Taliván Hortográfico
ПРЕД P И B ВИНАГИ СЕ ИЗПИСВА M
He traducido al español el artículo de David Cole "In Praise of Proud Boys". Es un tocho considerable y he subrayado en rojo algunas frases relevantes.
In Praise of Proud Boys - Taki's Magazine - Taki's Magazine
En términos de "óptica", la semana pasada no fue muy buena para la derecha. En primer lugar, la detención del "MAGAbomber" César Sayoc. Ahora, sé que este tema sigue siendo muy debatido por los derechistas. ¿Era el terrorista un demócrata en secreto? ¿Fue todo una falsa bandera? Volveremos a eso más tarde. Porque en cuanto Sayoc fue aprehendido, la nación fue testigo de un incidente mucho más grave en el que estaba involucrado un soldado de extrema derecha enloquecido, cuando un autodenominado soldado de asalto llamado Robert Bowers asesinó a once judíos en una sinagoga de Pittsburgh.
Bowers es un neo-nancy y supremacista blanco, y ¡oye, realmente odia a los judíos! Así, para demostrar la valentía de un típico übermensch ario, disparó a un grupo de ancianos (la mayoría de sus víctimas tenían entre 70, 80 y 90 años). ¡Qué valor!
Y luego, las aventuras racialmente motivadas del kentuckiano Gregory Bush, quien, habiendo intentado sin éxito entrar a una iglesia de color para disparar, se vio forzado a conformarse con disparar a un grupo de neցros en un supermercado cercano.
Con Sayoc, Bowers y Bush haciendo su entrada en el escenario más o menos una semana antes de unas elecciones intermedias de gran importancia, es inevitable que los partidarios de Trump se pregunten si hay algún tipo de conspiración en marcha.
Mis experiencias personales pasadas y presentes me llevan a descartar tales sospechas.
Hay un tema del que la gente de la derecha rara vez habla. Pero como alguien que lleva treinta años mezclándose con organizaciones y figuras de la extrema derecha, la alt-right y la derecha mainstream, tengo que decirlo: Todos nos hemos encontrado al menos un tipo que nos hace pensar: "Ese tipo parece potencialmente peligroso". Un componente de estar en la derecha -en un papel de organización o como una celebridad con "fans"- es el temor ocasional de que el tipo que te escribió esa carta de fans demasiado entusiasta, o el tipo que apareció en esa reunión demasiado ansioso por "luchar contra el enemigo", pueda terminar en algún momento en las noticias....y no por algo bueno.
Mucho de esto tiene que ver con la manera diferente en que los extremistas de derecha y de izquierda se involucran en la violencia política. Los izquierdistas son más violentos en grupos. Individualmente, tienden a ser afeminados que nunca han disparado un arma o se han metido en una pelea cara a cara. ¿Pero como parte de una turba? Ahí encuentran su valor. Las turbas de izquierdistas pueden arrasar una ciudad... pero sin grandes números, por lo general no son una amenaza física. Claro, hay excepciones, como el tipo neցro que mató a tiros a los policías de Dallas en 2016, o el demócrata blanco que disparó a los representantes republicanos en un campo de béisbol en 2017. En el mundo de las ideologías, ninguna regla es dura e inviolable. Pero en general, cuando los izquierdistas atacan, lo hacen en manada.
Los derechistas violentos, por otro lado, tienden a ser lobos solitarios. Se sientan en casa, con los ojos pegados a Internet (antes de la era on line, leían boletines caseros y panfletos fotocopiados baratos), y se ponen a incubar. Se formulan escenarios insensatos en los que las fuerzas oscuras los han atacado directamente, y se obsesionan interminablemente con esta victimización inventada. Y se enfurecen cada vez más....pensando en el supuesto mal que se les está haciendo.
Y, por supuesto, estos tipos casi siempre están bien armados.
