El Gran Cid
Madmaxista
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Yobana Carril: “En España si alzas la voz y eres hombre, estás maltratando”
La abogada Yobana Carril sólo defiende a hombres maltratados por las leyes de género en España, desde su bufete Celtius Abogados. Tiene un hijo y una hija y está convencida de que el futuro de su hijo, con las leyes de género será mucho peor. Por eso mantiene su lucha profesional.
“Despacho especializado en hombres maltratados por la ley”. Así se presenta el bufete de Yobana Carril, Celtius Abogados, que se ha convertido en una de las referencias más reconocibles de la lucha de tantos hombres y mujeres frente a la desigualdad y el maltrato que, de forma irónica, producen las leyes basadas en la ideología de género.
Muy en especial contra los hombres, quienes se ven señalados como maltratadores en potencia por el mero hecho de su sesso y son apartados de sus hijos por la mera interposición de una denuncia, aún sin sentencia.
Carril tras*mite fuerza y convicción, pero el pasado 17 de noviembre, en la I Marcha por los derechos de los niños frente a la ideología de género convocada por decenas de organizaciones, se rompió de emoción al comprobar que este movimiento cada vez está más concienciado y decidido a hacerse oír con fuerza.
La abogada ha sufrido toda clase de insultos, vejaciones y amenazas por ejercer su profesión en un campo tan específico y políticamente incorrecto. “Han llegado a desear que violen y maten a mi hija”, explica a Actuall a lo largo de una extensa conversación celebrada en su despacho profesional, situado en El guanol.
En la manifestación por los derechos del niño del pasado 17 de noviembre expresó con gran emoción que se siente muy cansada de dar la lucha en defensa de los hombres víctimas de las leyes de género. ¿Tan duro resulta?
Mucho. Desde dos perspectivas. Una porque ves mucho sufrimiento y a veces hasta tú mismo, ya no como persona, ni como mujer, sino como abogada sientes una impotencia muy muy difícil de digerir. Y otra por el machaque continuo.
Muy habilidosamente la parte de este feminismo más endogámico, este feminismo tan radical lo que pretende es hacer creer que si tú defiendes que es tan reprochable la violencia dirigida hacia una mujer, como hacia un hombre, como hacia un niño, ellas lo tras*forman diciendo que tú está a favor del maltrato a las mujeres. Hasta ese punto.
Hay momentos en los que yo he llegado a recibir amenazas, pero hacia mí y hacia mis hijos. Llega un momento en que cuando ves la pasividad de las personas que directamente lo sufren, que acaban tan desmoralizados económica y emocionalmente, que por eso yo me emocioné el día 17. Porque por fin vi que se empezaba a perder el miedo de verdad.
Allí había gente que no le importaba dar la cara y que no le importaba decir: “Sí, soy denunciado y esta denuncia no es real”. La gente perdió el miedo y eso para mí fue un alivio, incluso por ejemplo para Jesús Muñoz (malostratosfalsos.com). Habíamos hablado antes de la manifestación y habíamos dicho si esto no cambia, nosotros no podemos seguir siendo la cara que recibe las bofetadas si no sirve para nada.
Pero al mismo tiempo expresó que la gran afluencia de ciudadanos y el esfuerzo de unidad de acción de muchas asociaciones le habían reconfortado. ¿Hay esperanza?
Todo esto llegó tan lejos porque se aprovechó una circunstancia. Al feminismo radical hay que reconocerle una habilidad, que es la de la ingeniería social. Se aprovechaba de que al otro lado estaban un poco como las mujeres a principios del siglo XX. Los hombres se avergüenzan de decir que son maltratados, se avergonzaban de decir que eran hombres denunciados aunque fuese falsamente.
Entonces, el ver que esa gente ha perdido el miedo significa que están dispuestos a levantar la voz y las cosas se cambian no porque Jesús Muñoz, Leire, asociaciones y yo que no sumamos más de 100 demos la cara y digamos la verdad y recibamos las bofetadas. Las cosas se cambian cuando la gente sale a la calle y se les dice a los políticos: “Soy un problema para ti. Ya no me voy a callar”.
