YUGOSLAVIA, UNA NACIÓN DESPOJADA.
Hace apenas veinte años, en lo que se conoce como los Balcanes, estallaría una gran guerra a causa de las diferencias entre varias naciones que componían la antigua Yugoslavia. Gran parte de la península quedaría inmersa en un conflicto que duraría diez años, y en el cual se derramó bastante sangre.
Yugoslavia quedaría dividida en varias naciones que antes tenían un estatuto especial cuando perduraba el antiguo régimen.
Las principales naciones promotoras de este secesionismo eran Croacia, Bosnia y Eslovenia. En Macedonia no llegó a intervenir el ejército yugoslavo seguramente por cuestiones estratégicas. Más tarde la nueva República Federal de Yugoslavia perdería Montenegro por medio de un referéndum celebrado a finales del 2006.
En todo este tiempo la unión de pueblos eslavos quedó dividida, a pesar de que fuese anhelada la creación de un estado así por todos sus abuelos egregios. Se podría decir que era impensable tras la victoria yugoslava la secesión de todas estas tierras, pues entre la década de los cuarenta y setenta los movimientos nacionalistas internos eran poco conocidos, pues había poca libertad para el pronunciamiento contra Yugoslavia al tratarse de un estado totalitario. Tito seguía orando a favor de la unidad y la fraternidad, y seguramente por esta figura tan popular esta patria inestable logró persistir durante medio siglo.
El polvorín explotaría el día de su fin (en 1980), ya que una vez no existía esta figura popular los nacionalistas de cada territorio podían comenzar a hablar de independencia. Yugoslavia quedaría dividida en varias naciones que antes tenían un estatuto especial cuando perduraba el antiguo régimen.
Una vez comenzó la disolución, Bosnia tomaría como ejemplo a croatas y eslovenos y efectuarían un proceso de separación. En esta nación realmente predominaban tres grupos étnicos: bosniacos, bosniocroatas y serbobosnios.
Debido a el último hecho comentado habría una gran división política, debido a que la última etnia susodicha era considerada una minoría, pero no tenían problema alguno con luchar a favor de sus hermanos vecinos, quienes eran idénticos a ellos y pertenecían a un acervo común. Se podría decir que ese territorio era prácticamente ajeno al de los bosniacos, quienes lucharon por su supuesta libertad contra aquellos con quienes llevando conviviendo bastantes años.
La respuesta internacional respecto a esta contienda que conllevaría bastantes años sería claramente favorable para los bosniacos, quienes recibieron bastante apoyo de las naciones fiel a la religión del amoras que buscaban crear algo así como una colonia en Europa a nombre del islam.
Bosnia recibiría apoyo esencialmente de Irán, cuya revolución (la efectuada por Jomeini) había sido victoriosa y había establecido un panislamismo jingoísta en oriente medio. Pero no sería el único apoyo que recibirían, pues también serían apoyados por la OTAN debido a alguna causa estratégica o a intereses económicos que venían buscando en esta tierra los mandatarios de esta coalición.
En cualquier concentración de la ONU se podía observar las pugnas que había entre cada grupo étnico. Radovan Karadžić era el principal orador de Srpska; Alija Izetbegovic era el presidente de Bosnia.
Una vez los croatas hubiesen ayudado a los bosnios y hubiesen debilitado a las tropas serbias atacarían por la espalda a los bosniacos, quienes creían que eran sus mismos aliados en el “camino de la libertad”.
Franjo Tudman demostró su pericia, pero al mismo tiempo su maldad con tal de intentar lograr una extensión de territorio de su nación. Posiblemente después de esto podríamos sacar algún parecido entre Franjo Tudman y puede que Quim Torra, por la demagogia de estos dos individuos y su manera de pensar, tratando de fascistas a sus enemigos y venerándose a sí mismos como promotores de la libertad, fingiendo no reprobar a otras etnias.
Con este hecho no trato de hablar mal de la gente croata y catalana, sino de sus dirigentes pues el problema no son sus ciudadanos, sino al forma de sus gobernantes de tomar decisiones. Posiblemente haya cierto paralelismo entre ambas tierras por el adoctrinamiento que busca crear un orgullo nacionalista exacerbado.
Mientras, en Europa tratábamos de demonizar a los serbios por defender a los suyos del avance por parte de Bosnia y Croacia contra Srpska, sabiendo que se estaban defendiendo de aquellos que ya les venían odiando desde hace mucho. De alguna manera las grandes potencias de occidente querían someter a Serbia, ya que era una nación con gran identidad y que todavía no se había dejado influenciar por esos aires neoliberales y “modernizadores” que estaban llevando a Europa al abismo.