Cuando vi lo que Bowers publicó en Gab antes de su matanza: "No puedo quedarme sentado y ver cómo dan el pasaporte a mi gente". Al diablo con tu forma de verlo. Voy a entrar"-Pensé en las últimas palabras que me pronunció el malo en serie supremacista blanco Jonathan Haynes (a quien cubrí con más detalle en un artículo anterior). Haynes comenzó a acosarme por teléfono a principios de los'90, afirmando que los productores de cine judíos le estaban privando de una "novia" al lavarle el cerebro a las chicas blancas para que sólo salieran con minorías. Haynes nunca me amenazó directamente; pensaba que yo era uno de los "judíos buenos", con los que él podía desahogarse. Guardé sus mensajes de voz porque tenía un mal presentimiento sobre el tipo y lo que podría ser capaz de hacer, especialmente después de estas escalofriantes últimas palabras de su mensaje final:
"No estoy dispuesto a quedarme en una esquina y dejar que la gente me vuele por los aires. Siento que estoy en esa posición para mis enemigos. O me vuelan por los aires, o los vuelo por los aires".
Y luego mató a un montón de gente.
¿Notas la similitud con la declaración final de Bowers? Un loco paranoico que cree haber descubierto una conspiración masiva contra él, y ahora le toca a él, el héroe solitario, "entrar".
Si comparas a los tiradores de masas neցros con los blancos, verás que los neցros prefieren las masacres en el lugar de trabajo. Desde el empleado de USAir David Burke, que estrelló un avión lleno de gente para vengarse del supervisor que lo despidió, hasta Auburn Calloway, que intentó estrellar un avión de FedEx para vengarse de sus jefes, hasta el tipo que disparó a sus compañeros de trabajo en la televisión en directo, pasando por Cedric Ford, Omar Thornton y Shareef Allman, los asesinos neցros de masas tienden a apuntar a personas que conocen. Necesitan una cara específica y familiar en la que poner sus quejas inventadas. Pero los asesinos supremacistas blancos odian a gente que no conocen. Viven en un mundo de fantasía dentro de su cabeza. Demasiado pensamiento abstracto en esos grandes y viejos supercerebros arios.
Así que sí, este es un problema de la derecha, y no es de extrañar que dos petulantes solitarios, Bowers y Bush, decidieran que ahora era el momento adecuado para "entrar". Esto no significa que nosotros, los de la derecha, seamos responsables de esos locos, ni que no debamos oponernos vigorosamente a la explotación de los tiroteos por parte de la izquierda para erosionar aún más la libertad de expresión. Pero no grites "conspiración". Estos tipos venían con el paquete.
Ah, ¿pero qué hay del "MAGAbomber"? ¿Qué clase de fanático supuestamente derechista construye bombas que no funcionan en nombre de una campaña de amenaza de bomba que sólo ayuda a la izquierda? ¿Qué clase de fulastre autodestructivo podría ser tan ciego a las consecuencias? ¿Podría alguien ser tan menso?
Por supuesto. De hecho, la semana pasada tuve que lidiar con un augusto así.
Me estaba preparando para organizar un gran evento en el lado oeste de Los Ángeles para Ann Coulter, donde iba a dar una charla y firmar copias de su nuevo libro, La Resistencia es fútil (¡compradlo si no lo habéis hecho!). Este iba a ser mi primer evento de este tipo en cinco años. Cuando solía hacer regularmente eventos conservadores de alto perfil, eran tiempos muy diferentes. Sin Trump, no había amenaza de Antifas. Nunca me volvía loco por la seguridad. Contrataba un número mínimo de guardias de seguridad, y usaba lugares que estaban lejos de ser inexpugnables, porque la idea de que matones violentos los arrasaran no estaba en la mente de nadie. En 2011, hice una gala a gran escala por Hollywood y Vine. Cualquiera que caminara por Hollywood Boulevard podría haber saltado una puerta y estaría justo en medio de nosotros. Pero nunca nos preocupamos por ello, y nunca sucedió. Ah, qué recuerdos.