El 17 de noviembre muchos vimos que se había plantado la semilla de ese inconformismo, de ese “no nos vamos a dejar pisotear, ni por ser hombres ni por ser padres”. De hecho allí había curiosamente casi tantas mujeres como hombres. Porque mucha gente se olvida de que esta ley [Ley Integral de Medidas contra la violencia de Género] afecta tanto a hombres como mujeres y niños. Fue emocionante porque había hombres, mujeres y niños.
Habla de superar el miedo. ¿Miedo a qué?
Miedo al rechazo social al los juicios paralelos. A los hombres maltratados se les trata de manera vergonzante. Porque es como si la sociedad española entendiese que un hombre no puede ser maltratado. Porque si a un hombre una mujer le agrede física o psicológicamente, por ser hombre tiene una capacidad reactiva tendente a la agresión. Con lo cual, no se puede entender que un hombre no sea agresivo. Es absurdo. Pero la sociedad ha comprado este eslogan.
Y luego miedo a los juicios paralelos. “Si está denunciado por algo será”; “cuando el río suena agua lleva”… todo esto hace mucho daño. Muchos hombres pierden las relaciones de su alrededor, pierden amigos, les vengan en el trabajo incluso antes de ser condenados. Antes de ser condenados por un juez son condenados por la sociedad. Y eso da miedo.
Hace poco, dijo en Twitter: “¡Qué ganas tengo de que la historia nos mire a la cara y nos recrimine semejante sinrazón!!!” ¿Caerá por su propio peso la ideología de género?
Yo digo siempre que esto me recuerda a la Francia de Josefina: “Si no hay pan, que coman pasteles”. Esta sinrazón debe caer. Supongo que llegará un punto tan álgido de sin razón que nos daremos cuenta. Entre otras cosas, por las consecuencias que vamos a sufrir. Esto ha llegado a un punto en el que es rara la persona que no tenga o un compañero de trabajo, o un hermano, o un sobrino que esté afectado directa o indirectamente por esta ley. Con lo cual, entiendo que llegará un momento en que nos demos cuenta de todas las consecuencias negativas de la utilización perversa de la ley. Y en ese momento sentiremos muchísima vergüenza.
¿Cuáles son esas consecuencias de las que habla para los padres, para los hijos, para los futuros hombres y mujeres e incluso para las mujeres que denuncian en falso, animadas por los bufetes de abogadas feministas?
Aquí hay muchos factores. Ante miles de denuncias falsas, las primeras afectadas son las mujeres que son realmente maltratadas. Porque por muchos recursos que se destinen, esto es como un saco sin fondo. Nunca habrá recursos para tanta denuncia. Y al final estas mujeres se ven con unos recursos limitadísimos aún a pesar de moverse miles de millones de euros.
Lo otros son los propios niños. Lo que no es posible es que a un niño se le prive de ver a su padre, se le prive de tener una custodia compartida porque un hombre sea condenado por violencia de género, como pasó en Valencia, porque se tiró una ventosidad y le cayeron seis meses de prisión. A lo mejor los seis meses de prisión nos pueden parecer anecdóticos, que no lo son. Pero esta condena impide que este señor tenga la custodia compartida de su hijo.
Una condena por un “vete a la cosa”. Vamos a ver, si condenasen a todos los españoles que hemos dicho alguna vez a alguien “vete a la cosa”, creo que quedaríamos 46 millones en prisión y un millón fuera, con suerte. Esto es así. Y a todos estos niños se les convierte a sus padres en visitadores. Y son niños que acaban sufriendo y que acaban pagando las consecuencias con el tiempo.
Muy en especial contra los hombres, quienes se ven señalados como maltratadores en potencia por el mero hecho de su sesso y son apartados de sus hijos por la mera interposición de una denuncia, aún sin sentencia.
