana todos los números reales, sin dejarse ni uno.
Todo lo anterior es consistente con estas declaraciones recientes, ya como consejera, de Laura Borràs: "No quiero eliminar el castellano [es decir, sí que quiere], pero es una lengua de imposición [la lengua de millones y millones de trabajadores y trabajadoras que han levantado este país -no han sido ellos que siempre han ocupado puestos de dirección y mando muy bien remunerados-, ¡es una lengua de imposición!]".https://www.elperiodico.com/es/politica/20180606/laura-borras-castellano- lengua-imposicion-colonizacions-susticion-linguistica-6859668. Uno de los pasos del artículo:
La nueva 'consellera' de Cultura, Laura Borràs, considera que el castellano es una "lengua de imposición" y que Catalunya sufrió un "proceso de colonización" en el cual se llevó a cabo un proceso de "sustitución lingüística", según manifestó ayer lunes en una entrevista en 8TV. Con estas palabras, Borràs reafirma el contenido del manifiesto Koiné en contra del bilingüismo,del que es una de sus firmantes. El citado texto acusaba al franquismo de haber utilizado la inmi gración para "colonizar" con el castellano. A pesar de sus afirmaciones, la titular de Cultura rechazó durante la entrevista las acusaciones de "racista" o "supremacista". "Es ridículo pensar que estoy en contra del bilingüismo, en todo caso soy partidaria del multilingüismo. Evidentemente no quiero eliminar el castellano y cualquiera que me conozca lo sabe", aseguró.

Lo del multilingüismo es la nueva-vieja estrategia que se han inventado para marginar al castellano. (Absolutamente recomendable: Jordi Llovet, "La consellera redemptora", El País-Quadern, 7.06.2018, p. 6).
Las citas de esta semana hablan por sí mismas. Boada tiene razón: nacionalismo e izquierda, en términos político-culturales, son dos términos contradictorios. Martín Seco apunta bien cuando señala el papel políticamente manipulador del lenguaje secesionista, manipulación que afecta también a otras cosmovisiones políticas. La breve cita de Fernández Steinko pretende ser una llamada de atención sobre un artículo que merece-exige una lectura atenta. Les doy la referencia: A. F. S, “Inventemos un nuevo país de países”. El Viejo Topo, n.o 365, junio de 2018, pp. 11-17. La de J.T, es para que no habite nuestro olvido en sus “grandes y profundas reflexiones”. Más en las próximas.

Sobre lo sucedido estos días últimos, yo me siento muy representado por estas observaciones del profesor e historiador José Luis Martín Ramos. De una carta, de finales de la semana pasada, dirigida a los compañeros de Espai Marx:

Os veo muy calladas/os sobre el tema de estos días. Seguramente hay que esperar la continuidad y la sedimentación y no queremos arriesgar comentarios inducidos por la informaciones/interpretaciones mediáticas o que nos tengamos que tragar más tarde. A pesar de todo -ya sabéis que me gusta meterme en el jardín- creo que lo que esta pasando con la reprobación de Rajoy no debe quedar fuera de nuestras reflexiones. Ya veremos que da de sí el nuevo período político pero pienso que hay ya cosas que podemos considerar: que la etapa del Partido Popular puede haber empezado a acabar por fin; que la recomposición de la derecha a través de la operación Ciudadanos muestra limitaciones importantes y que puede estar pasándose de frenada con su discurso de "gente de izquierdas y azules" (no sé si ahora un candidato "riverista" conseguiría el éxito en Barcelona, en la Barcelona de los barrios periféricos, que tuvo en las pasadas elecciones del 21-XII; la mutación "española" de Ciutadans puede empezar a erosionar su sentido y proyección catalana); que el éxito de Sánchez encierra en el baúl del pasado a Felipe, Guerra, veremos si también lo que significaron como variante española de la transfiguración socioliberal; que Garzón se confirma a pesar de la subordinación de IU a Podemos,...