Esta vez, elegí un lugar lo más inexpugnable posible. Segundo piso, sin ventanas, sin acceso a la calle, sólo dos puertas y estacionamiento subterráneo. Les pregunté a los L.A. Proud Boys si me servirían de seguridad para la noche, una oferta que aceptaron con gusto. El evento iba a ser completamente privado, sólo con invitación, con los asistentes seleccionados de mi lista de correo personal y examinada. Me alegré de que los Proud Boys estuvieran allí, pero una semana antes del evento, las cosas se pusieron muy raras, y de repente la presencia de los Proud Boys se volvió mucho más vital.
Mi antiguo compañero de podcasts, Edwin Oslan, un autoproclamado "punk rock derechista" que se mudó a Los Ángeles el año pasado desde West Bloomfield, Michigan, iba a ayudarme inicialmente en el evento. Después de que la cagó en la primera tarea que le di, lo dejé ir. Amargado y enfadado, me pidió dinero. También exigió que un líder de Proud Boys pagara por sus bebidas toda la noche en la fiesta. No tenía ninguna razón para esas demandas más allá de un sentido de derecho. Cuando fue rechazado, decidió divulgar públicamente el evento, y luego se embarcó en una campaña de una semana de duración para atraer a los Antifa para que interrumpieran violentamente la función.
Debido al doxxing, el lugar recibió amenazas (incluyendo amenazas de bomba).
Los Proud Boys de L.A. dieron un paso adelante que superó mis expectativas. Reuniendo una fuerza de casi cuarenta hombres, nos mantuvieron a nosotros y al lugar, a salvo, en las puertas, dentro de la habitación, dentro del garaje y en el perímetro. Eran tan discretos y profesionales como los tipos de seguridad mejor pagados que había contratado... y no me pidieron ni un centavo. Lejos de ser una banda de "matones", eran disciplinados, con la cabeza fría, vigilantes y amigables. No puedo decir suficientes cosas buenas sobre ellos. Ellos salvaron el día. De hecho, al comienzo de su discurso, Ann comentó que nunca se había sentido más segura en California.
Por eso la izquierda está tan comprometida con la destrucción de los Proud Boys. Son nuestros anti-Antifa, y los necesitamos. Sin ellos, ¿quién sabe qué habría pasado en el evento de Coulter?
Así que por eso lo digo. Si algo terrible hubiera ocurrido esa noche, si las amenazas de los Antifa hubieran salido bien, si Ann, los tres candidatos al Congreso del Partido Republicano que hablaron antes que ella, o si alguno de los asistentes hubiera resultado herido, ¿alguno de ustedes se habría creído que el culpable, el instigador, era un derechista autoproclamado? No te lo habrías podido creer. "¿Por qué alguien de nuestro lado pondría en peligro a Ann Coulter y a 200 conservadores de Los Ángeles? ¿Por qué un'derechista' trataría de destruir un evento que presenta a una de las autoras conservadores más influyentes de nuestro tiempo?" Sin embargo, sucedió. Y, días después del evento, Edwin estaba en Facebook, alardeando de lo contento que estaba de que sus esfuerzos hubieran provocado amenazas de bomba. Alegremente admitió haber coordinado con Antifa, e incluso felizmente aceptó haber enviado él mismo algunas de las amenazas. Se cree un héroe.
Así que sí, estas cosas pasan. El denominador común entre Sayoc, Bowers, Bush y Oslan es que estaban tan perdidos en su repruebo ciego y sus delirios, que honestamente creían que sus acciones eran heroicas.
La verdad es que el comportamiento de Edwin me tomó por sorpresa. Lo conocí durante un año y medio, y no capté las señales de advertencia de que era uno de esos tipos que podrían irse de la olla. Pero los Proud Boys lo vieron. Varios meses antes de mi evento y de la campaña de Edwin para interrumpirlo, había intentado unirse a los Proud Boys, y el líder de los Proud Boys de L.A. olió una rata inmediatamente. Esto me lleva de vuelta al punto de saber que puede haber chiflados entre nosotros, y aprender a protegerse de ellos.
Esta vez cometí un error y me salvaron los Proud Boys. Mi deuda personal con ellos es inmensa, y esa es la nota con la que quiero terminar. Mientras la izquierda los aniquila, los Proud Boys merecen el apoyo de todos nosotros. Porque un día, cualquiera de nosotros podría necesitar su ayuda... para protegerse de nuestros enemigos, o incluso de uno de los nuestros.