Muy habilidosamente la parte de este feminismo más endogámico, este feminismo tan radical lo que pretende es hacer creer que si tú defiendes que es tan reprochable la violencia dirigida hacia una mujer, como hacia un hombre, como hacia un niño, ellas lo tras*forman diciendo que tú está a favor del maltrato a las mujeres. Hasta ese punto.
Hay momentos en los que yo he llegado a recibir amenazas, pero hacia mí y hacia mis hijos. Llega un momento en que cuando ves la pasividad de las personas que directamente lo sufren, que acaban tan desmoralizados económica y emocionalmente, que por eso yo me emocioné el día 17. Porque por fin vi que se empezaba a perder el miedo de verdad.
“Al feminismo radical hay que reconocerle una habilidad, que es la de la ingeniería social”
Allí había gente que no le importaba dar la cara y que no le importaba decir: “Sí, soy denunciado y esta denuncia no es real”. La gente perdió el miedo y eso para mí fue un alivio, incluso por ejemplo para Jesús Muñoz (malostratosfalsos.com). Habíamos hablado antes de la manifestación y habíamos dicho si esto no cambia, nosotros no podemos seguir siendo la cara que recibe las bofetadas si no sirve para nada.
Pero al mismo tiempo expresó que la gran afluencia de ciudadanos y el esfuerzo de unidad de acción de muchas asociaciones le habían reconfortado. ¿Hay esperanza?
Todo esto llegó tan lejos porque se aprovechó una circunstancia. Al feminismo radical hay que reconocerle una habilidad, que es la de la ingeniería social. Se aprovechaba de que al otro lado estaban un poco como las mujeres a principios del siglo XX. Los hombres se avergüenzan de decir que son maltratados, se avergonzaban de decir que eran hombres denunciados aunque fuese falsamente.
Entonces, el ver que esa gente ha perdido el miedo significa que están dispuestos a levantar la voz y las cosas se cambian no porque Jesús Muñoz, Leire, asociaciones y yo que no sumamos más de 100 demos la cara y digamos la verdad y recibamos las bofetadas. Las cosas se cambian cuando la gente sale a la calle y se les dice a los políticos: “Soy un problema para ti. Ya no me voy a callar”.
“La sociedad ha comprado el eslógan de que un hombre no puede ser maltratado”
El 17 de noviembre muchos vimos que se había plantado la semilla de ese inconformismo, de ese “no nos vamos a dejar pisotear, ni por ser hombres ni por ser padres”. De hecho allí había curiosamente casi tantas mujeres como hombres. Porque mucha gente se olvida de que esta ley [Ley Integral de Medidas contra la violencia de Género] afecta tanto a hombres como mujeres y niños. Fue emocionante porque había hombres, mujeres y niños.
Habla de superar el miedo. ¿Miedo a qué?
Miedo al rechazo social al los juicios paralelos. A los hombres maltratados se les trata de manera vergonzante. Porque es como si la sociedad española entendiese que un hombre no puede ser maltratado. Porque si a un hombre una mujer le agrede física o psicológicamente, por ser hombre tiene una capacidad reactiva tendente a la agresión. Con lo cual, no se puede entender que un hombre no sea agresivo. Es absurdo. Pero la sociedad ha comprado este eslogan.
Y luego miedo a los juicios paralelos. “Si está denunciado por algo será”; “cuando el río suena agua lleva”… todo esto hace mucho daño. Muchos hombres pierden las relaciones de su alrededor, pierden amigos, les vengan en el trabajo incluso antes de ser condenados. Antes de ser condenados por un juez son condenados por la sociedad. Y eso da miedo.
Hace poco, dijo en Twitter: “¡Qué ganas tengo de que la historia nos mire a la cara y nos recrimine semejante sinrazón!!!” ¿Caerá por su propio peso la ideología de género?