En otro nivel, añade Martín Ramos, el del conflicto nacionalista, hay también algunas novedades:
La participación del PDCAT en la votación contra Rajoy y a favor de Sánchez -menos reticente que la de ERC- descoloca totalmente a Puigemont y al sector nacionalista duro del "proceso", y eso -además- deja en evidencia el tacticismo de la CUP. Me da la sensación de que en el futuro inmediato lo fundamental va a dejar de ser lo que decida la justicia de Schlewig-Holstein, que los temas recurrentes de la propaganda "procesista" van a quedar en evidencia, a agitarse en el vacío. Y sobre todo, y esa es para la mí la conclusión más positiva de lo que ya ha pasado: es obvio- y lo dijo Pablo Iglesias- que España no es el PP, ni Rajoy, ni el nacionalismo español de derechas -el que sea, PP, Cs, VOX,...-, que es mucho más y que empieza a haber una España federalista -lo remarcó Garzón, pero lo asumió también Sánchez- con un apoyo social como nunca tuvo -ni en la minoritaria Primera República- y con una propuesta que suma principio y oportunidad. De momento," pa pelearnos", ya he dicho bastante

Un añadido final de nuestro historiador:
Miguel [Candel] no estoy encima del caballo, por eso no me caeré; otra cosa es reconocer que el caballo es diferente -ya es algo- y, sobre todo, que la trompada del otro caballo tiene diversas significaciones positivas y ponen en entredicho muchos de los tópicos falsos que los nacionalistas de aquí sostienen sobre España, España versus Cataluña, y la incapacidad de la izquierda española para tomar ninguna iniciativa ante la derecha.
Añado una cosa a lo que antes dije. Que se forme un gobierno monocolor es bueno. Su gestión dependerá de mantener una política de pactos y ahí el papel de IU, y del sector Errejón/Bescansa se fortalece. Si hay éxito éste se comparte entre el gobierno y sus apoyos; los fracasos o las decepciones, en cambio tenderán a recaer sobre el gobierno.

Un comentario complementario, también de José Luis Martín Ramos, fechado este el viernes 8 de junio:
Te voy a acompañar [a una compañera de Espai Marx, Soledad Bengoechea] con un afirmación a través de la negación. Yo no puedo estar descontento con el nuevo gobierno. No es el gobierno que desearía, pero ese está por llegar y solo llegará cuando haya la traducción política adecuada de la mayoría social que necesitamos. Mientras tanto el de Sánchez tiene más aspectos positivos que negativos, en su presentación.
El primero: no es un gobierno de Rajoy, del PP, del nacionalismo de derechas, corrupto y sin iniciativa política. Eso por si sólo frena la degradación de la cosa pública, que es de todos. Es un gobierno que apuesta por tomar la iniciativa política en el conflicto del choque de nacionalismos que vivimos, que integra personas con las que hemos estado de acuerdo en esta cuestión y vamos a seguir estando de acuerdo (Borrell o Dolores Delgado, por poder dos ejemplos diferentes); que además están seleccionadas por su capacidad y no por su pertenencia a esta o aquella facción interna y eso es también hoy positivo (ojo, capacidad pero no perfil tecnocrático). Es un gobierno fuerte y la correlación de género no es nada desdeñable; y tampoco lo es si se trata de un mensaje político, ojalá todos los mensajes políticos fueran así.

Un comentario de interés sobre Margarita Robles:
Personalmente me encanta que Margarita Robles se encargue del CNI, en el que va a tener que lidiar con un jefe puesto que no puede cambiarse todavía; repasad la trayectoria de Margarita Robles - su denuncia del mal uso de las cloacas del estado en época felipista, se la llegó a acusar de proetarra-, conoce bien esas cloacas y en momentos de crisis de estado es fundamental que los servicios de información no te equivoquen. Y que Dolores Delgado, discípula de Villarejo y Garzón, asuma justicia y supongo que no hay que explicar por qué. Me rechinaba Marlaska, pero hay un dato que ha aparecido fugazmente y que puede explicar, al menos en parte, su presencia, el de la limpieza interna del cuadro de manos de los cuerpos policiales, que en los últimos tiempos parecen muy permeables al juego de camarillas; de cualquier manera la política de orden público, con Margarita Robles controlando la información y Dolores Delgado la justicia, no va a ser, probablemente, una responsabilidad exclusiva de Marlaska. Es significativo que el resto de formaciones todas, se hayan quedado sin respuesta real a la formación del nuevo ejecutivo; Girauta ha llegado a decir que venía a envidiarlo, de alguna manera. En alguna tertulia he oído que el principal afectado por su configuración es Cs, que va a tener que situar todas sus batallas en la derecha, lo que no creo que le convenga, ni satisfaga a una parte de sus impulsores.
Su última matización:
Y una última cosa -que ya me alargo como de costumbre-: no es exactamente un gobierno "del PSOE"; entendámonos: sí es un gobierno promovido por el PSOE, es decir, por su dirección actual, pero tiene
matices que hacen que sea algo más que un gobierno de partido. Es un gobierno socialdemócrata con algún toque socioliberal. Y si Podemos no vuelve a equivocarse y lo torpedea -sería erróneo, no es su rival, el rival de ambos es Cs- es el que está en mejor condiciones para licuar el coágulo nacionalista, que está dividiendo a la sociedad por una línea de fractura que margina el eje social, y fragmenta la izquierda por conflictos internos que no ha de corresponderles.