Esto se demostraba en la prensa, que hablaba de una limpieza étnica, pero poco hablaba del trato que recibían los serbios en Croacia, o cómo miraban a ortodoxos (fueran del país que fueran) si te ubicabas en Bosnia. Por ello vuelvo a repetir que estos nacionalismos conllevan al repruebo mutuo entre unos y otros y nos hacen ver a alguien de otra tierra como enemigo únicamente porque lo dice un líder.
Debería de llamarnos la atención principalmente a los españoles dicho tema, pues desde hace años seguimos comparándonos con Yugoslavia (aunque sigo repitiendo que esta es una cuestión de diferentes etnias), un país donde cada vez es más típico ver nuevos nacionalismos que nacen de cualquier lado o por medio de cualquier movimiento predecesor. Incluso me atrevería a comparar Serbia con Castilla, pues es la tierra que más territorio está perdiendo desde la invención de las autonomías.
Desde luego que lo que vaya a ocurrir no lo podemos saber por medio de ninguna previsión, pero es menester terminar con estos secesionismos que han nacido hasta en Madrid o Murcia (sí, créanme que es verdad, si no investiguen) que en caso de que triunfasen crearían una nación insostenible.
Ya de por sí la misma independencia de Kosovo lo ha sido también, pues Kosovo es una nación en vías de desarrollo que está recibiendo apoyo económico de muchos de nosotros a causa de dinero que prestan de nuestros impuestos, defendamos o no la existencia de este estado. Como vemos la libertad tiene un precio y a los serbios les ha afectado económicamente al haber perdido todo ese territorio.
Todos aquellos serbios que habitaban pacíficamente en la zona norte de Kosovo están arruinados económicamente a día de hoy, y los albaneses (quienes son igual de jingoístas que los croatas) están por crear una nueva limpieza étnica, que expulsará a esta gente de la zona sur de la península, tal y como lo hicieron los otomanos para aprovecharse de todo ese territorio que habían levantado serbios con el sudor de su frente (pues las iglesias ortodoxas más antiguas se ubican allí), posiblemente nos quede claro en los próximos años que los albaneses fueron, son y serán esbirros de los otomanos, quienes todavía tienen cuentas pendientes con los ortodoxos debido a su rencor.
Hace apenas veinte años, en lo que se conoce como los Balcanes, estallaría una gran guerra a causa de las diferencias entre varias naciones que componían la antigua Yugoslavia. Gran parte de la península quedaría inmersa en un conflicto que duraría diez años, y en el cual se derramó bastante sangre.
Yugoslavia quedaría dividida en varias naciones que antes tenían un estatuto especial cuando perduraba el antiguo régimen.
Las principales naciones promotoras de este secesionismo eran Croacia, Bosnia y Eslovenia. En Macedonia no llegó a intervenir el ejército yugoslavo seguramente por cuestiones estratégicas. Más tarde la nueva República Federal de Yugoslavia perdería Montenegro por medio de un referéndum celebrado a finales del 2006.
En todo este tiempo la unión de pueblos eslavos quedó dividida, a pesar de que fuese anhelada la creación de un estado así por todos sus abuelos egregios. Se podría decir que era impensable tras la victoria yugoslava la secesión de todas estas tierras, pues entre la década de los cuarenta y setenta los movimientos nacionalistas internos eran poco conocidos, pues había poca libertad para el pronunciamiento contra Yugoslavia al tratarse de un estado totalitario. Tito seguía orando a favor de la unidad y la fraternidad, y seguramente por esta figura tan popular esta patria inestable logró persistir durante medio siglo.
El polvorín explotaría el día de su fin (en 1980), ya que una vez no existía esta figura popular los nacionalistas de cada territorio podían comenzar a hablar de independencia. Yugoslavia quedaría dividida en varias naciones que antes tenían un estatuto especial cuando perduraba el antiguo régimen.
Una vez comenzó la disolución, Bosnia tomaría como ejemplo a croatas y eslovenos y efectuarían un proceso de separación. En esta nación realmente predominaban tres grupos étnicos: bosniacos, bosniocroatas y serbobosnios.
Debido a el último hecho comentado habría una gran división política, debido a que la última etnia susodicha era considerada una minoría, pero no tenían problema alguno con luchar a favor de sus hermanos vecinos, quienes eran idénticos a ellos y pertenecían a un acervo común. Se podría decir que ese territorio era prácticamente ajeno al de los bosniacos, quienes lucharon por su supuesta libertad contra aquellos con quienes llevando conviviendo bastantes años.