In Praise of Proud Boys - Taki's Magazine - Taki's Magazine
En términos de "óptica", la semana pasada no fue muy buena para la derecha. En primer lugar, la detención del "MAGAbomber" César Sayoc. Ahora, sé que este tema sigue siendo muy debatido por los derechistas. ¿Era el terrorista un demócrata en secreto? ¿Fue todo una falsa bandera? Volveremos a eso más tarde. Porque en cuanto Sayoc fue aprehendido, la nación fue testigo de un incidente mucho más grave en el que estaba involucrado un soldado de extrema derecha enloquecido, cuando un autodenominado soldado de asalto llamado Robert Bowers asesinó a once judíos en una sinagoga de Pittsburgh.
Bowers es un neo-nancy y supremacista blanco, y ¡oye, realmente odia a los judíos! Así, para demostrar la valentía de un típico übermensch ario, disparó a un grupo de ancianos (la mayoría de sus víctimas tenían entre 70, 80 y 90 años). ¡Qué valor!
Y luego, las aventuras racialmente motivadas del kentuckiano Gregory Bush, quien, habiendo intentado sin éxito entrar a una iglesia de color para disparar, se vio forzado a conformarse con disparar a un grupo de neցros en un supermercado cercano.
Con Sayoc, Bowers y Bush haciendo su entrada en el escenario más o menos una semana antes de unas elecciones intermedias de gran importancia, es inevitable que los partidarios de Trump se pregunten si hay algún tipo de conspiración en marcha.
Mis experiencias personales pasadas y presentes me llevan a descartar tales sospechas.
Hay un tema del que la gente de la derecha rara vez habla. Pero como alguien que lleva treinta años mezclándose con organizaciones y figuras de la extrema derecha, la alt-right y la derecha mainstream, tengo que decirlo: Todos nos hemos encontrado al menos un tipo que nos hace pensar: "Ese tipo parece potencialmente peligroso". Un componente de estar en la derecha -en un papel de organización o como una celebridad con "fans"- es el temor ocasional de que el tipo que te escribió esa carta de fans demasiado entusiasta, o el tipo que apareció en esa reunión demasiado ansioso por "luchar contra el enemigo", pueda terminar en algún momento en las noticias....y no por algo bueno.
Mucho de esto tiene que ver con la manera diferente en que los extremistas de derecha y de izquierda se involucran en la violencia política. Los izquierdistas son más violentos en grupos. Individualmente, tienden a ser afeminados que nunca han disparado un arma o se han metido en una pelea cara a cara. ¿Pero como parte de una turba? Ahí encuentran su valor. Las turbas de izquierdistas pueden arrasar una ciudad... pero sin grandes números, por lo general no son una amenaza física. Claro, hay excepciones, como el tipo neցro que mató a tiros a los policías de Dallas en 2016, o el demócrata blanco que disparó a los representantes republicanos en un campo de béisbol en 2017. En el mundo de las ideologías, ninguna regla es dura e inviolable. Pero en general, cuando los izquierdistas atacan, lo hacen en manada.
Los derechistas violentos, por otro lado, tienden a ser lobos solitarios. Se sientan en casa, con los ojos pegados a Internet (antes de la era on line, leían boletines caseros y panfletos fotocopiados baratos), y se ponen a incubar. Se formulan escenarios insensatos en los que las fuerzas oscuras los han atacado directamente, y se obsesionan interminablemente con esta victimización inventada. Y se enfurecen cada vez más....pensando en el supuesto mal que se les está haciendo.
Y, por supuesto, estos tipos casi siempre están bien armados.