Conviene recordar también y ser insistentes:
1. Para millones de ciudadanos catalanes (me incluyo), el no molt honorable y molt supremacista, xenófobo, etnicista y ultranacionalista Joaquim Torra no es nuestro presidente.

2. De los nombramientos: basta pensar en lo que significa que Ernest Maragall, un político profesional, ultranacionalista, oportunista y ultradogmático, lleve la que ellos consideran “cartera de Exteriores. Ya hemos hablado antes de la consejera de Cultura.

3. Los secesionistas perdieron su apuesta del 27S de 2015. Nunca lo han reconocido; hay que recordárselo. Lo que viene después no tiene base democrática.

4. Lo sucedido el 1-O (de nuevo: lamentable y condenable la actuación del Ministerio del Interior y de los cuerpos de seguridad), un día de calculada y más que diseñada agitación nacionalista, nada que ver con un ejercicio real (impropio en el caso de .Cat) del derecho de autodeterminación, los resultados declarados de “esa movilización nacionalista”, no amparan ninguna vía, la que sea, a una excluyente república autoritaria secesionista. Humo, humo secesionista. Recuérdese el porcentaje de participación, la falta de control, el resultado unánime, los motivos de esa misma participación (en algunos casos, protesta ante la actuación policial, nada que con el nacionalismo-etnicismo) y la posición y consideración de los observadores por ellos mismos invitados. Ninguno de ellos dio su aceptación. Ni uno solo.

5. La vindicación de un demos común no implica, por supuesto que no, dar por buenos los actuales límites de la soberanía, de la falta de soberanía en muchos ámbitos, de ese demos común.

6. Para el grueso del secesionismo (véase, por ejemplo, la intervención de Carles Campuzano en la CADENA SER el pasado lunes, 4 de junio, a las 21 horas), la obra de gobierno de Pujol, toda ella, desde 1980 (incluido el episodio banca Catalana) a 2003 es absolutamente vindicable y es y ha sido, añaden, de enorme importancia para el país. Todo elogio se queda corto. ¡Pujol construyó, hizo país! ¿Muchas diferencias con las consideraciones peperas en marcha sobre la obra de gobierno de Mariano Rajoy?

Siete observaciones complementarias:
1. ¿Qué muestra el mapa -de la agencia EFE sobre la tasa de riesgo de pobreza en España (“el estado español” del nada inocente lenguaje nacional-secesionista)? Según el nacionalismo .Cat que España nos roba, que España nos oprime, que España nos ahoga,... Tasa del riesgo de pobreza en Cataluña:13,2%; en Madrid, 18,2%; en Andalucía, 35,4%; en Extremadura, 30,4%. Los números no cuadran. No importa: ¡peor para los números! ¡Es una confabulación ****o-masónica-comunista española!

2. Conviene leer el informe: “LA SINIESTRALIDAD LABORAL 2012-2017” de José Daniel Lacalle (FIM, FUNDACION DE INVESTIGACIONES MARXISTAS). Se ha publicado en rebelión por ejemplo. Este paso por ejemplo: “Las CCAA con mayor número de accidentes, de todo tipo, son Cataluña, casi 105 mil en 2007, Andalucía, más de 99 mil y Madrid, casi 88 mil y las que han tenido menos de 10 mil accidentes han sido Navarra, cerca de 9 mil, Cantabria, algo más de 6 mil, La Rioja, algo más de 4 mil, junto con la suma de Ceuta y Melilla, que superan por poco los 1.3 mil”.
La serie catalana: 91.978 (2014), 97.712 (2015), 106.702 (2016) y 104.811 (2017) En apenas cuatro años, unos 13 mil más (un 14%), con una disminución en 2017. Relación con el conjunto de trabajadores asalariados: 38,2, 38,7, 41,2 y 37,8 respectivamente.

