Zoy hez-critor, y sus lo demuestro.

Penitenciagite!!

Madmaxista
Desde
7 Nov 2014
Mensajes
62.028
Reputación
96.977
Además de dibujar, me gusta escribir historias raras y de cosa de vez en cuando; quiero compartir esta cosa poco buena con vosotros.


-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

“Los locos y los niños dicen siempre la verdad.

Por ello se han creado los manicomios y los colegios”

Jaume Perich





CAPITULO 1

Había pasado dos semanas del inicio del apocalipsis zombie en la provincia de Barcelona y la declaración de ley marcial, y luego, saqueo de supermercados, muertos viventes andando por las calles, fin y destrucción, etc... etc…, vamos la sucesión tradicional en este tipo de apocalipsis, como siempre suele ocurrir en estos casos, y en los que no voy a entrar en detalle, ya que está más que visto y estudiado a lo largo de décadas de cine y literatura; y esta no es la trama principal de esta historia, o mejor dicho: “historias”.

Un grupo de locos, o enfermos mentales o como les quieran llamar ustedes, por que en esto tiempos tan “políticamente correctos” en los que no se puede llamar rellenito al rellenito y flaco al flaco, y la dictadura de los eufemismos cursis, hay que ser prudente con lo que se dice, para no ser víctima de la neoinquisición.

Bien, estos locos permanecían aislados y viviendo al margen de todo eso, junto a un reducido grupo de cuidadores, tres para ser concretos, el director, una enfermera y un conserje, dirigían y custodiaban a unos diez enfermos internos, en una residencia en una urbanización llamada “La vall soleia” de la localidad de Valeriana; el edificio estaba aislado, tocando a un barranco en la cumbre de la montaña que hacía de mirador, popularmente conocido por los habitantes de la localidad como “las cataratas”, en este lugar muy retirado y solitario, se solía practicar la escalada y el botellón, y al píe de estas “cataratas” estaba la residencia, a más de doscientos metros por encima de los chalés más cercanos, tenía un muro elevado de más de cuatro metros de altura además de verjas por todo su perímetro, por detrás la mole de roca, sólo se podía acceder volando si no tenías llave…, una puerta fuerte de hierro corredera pintada de neցro y sin ningún tipo de rejilla o celosía que permitiera ver su interior, de cuatro metros de altura con sus dos pasadores con candado, bien cerrados por dentro, que parecían planeados para un apocalipsis zombie, pero en realidad su función era que los residentes no escaparan, la puerta de acceso para peatones, se incrustaba en el muro, también era de hierro pintado de neցro y con sus candados, en condiciones normales no estaba cerrada así, se abría con el interfono, pero habían cambiado los tiempos en pocos días, tanto para vehículos como personas, tenía acceso a la carretera de la urbanización, es decir, esa carretera acababa en esa puerta, prácticamente, más adelante había bosque en pequeña declinación.

Los pinos altos amagaban el edificio, muchos vecinos del pueblo ignoraban su existencia y a qué se dedicaba, incluso vecinos de la urbanización, tanto, que cuando empezó el apocalipsis, se enteraron por la tv de todo lo que sucedía, algunos cuidadores (los más), huyeron para reunirse con sus seres queridos, los que se quedaron no pudieron huir o no creyeron que valiera la pena correr esos riesgos, además sabiendo que esa residencia estaba tan bien aislada, provista en su despensa, medicinas, incluso tenían un grupo electrógeno… el mejor sitio en donde pasar el apocalipsis, así lo certifico Manolo Gerardo, el enfermero, cuando un día se aventuró a bajar al pueblo a echar un vistazo, poco después de que dejara de emitir la TV, y vio cuando andaba en su coche a doscientos metros de la residencia, por la carretera de la urbanización, a dos zombies por primera vez, reales, no los de los últimos noticieros que hacían pasar por enfermos de rabia, los dos especímenes de aspecto cetrino, pero no muy descompuesto, estaban comiéndose un perro , un pastor alemán para ser concretos, estaban arrinconados contra la puerta de un chalé por la parte de dentro, los zombies, no cabía duda de que se trataba de los “dueños” del animal… Manolo paró el coche a pocos metros de allí, y empezó a dar la vuelta justo enfrente de estos, los reconocía, espantado, eran el Señor Miquel Bata, que andaba en calzoncillos y con la piel muy rosa, tirando a roja, los ojos sin pupilas, grises y la boca llena de sesos del perro, y la Señora Montserrat Martínez llevaba un chandall gris de esos del Decathlon, manchado de sangre de perro, estos eran ahora muertos vivientes, estos dos, eran los vecinos que alguna vez había ido a la residencia a quejarse por que el “Chispita”, un loco residente que tenía permiso para salir y pasearse de vez en cuando, le chillaba al perro, le tiraba piedras y a veces le enseñaba la platano mientras lo insultaba delante de la verja de la puerta, donde ahora se estaban comiendo al pobre chucho, que posiblemente los había estado evitando durante días…

Manolo desde su volante observaba casi embobado mientras giraba, como lo que un día fueron esos vecinos, ahora eran monstruos abyectos que se estaban comiendo a su propio perro… no había visto aún a ningún muerto viviente con sus propios ojos, más allá de lo que había visto en los últimos telediarios, antes de que se cortara la emisión.