La respuesta internacional respecto a esta contienda que conllevaría bastantes años sería claramente favorable para los bosniacos, quienes recibieron bastante apoyo de las naciones fiel a la religión del amoras que buscaban crear algo así como una colonia en Europa a nombre del islam.
Bosnia recibiría apoyo esencialmente de Irán, cuya revolución (la efectuada por Jomeini) había sido victoriosa y había establecido un panislamismo jingoísta en oriente medio. Pero no sería el único apoyo que recibirían, pues también serían apoyados por la OTAN debido a alguna causa estratégica o a intereses económicos que venían buscando en esta tierra los mandatarios de esta coalición.
En cualquier concentración de la ONU se podía observar las pugnas que había entre cada grupo étnico. Radovan Karadžić era el principal orador de Srpska; Alija Izetbegovic era el presidente de Bosnia.
Una vez los croatas hubiesen ayudado a los bosnios y hubiesen debilitado a las tropas serbias atacarían por la espalda a los bosniacos, quienes creían que eran sus mismos aliados en el “camino de la libertad”.
Franjo Tudman demostró su pericia, pero al mismo tiempo su maldad con tal de intentar lograr una extensión de territorio de su nación. Posiblemente después de esto podríamos sacar algún parecido entre Franjo Tudman y puede que Quim Torra, por la demagogia de estos dos individuos y su manera de pensar, tratando de fascistas a sus enemigos y venerándose a sí mismos como promotores de la libertad, fingiendo no reprobar a otras etnias.
Con este hecho no trato de hablar mal de la gente croata y catalana, sino de sus dirigentes pues el problema no son sus ciudadanos, sino al forma de sus gobernantes de tomar decisiones. Posiblemente haya cierto paralelismo entre ambas tierras por el adoctrinamiento que busca crear un orgullo nacionalista exacerbado.
Mientras, en Europa tratábamos de demonizar a los serbios por defender a los suyos del avance por parte de Bosnia y Croacia contra Srpska, sabiendo que se estaban defendiendo de aquellos que ya les venían odiando desde hace mucho. De alguna manera las grandes potencias de occidente querían someter a Serbia, ya que era una nación con gran identidad y que todavía no se había dejado influenciar por esos aires neoliberales y “modernizadores” que estaban llevando a Europa al abismo.
Esto se demostraba en la prensa, que hablaba de una limpieza étnica, pero poco hablaba del trato que recibían los serbios en Croacia, o cómo miraban a ortodoxos (fueran del país que fueran) si te ubicabas en Bosnia. Por ello vuelvo a repetir que estos nacionalismos conllevan al repruebo mutuo entre unos y otros y nos hacen ver a alguien de otra tierra como enemigo únicamente porque lo dice un líder.
Debería de llamarnos la atención principalmente a los españoles dicho tema, pues desde hace años seguimos comparándonos con Yugoslavia (aunque sigo repitiendo que esta es una cuestión de diferentes etnias), un país donde cada vez es más típico ver nuevos nacionalismos que nacen de cualquier lado o por medio de cualquier movimiento predecesor. Incluso me atrevería a comparar Serbia con Castilla, pues es la tierra que más territorio está perdiendo desde la invención de las autonomías.
Desde luego que lo que vaya a ocurrir no lo podemos saber por medio de ninguna previsión, pero es menester terminar con estos secesionismos que han nacido hasta en Madrid o Murcia (sí, créanme que es verdad, si no investiguen) que en caso de que triunfasen crearían una nación insostenible.
Ya de por sí la misma independencia de Kosovo lo ha sido también, pues Kosovo es una nación en vías de desarrollo que está recibiendo apoyo económico de muchos de nosotros a causa de dinero que prestan de nuestros impuestos, defendamos o no la existencia de este estado. Como vemos la libertad tiene un precio y a los serbios les ha afectado económicamente al haber perdido todo ese territorio.
Todos aquellos serbios que habitaban pacíficamente en la zona norte de Kosovo están arruinados económicamente a día de hoy, y los albaneses (quienes son igual de jingoístas que los croatas) están por crear una nueva limpieza étnica, que expulsará a esta gente de la zona sur de la península, tal y como lo hicieron los otomanos para aprovecharse de todo ese territorio que habían levantado serbios con el sudor de su frente (pues las iglesias ortodoxas más antiguas se ubican allí), posiblemente nos quede claro en los próximos años que los albaneses fueron, son y serán esbirros de los otomanos, quienes todavía tienen cuentas pendientes con los ortodoxos debido a su rencor.