3. Una interesante observación de Juan Francisco Martín Seco sobre el término rebelión (“Cataluña y la perversión del lenguaje” https://www.republica.com/contrapunto/2018/05/31/cataluna-y-la- perversion-del-lenguaje/

Antes de lanzarse por la pendiente de la moción de censura, de la que hablaremos otro día, Pedro Sánchez para respaldar su propuesta ofrece un razonamiento aparentemente bastante convincente, basado en la historia. Nuestro Código Penal al tipificar el delito de rebelión estaba pensando en los golpes de Estado militares, al estilo de los que se habían producido a lo largo de la historia de España en los siglos XIX y XX: pero la realidad ha cambiado, los golpes de Estado ya no los cometen los espadones sino los presidentes de las Comunidades Autónomas, por lo que se hacía preciso cambiar la legislación.

Todo sería lógico, si no fuera porque los hechos no lo confirman.
El requisito de violencia no se encuentra ni en el Código Penal de finales del siglo XIX ni en el de los primeros años del XX ni en el de la I República ni durante el franquismo. Se introduce precisamente en 1995 cuando han transcurrido veinte años de democracia y ha desaparecido toda amenaza golpista por parte del ejército integrado ya en la OTAN. Es el último gobierno de Felipe González con Belloch de ministro de Justicia el que reforma el Código Penal y elimina el artículo 214, cuyos orígenes se remontan al menos a 1900 y que estipulaba: “Son reos de rebelión los que se alzaren públicamente para cualquiera de los fines siguientes...”. El punto 5 decía expresamente: “Declarar la independencia de una parte del territorio nacional”. El precepto no exigía ningún requisito de violencia.
La llamada reforma Belloch (Margarita Robles, la actual ministra de Defensa, era entonces viceministra de Justicia) estableció, en cambio, el artículo 472, en el que se requiere para el delito de rebelión que el levantamiento sea violento.

Y como explica quien se autodenomina redactor del artículo, el carácter de violento se introdujo por una enmienda aprobada por el grupo socialista y el de Izquierda Unida, y parece ser que bajo la presión de PNV y Convergència. Tras los acontecimientos posteriores, uno tiende a pensar que los nacionalistas sabían muy bien lo que hacían. Es de suponer que PSOE e IU, no.

4. Lo sucedido el lunes pasado en las Cocheras de Sants de Barcelona es más que significativo. El acto -”La clase trabajadora ante el proceso separatista”- fue organizado por la SCC. Intervinieron diversos representantes del mundo sindicalista catalán opuestos al proceso secesionista. Los CDR denunciaron la reunión y exigieron que no se celebrara en les Cotxeres. Álex Ramos, vicepresidente de SCC y un ciudadano neta y largamente de izquierdas, moderador del encuentro, denunció los métodos intolerantes y antidemocráticos de los Comités de Defensa de la República. “Los talibanes del procés se están destapando”, añadió. En paralelo al acto, unas cincuenta personas, no más, se manifestaron en las cercanías bajo el tema: “Sants antifascista”. Los fascistas no eran ellos; los fascistas eran los representantes sindicales y las personas que acudieron al encuentro.
El presidente de la UGT en Catalunya, Matías Carnero, unas de las personas que intervinieron, afirmó que los sindicatos independentistas “viven de la cocción y de la amenaza”. “Les tendríamos que explicar qué es un sindicato, porque no representan ni a su progenitora”. Carnero manifestó que “me la trae al pairo que me tachen de fascista” y se ha definido como “catalán, español y europeo”, después de que Arran, la rama juvenil de las CUP, haya dicho por las redes sociales que el presidente de la UGT es un “traidor a la clase trabajadora” y un “aliado del fascismo”.

[Matías Carnero: ¡traidor a la clase trabajadora, aliado del fascismo!]
Carnero añadió que las organizaciones laborales de carácter independentista “no saben que es un convenio colectivo, ni lo que es una empresa ni saben nada de nada. Lo que intentan los sindicatos independentistas que afloraron en diferentes sectores, potenciados y pagados por la Generalitat, es dinamitar a los sindicatos de clase, y meterse en las empresas para no hablar de trabajo ni de derechos, sino de independencia 'sí' o 'no'”. Nada más, ese es el punto. Carnero reconoció que a la UGT “le ha pasado lo mismo que a la sociedad catalana en general: división, discusión y falta de entendimiento. Creo que la pluralidad del pueblo catalán y español no puede estar separada”. Por otra parte, cargos de UGT (seguramente de ERC) han sido incorporados (con cargos de alto nivel y remuneración no menos alta) al gobierno del supremacista-hispanofóbico Joaquim Torra.
La observación-crítica de López Bulla: “Mientras tanto los que deberían defender en primera instancia a Matías Carnero, presidente de UGT de Catalunya, siguen callados y disfrazados de mayo para no infundir sospechas”. http://lopezbulla.blogspot.com/