Llegó en pocos minutos a la residencia, tocó el claxon y enseguida Josep, un hombre rellenito con gafas de esas de montura , el director del centro, le abría los candados de la puerta, y se metía el coche (el único vehículo de él que disponían).

-¿Qué has visto Manolo?-Le preguntaba Josep, el director, acercándose con cautela a la ventanilla del conductor.

Manolo lo miraba con la cara completamente blanca, con el gesto típico que ellos notaban a los enfermos cuando se les subministraba un buen sedante, visto a través del cristal parecía un pez de esos con los ojos saltones y fijos, al poco, tras otra llamada del director, empezó a abrir la puerta poco a poco, así como a salir poco a poco de su trance.

-¿Qué te ha pasado Manolo, te veo muy mal?, ¿qué has visto?

Manolo abrió la puerta ya del todo, y le vomitó todo lo que tenía encima, y hasta su alma si esta pudiera ser vomitada, sobre los pies del director, que permanecía estupefacto, contemplando la escena, como si los vómitos no hubiesen sido vertidos sobre sus zapatos.

-¡jorobar! ¿Pero qué te pasa Manolo?-decía el Director algo irritado- ¿qué has visto contesta jorobar?.

Manolo se recostaba en su asiento y se relajaba un poco, mirando a su jefe, y con una voz muy floja, que casi no se escuchaba:

-¿Te acuerdas de esa pareja de cincuentones sin hijos, que viven cerca de aquí, y que siempre andan quejándose de “chispita”?

-Sí, claro, creo recordar que viven en el primer recodo que forma la carretera, yendo para abajo. –respondió el director.

-Pues los he visto comiéndose a su perro, los dos, de rodillas, comiéndose al chucho, al que atraparon contra la reja de la casa.

-Vamos Manolo-le decía el director mientras lo cogía del brazo y lo ayudaba a incorporarse – necesitas descansar. un poco.

-Sí, eso, necesito descansar…

Y así se fueron los dos al interior, sin hablar nada más.

Encarna, una enfermera cincuentona con muy mala leche, robusta y fuerte, se estaba encargando de dar de comer a los locos, estaban los diez en el comedor del chalé-residencia, con sus locuras e siempre, ajenos a lo que pasaba fuera, bueno, eso es lo que parecía; aunque sabía lo de que había zombies por allí rondando, algunos había visto a través de los visillos de las ventanas, con el recato y cautela típica de los locos, pero a pesar de eso, allí estaban, como siempre, ocupando una de las cuatro mesas redondas que había en el comedor, el resto vacías, tan vacías que producía escalofríos solo de pensar que había sido de los “residentes”, que hasta hacía pocos día desayunaban, comían, merendaban y cenaban allí….

Los locos eran tres, los desahuciados, a los que nadie había ido a recoger cuando empezó toda la crisis, es a decir, a los que nadie visitaba antes de la “crisis”… los tres, eran personas custodiadas en su totalidad por las autoridades competentes de servicios sociales, uno de ellos era el chispita, conocido como Pere Martín, de treinta y seis años de edad, muy delgado, con perilla de chivo y gafas de pasta negras muy gruesas, algo jorobado, y siempre dicharachero y provocativo, siempre con el mismo chándal jaspeado gris; pocos conocían de su vida antes de acabar en ese centro, algunos especulaban con que se le había ido la mano con las drojas, otros que tuvo un accidente de tráfico que lo dejó mal del tarro, pero fuere lo que fuere, él no daba nunca explicaciones, aunue nadie tampoco se las demandara. Los otros dos locos, eran Francisco Gomis, Siscu, de sesenta años de edad, este era el más inteligente de todos, en el sentido académico, había sido profesor de secundaria, hasta que se le fue la castaña, y le dio por ir en dos ocasiones seguidas a dar clases en pijama, después de eso lo amonestaron y lo obligaron a coger la baja, y a los pocos meses ya estaba viviendo en la residencia, allí casi siempre, sólo escuchaba y en pocas ocasiones hablaba, demasiado había hablado ya en sus largos años de docencia, quizá por eso era tan querido y respetado por todos, tenía un bigote muy neցro y denso que le ocultaba la boca, pelo largo también muy neցro, recogido con coleta y unas manos morcillonas completamente llenas de anillos de plata, era algo obeso y solía vestir pantalones tejanos y jersey de punto, el tercer loco era Luis Muñoz, al que llamaban el Luisito, este tendría unos setenta años por lo menos, pero tenía mucha energía aún a pesar de su edad, una energía que provenía de su locura, era una persona completamente calva, con barba pelirroja, muy descuidada y manchada de nicotina, ya que fumaba como un carretero, vestía pantalones de pana de tonalidad ocre, y camisas de franela muy pasadas de moda; era abogado…, tenía cuatro hijos y su mujer estaba viva, aunque nunca hablaba de ello. Agredió a su mujer y a sus hijos (ya en edad adulta), en repetidas ocasiones, estaba obsesionado con que le querían robar, y que eran unos “parásitos hijos de la gran fruta, que le chupaban la sangre”, y que su mujer era “una fruta ladrona” y cosas por el estilo, era u ser con mucho repruebo en el cuerpo, y muy agresivo si no había calmantes de por medio.
 
Última edición:
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Volver