Cuando vi lo que Bowers publicó en Gab antes de su matanza: "No puedo quedarme sentado y ver cómo dan el pasaporte a mi gente". Al diablo con tu forma de verlo. Voy a entrar"-Pensé en las últimas palabras que me pronunció el malo en serie supremacista blanco Jonathan Haynes (a quien cubrí con más detalle en un artículo anterior). Haynes comenzó a acosarme por teléfono a principios de los'90, afirmando que los productores de cine judíos le estaban privando de una "novia" al lavarle el cerebro a las chicas blancas para que sólo salieran con minorías. Haynes nunca me amenazó directamente; pensaba que yo era uno de los "judíos buenos", con los que él podía desahogarse. Guardé sus mensajes de voz porque tenía un mal presentimiento sobre el tipo y lo que podría ser capaz de hacer, especialmente después de estas escalofriantes últimas palabras de su mensaje final:
"No estoy dispuesto a quedarme en una esquina y dejar que la gente me vuele por los aires. Siento que estoy en esa posición para mis enemigos. O me vuelan por los aires, o los vuelo por los aires".
Y luego mató a un montón de gente.
¿Notas la similitud con la declaración final de Bowers? Un loco paranoico que cree haber descubierto una conspiración masiva contra él, y ahora le toca a él, el héroe solitario, "entrar".
Si comparas a los tiradores de masas neցros con los blancos, verás que los neցros prefieren las masacres en el lugar de trabajo. Desde el empleado de USAir David Burke, que estrelló un avión lleno de gente para vengarse del supervisor que lo despidió, hasta Auburn Calloway, que intentó estrellar un avión de FedEx para vengarse de sus jefes, hasta el tipo que disparó a sus compañeros de trabajo en la televisión en directo, pasando por Cedric Ford, Omar Thornton y Shareef Allman, los asesinos neցros de masas tienden a apuntar a personas que conocen. Necesitan una cara específica y familiar en la que poner sus quejas inventadas. Pero los asesinos supremacistas blancos odian a gente que no conocen. Viven en un mundo de fantasía dentro de su cabeza. Demasiado pensamiento abstracto en esos grandes y viejos supercerebros arios.
Así que sí, este es un problema de la derecha, y no es de extrañar que dos petulantes solitarios, Bowers y Bush, decidieran que ahora era el momento adecuado para "entrar". Esto no significa que nosotros, los de la derecha, seamos responsables de esos locos, ni que no debamos oponernos vigorosamente a la explotación de los tiroteos por parte de la izquierda para erosionar aún más la libertad de expresión. Pero no grites "conspiración". Estos tipos venían con el paquete.
Ah, ¿pero qué hay del "MAGAbomber"? ¿Qué clase de fanático supuestamente derechista construye bombas que no funcionan en nombre de una campaña de amenaza de bomba que sólo ayuda a la izquierda? ¿Qué clase de fulastre autodestructivo podría ser tan ciego a las consecuencias? ¿Podría alguien ser tan menso?
Por supuesto. De hecho, la semana pasada tuve que lidiar con un augusto así.
Me estaba preparando para organizar un gran evento en el lado oeste de Los Ángeles para Ann Coulter, donde iba a dar una charla y firmar copias de su nuevo libro, La Resistencia es fútil (¡compradlo si no lo habéis hecho!). Este iba a ser mi primer evento de este tipo en cinco años. Cuando solía hacer regularmente eventos conservadores de alto perfil, eran tiempos muy diferentes. Sin Trump, no había amenaza de Antifas. Nunca me volvía loco por la seguridad. Contrataba un número mínimo de guardias de seguridad, y usaba lugares que estaban lejos de ser inexpugnables, porque la idea de que matones violentos los arrasaran no estaba en la mente de nadie. En 2011, hice una gala a gran escala por Hollywood y Vine. Cualquiera que caminara por Hollywood Boulevard podría haber saltado una puerta y estaría justo en medio de nosotros. Pero nunca nos preocupamos por ello, y nunca sucedió. Ah, qué recuerdos.
Esta vez, elegí un lugar lo más inexpugnable posible. Segundo piso, sin ventanas, sin acceso a la calle, sólo dos puertas y estacionamiento subterráneo. Les pregunté a los L.A. Proud Boys si me servirían de seguridad para la noche, una oferta que aceptaron con gusto. El evento iba a ser completamente privado, sólo con invitación, con los asistentes seleccionados de mi lista de correo personal y examinada. Me alegré de que los Proud Boys estuvieran allí, pero una semana antes del evento, las cosas se pusieron muy raras, y de repente la presencia de los Proud Boys se volvió mucho más vital.