5. Pensemos en la la forma en que Pedro Sánchez ha aceptado ser presidente de gobierno (sin Biblia y sin cruz). Recordemos la forma en que lo hizo Quim Torra. ¿Sigue siendo válido aquello -uno de los lemas permanentes del nacional-secesionismo- de la España cutre y nacional-católica y la Cataluña moderna, danesa-alemana y culturalmente top cien?

6. Conviene recordar estos tuits, de 2012, del nuevo consejero de Políticas Digitales y Administración Pública Jordi Puigneró (no olviden los de otra consejera, Laura Borràs, ni los supremacistas del no molt-honorable Joaquim Torra): “España nos roba”, “Un intelectual hablando del federalismo es como un marido alcohólico/maltratador gritando “cambiaré” el día que su mujer le está haciendo las maletas” “¿Cuál es la diferencia entre un español y un mongol...? Una medalla” (Mongolia tenía entonces una medalla más que España en el medallero de los Juegos de aquel año). ¿Hablan de diálogo? ¿De qué tipo de diálogo?

7. Con el nombramiento de Josep Borrell como ministro de Exteriores se han puesto de los nervios. Pedro Sánchez ha acertado, una de las mejores decisiones de las posibles. Un ejemplo
[Habla desde Berlín, y con aplausos de intelectuales orgánicos del secesionismo, el ex presidente sionista:“Los apologetas lo llaman, satisfechos y pomposos, “un tiempo nuevo”. Rescatar perfiles de otro tiempo que se han significado por la escalada de repruebo, ¿es el gesto que tenían pensado para enviarnos un mensaje de fraternal desescalada?”. ¡Tiene muchas narices, con perdón, que alguien como Puigdemont hable de “fraternal desescalada”! Lo dicho: el que manda da sentido a las palabras]
Por lo demás, el pasado miércoles, el día de la presentación de su gobierno etnicista-supremacista, el hispanofóbico Joaquim Torra lo manifestó con total claridad: “El nombramiento de Josep Borrell (que es catalán, de La Pobla de Segur (Lérida) como es sabido) no es una mala noticia para Cataluña (es decir, para su Cataluña secesionista), es una noticia pésima”. Leyendo bien: ¡una excelente noticia para la ciudadanía catalana no secesionista ni etnicista!
Una reflexión, desde una perspectiva muy alejada (conservadora y neoliberal pero no secesionista), que les puede interesar: Martí Saballs Pons, “Algunos ya echan de menos a Rajoy”. http://www.expansion.com/opinion/2018/06/05/5b166927e2704e3d248b4570.html
El tema de hoy: la existencia de propuestas. En este caso, de ASEC/ASIC, la asamblea social de izquierdas de Cataluña, un escrito reciente, de marzo de 2018, abierto, por supuesto, a discusiones y modificaciones (se trata de aprender e ir unidos; no de imponer nada). Su título: “LA CATALUÑA

QUE QUEREMOS PARA EL SIGLO XXI. MODELO PROPUESTO PARA CATALUÑA”. Son siete puntos; presento hoy los tres primeros.
El primero: “Cataluña después del catalanismo. Apuntes para un nuevo proyecto político”
Desde finales del franquismo hasta el inicio del proceso separatista, la política catalana se ha desarrollado bajo un consenso general en torno al llamado "catalanismo político". Se ha tratado de un acuerdo tácito en el que han participado la gran mayoría de las fuerzas políticas y sociales; sólo el Partido Popular (antes Alianza Popular) y Ciudadanos en los últimos años se han quedado al margen. Este acuerdo daba por aceptadas e incuestionables algunas premisas que en otras circunstancias habrían sido objeto de debate:
- Cataluña es una nación. - Cataluña es un solo pueblo. - El catalán es la lengua preferente, especialmente en la enseñanza. - Los elementos administrativos que se pueden asociar a España son sustituidos o alterados.
Este catalanismo transversal, todavía poco desarrollado y que podía tener sentido en tanto que frente común durante la dictadura, se señala matizando muy bien y recordando cosas básicas, tiene continuidad con la hegemonía política que consigue el nacionalismo en las primeras elecciones al Parlamento de Cataluña de 1980.
La izquierda, gran derrotada en estas elecciones, es incapaz de construir un proyecto alternativo para Cataluña y termina aceptando, acríticamente, el programa del catalanismo llevado a cabo por el recién nacido "pujolismo". Este acuerdo tácito debería contentar a las dos grandes corrientes políticas que se apuntan en el eje nacional. Los nacionalistas catalanes verían reconocidos unos principios básicos que darían personalidad política a Cataluña y los no nacionalistas se conformarían creyendo que esta personalidad se enmarcaría en la nueva Constitución Española de 1978. A partir de este momento y de manera abierta pero también de manera soterrada (hoy paciencia, mañana independencia) se pusieron las bases de la "Reconstrucción Nacional de Cataluña". Los partidos de izquierdas, que son los que asumen mayoritariamente la representación de amplios sectores sociales procedentes del resto de España, no sólo aceptan, acríticamente como decíamos antes, este proceso, sino que colaboran en su despliegue, muchas veces de manera entusiasta.

Por diversas razones, recuerdan el impacto de la crisis económica y los duros recortes de Artur Mas, la llegada de una nueva generación de líderes a los puestos de responsabilidad, casos como el del 3%, como el caso Palau, “los cuales ahora y aquí no es el lugar de analizar”, en otoño de 2012 el nacionalismo, con el inicio del proceso secesionista, rompe consenso tácito.
Un sector importante del nacionalismo catalán entiende que el trabajo realizado durante cuarenta años ha dado sus frutos y que ya no necesitan mantener el compromiso de aceptación del marco de la Constitución de 1978.
El otoño de 2017, después de cinco años de "proceso", una parte muy significativa de la sociedad catalana, ante la perplejidad de los partidos de izquierda tradicionales en Cataluña, sale a la calle y hace patente, por otro lado –desde el otro polo de la sensibilidad territorial–, la aceptación de la ruptura del consenso catalanista. Las últimas contiendas electorales, así como las diferentes encuestas de opinión, nos muestran que la sociedad catalana está partida, en definitiva, por la mitad y que las bases que han aguantado la política catalana ya no sirven. Desde la izquierda, con la voluntad de trabajar para construir sociedades justas e inclusivas, creemos necesaria una nueva definición de aquellas premisas que deben servir de base para conducir en esa dirección a la sociedad catalana.
El segundo apartado se titula “De las identidades”. Cataluña es una sociedad plural, sostienen, tanto en el terreno cultural como también en el terreno identitario.

Establecer un perímetro identitario que se limite a recoger la identidad de una parte de la sociedad dejando fuera al resto de identidades de la plural Cataluña significa tratar como anomalía la identidad de esos ciudadanos, incluida la mayor de las anomalías: considerarlos ciudadanos sin identidad.
Presuponer que una identidad única parcial –también en el sentido de la sinécdoque: aspirando a la representación de la totalidad– puede substituir a ese conjunto de identidades sólo sería aceptable si consiguiéramos superar el debate de identidades étnicas y pasar a un espacio delimitado por el concepto de ciudadanía. La identidad cívica es una identidad generada en las personas por el hecho de vivir en un
marco jurídico que garantiza un contrato social positivo (equitativo y justo) para todos, en el que su identidad individual/colectiva tiene cabida siempre que cumpla con los estándares democráticos comúnmente aceptados.
La identidad, recuerdan y el punto-reflexión es importante, es además algo referente en primer lugar a la persona.

Pese a que un conjunto de personas pueden compartir una determinada identidad etnocultural o etnolingüística, sería difícil que en cada una de ellas se percibiese la misma fórmula identitaria, porque lo habitual es que haya gran cantidad de elementos superpuestos y un amplio conjunto de ingredientes o variables no compartidas. La identidad es algo individual que se materializa de forma colectiva. Se genera en relación con y por relación a. Es decir que es el contacto habitual el que establece una comunión de pautas y percepciones que determinan la saliencia de un determinado aspecto de la identidad (marcador), que tiene siempre una dimensión relacional en el sentido de realzar la diferencia frente a personas que se adscriben a grupos humanos que difieren precisamente en ese aspecto y no en otros. Esto se produce a través de dos procesos típicos de la dinámica de grupos: homogeneización intragrupal y diferenciación intergrupal.
En consecuencia, infieren, “no resulta conveniente esencializar ni sacralizar la identidad”.