Mi antiguo compañero de podcasts, Edwin Oslan, un autoproclamado "punk rock derechista" que se mudó a Los Ángeles el año pasado desde West Bloomfield, Michigan, iba a ayudarme inicialmente en el evento. Después de que la cagó en la primera tarea que le di, lo dejé ir. Amargado y enfadado, me pidió dinero. También exigió que un líder de Proud Boys pagara por sus bebidas toda la noche en la fiesta. No tenía ninguna razón para esas demandas más allá de un sentido de derecho. Cuando fue rechazado, decidió divulgar públicamente el evento, y luego se embarcó en una campaña de una semana de duración para atraer a los Antifa para que interrumpieran violentamente la función.
Debido al doxxing, el lugar recibió amenazas (incluyendo amenazas de bomba).
Los Proud Boys de L.A. dieron un paso adelante que superó mis expectativas. Reuniendo una fuerza de casi cuarenta hombres, nos mantuvieron a nosotros y al lugar, a salvo, en las puertas, dentro de la habitación, dentro del garaje y en el perímetro. Eran tan discretos y profesionales como los tipos de seguridad mejor pagados que había contratado... y no me pidieron ni un centavo. Lejos de ser una banda de "matones", eran disciplinados, con la cabeza fría, vigilantes y amigables. No puedo decir suficientes cosas buenas sobre ellos. Ellos salvaron el día. De hecho, al comienzo de su discurso, Ann comentó que nunca se había sentido más segura en California.
Por eso la izquierda está tan comprometida con la destrucción de los Proud Boys. Son nuestros anti-Antifa, y los necesitamos. Sin ellos, ¿quién sabe qué habría pasado en el evento de Coulter?
Así que por eso lo digo. Si algo terrible hubiera ocurrido esa noche, si las amenazas de los Antifa hubieran salido bien, si Ann, los tres candidatos al Congreso del Partido Republicano que hablaron antes que ella, o si alguno de los asistentes hubiera resultado herido, ¿alguno de ustedes se habría creído que el culpable, el instigador, era un derechista autoproclamado? No te lo habrías podido creer. "¿Por qué alguien de nuestro lado pondría en peligro a Ann Coulter y a 200 conservadores de Los Ángeles? ¿Por qué un'derechista' trataría de destruir un evento que presenta a una de las autoras conservadores más influyentes de nuestro tiempo?" Sin embargo, sucedió. Y, días después del evento, Edwin estaba en Facebook, alardeando de lo contento que estaba de que sus esfuerzos hubieran provocado amenazas de bomba. Alegremente admitió haber coordinado con Antifa, e incluso felizmente aceptó haber enviado él mismo algunas de las amenazas. Se cree un héroe.
Así que sí, estas cosas pasan. El denominador común entre Sayoc, Bowers, Bush y Oslan es que estaban tan perdidos en su repruebo ciego y sus delirios, que honestamente creían que sus acciones eran heroicas.
La verdad es que el comportamiento de Edwin me tomó por sorpresa. Lo conocí durante un año y medio, y no capté las señales de advertencia de que era uno de esos tipos que podrían irse de la olla. Pero los Proud Boys lo vieron. Varios meses antes de mi evento y de la campaña de Edwin para interrumpirlo, había intentado unirse a los Proud Boys, y el líder de los Proud Boys de L.A. olió una rata inmediatamente. Esto me lleva de vuelta al punto de saber que puede haber chiflados entre nosotros, y aprender a protegerse de ellos.
Esta vez cometí un error y me salvaron los Proud Boys. Mi deuda personal con ellos es inmensa, y esa es la nota con la que quiero terminar. Mientras la izquierda los aniquila, los Proud Boys merecen el apoyo de todos nosotros. Porque un día, cualquiera de nosotros podría necesitar su ayuda... para protegerse de nuestros enemigos, o incluso de uno de los nuestros.