De una parte porque es a la vez contingente, mudable y compuesta; de otra, porque es un producto social de la interacción entre las varias dimensiones de la experiencia humana y de la relación con el conjunto cada vez más amplio de personas con las que interactuamos en este universo global y virtual. Finalmente, establecer una identidad fija sólo es posible mediante la amputación de ciertas dimensiones y la consiguiente restricción de derechos personales en pro de ese objetivo imposible de la pureza esencial.
Por ello, se sostiene, no es aceptable que desde el poder político controlado por partidos con una ideología determinada se pueda exigir o condicionar las identidades de los habitantes de un determinado territorio.

En este asunto sólo es democráticamente asumible una concepción laica o aconfesional del Poder respecto a la identidad. En todo caso sólo es aceptable la pertenencia a la comunidad en cuanto que es la que garantiza espacios de libertad, espacios de derechos y de bienestar, y ampara todas las diferencias que no interfieran con el estatus de ciudadanía.

El tercer apartado -”De la lengua en el territorio”- afirma que
en una sociedad mayoritariamente bilingüe –aunque de forma minoritaria aparezcan hablantes de muchas más lenguas que merecerían una consideración especial– plantear un modelo lingüístico que prime una lengua sobre los derechos y libertades de los ciudadanos, porque se pretende proteger una identidad basada en la lengua y su permanencia en un territorio, es simplemente expulsar a otros ciudadanos de un espacio de igualdad respecto a derechos y libertades. Eso en términos de democracia no es aceptable y además es una fuente de inestabilidad que tarde o temprano irá en contra de las libertades, de los derechos y del bienestar.
Cataluña ha sido hasta ahora una sociedad que permite el aprendizaje de dos lenguas prácticamente por ósmosis comunicacional, es decir
espontáneamente, las dos lenguas mayoritarias se aprenden fácilmente en su uso popular, bastando después el aprendizaje culto en el sistema educativo.

Las sociedades bilingües permiten así, sin gran esfuerzo personal para el individuo ni presupuestario para la sociedad, aprender dos códigos de comunicación de forma no consciente y sin incidentes. Y el dominio de dos códigos lingüísticos facilita además el aprendizaje posterior de otras lenguas.
Desde que se inició el proceso de lo que llamaron y llaman construcción nacional, ese hecho fue visto como un problema por los teóricos nacionalistas, “que emprendieron la colocación de diques que dificultaran la conjunción lingüística, tanto en la escuela como en la vida cotidiana”.

Una de las dos lenguas fue vista como un elemento hostil que dificultaba la pervivencia de la otra lengua o al menos su posición dominante. Y en cuanto que a la lengua se la consideraba como el pilar fundamental de la identidad deseada, el bilingüismo ”natural” resultaba en la práctica no deseable. El
intento de romper ese aprendizaje “osmótico” puede haber sido un éxito en aquellos lugares en los que el dominio de la lengua pretendida como hegemónica y dominante era mayoritario, dado que el dominio expresivo y culto de la otra lengua quedaba en la práctica abortado. Como corolario se conseguía que, en los lugares en los que era mayoritaria la otra lengua, la que no debía ser dominante, su uso culto dependiera del nivel de recursos familiares.

La presencia institucional y administrativa de ambas lenguas en todos los ámbitos sociales es una pieza fundamental para recuperar ese modelo de aprendizaje de las dos lenguas, sostienen.
Aceptando siempre que en el ámbito privado, el no institucional, son los ciudadanos los que eligen las modalidades de uso de ambas lenguas, decidiendo tanto el modo de relacionarse con su entorno como el modo de gestión de su vida cultural o personal.

En una sociedad bilingüe habría que establecer que la única obligación de los ciudadanos es: “no forzar a otros a cambiar de lengua, que cada uno pueda expresarse en la lengua que considere que le va mejor según su propio criterio”. Eso, señalan, puede implicar un bilingüismo pasivo, “es decir, que uno puede hablar en una lengua y su interlocutor en otra, estableciéndose una comunicación fluida”. Como ocurre, como ha ocurrido, como debería seguir ocurriendo.
 
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