Yo digo siempre que esto me recuerda a la Francia de Josefina: “Si no hay pan, que coman pasteles”. Esta sinrazón debe caer. Supongo que llegará un punto tan álgido de sin razón que nos daremos cuenta. Entre otras cosas, por las consecuencias que vamos a sufrir. Esto ha llegado a un punto en el que es rara la persona que no tenga o un compañero de trabajo, o un hermano, o un sobrino que esté afectado directa o indirectamente por esta ley. Con lo cual, entiendo que llegará un momento en que nos demos cuenta de todas las consecuencias negativas de la utilización perversa de la ley. Y en ese momento sentiremos muchísima vergüenza.
“Ante miles de denuncias falsas, las primeras afectadas son las mujeres que son realmente maltratadas. Porque por muchos recursos que se destinen, esto es como un saco sin fondo. Nunca habrá recursos para tanta denuncia”
¿Cuáles son esas consecuencias de las que habla para los padres, para los hijos, para los futuros hombres y mujeres e incluso para las mujeres que denuncian en falso, animadas por los bufetes de abogadas feministas?
Aquí hay muchos factores. Ante miles de denuncias falsas, las primeras afectadas son las mujeres que son realmente maltratadas. Porque por muchos recursos que se destinen, esto es como un saco sin fondo. Nunca habrá recursos para tanta denuncia. Y al final estas mujeres se ven con unos recursos limitadísimos aún a pesar de moverse miles de millones de euros.
Lo otros son los propios niños. Lo que no es posible es que a un niño se le prive de ver a su padre, se le prive de tener una custodia compartida porque un hombre sea condenado por violencia de género, como pasó en Valencia, porque se tiró una ventosidad y le cayeron seis meses de prisión. A lo mejor los seis meses de prisión nos pueden parecer anecdóticos, que no lo son. Pero esta condena impide que este señor tenga la custodia compartida de su hijo.
Una condena por un “vete a la cosa”. Vamos a ver, si condenasen a todos los españoles que hemos dicho alguna vez a alguien “vete a la cosa”, creo que quedaríamos 46 millones en prisión y un millón fuera, con suerte. Esto es así. Y a todos estos niños se les convierte a sus padres en visitadores. Y son niños que acaban sufriendo y que acaban pagando las consecuencias con el tiempo.
“Mi hija lo tiene todo de su mano, para hacer lo que le salga de la peineta directamente y cómo mi hijo el día que se case y tenga hijos si a una mujer le apetece someterle, le someterá”
Niños que son arrastrados a informe tras informe psicosocial, que son convencidos de reprobar a su padre por tener una condena de violencia de género sin distinguir ni si quiera por qué es esa condena.
Otros son los propios padres. Al final he llegado a la conclusión de que en este país discutir es violencia de género. Discutir es violencia de género. Si tú alzas la voz y eres mujer, estás discutiendo; si eres hombre y alzas la voz, estás maltratando. Ha llegado un momento, de hecho me lo dicen los hombres: “Tengo miedo a no discutir, tengo miedo a no estar de acuerdo y de hecho en determinados momentos acepto todo lo que me pongan por delante porque si no sé cómo puedo terminar”.
Y como sociedad también perdemos. Hemos intentado corregir una desigualdad creando otra desigualdad. Perdemos todos.
Parece claro que existe una censura, impuesta, y a veces autoimpuesta, para todo aquél que critique la Ley Integral de Medidas contra la Violencia de Género. ¿Cómo ha sido sido usted víctima de esta censura?
A niveles de todo tipo. Han llegado a llamarme fascista. Pero bueno, creo que fascista nos llaman a todos siempre y cuando seamos discordantes con según qué cosas. Machista. Han llegado a decir que seguro que soy una mujer maltratada y sometida por mi marido. Han llegado a desear que violen y maten a mi hija. Hasta ese punto.
¿Cómo reacciona uno ante eso?
Primero me da mucha pena. Yo tengo una hija y un hijo y me da mucha pena el país que mi generación va a dejar a la generación de mis hijos. Me da mucha pena ver cómo el futuro de mi hija y de mi hijo son distintos. Cómo mi hija lo tiene todo de su mano, para hacer lo que le salga de la peineta directamente y cómo mi hijo el día que se case y tenga hijos si a una mujer le apetece someterle, le someterá.
Usted ha dicho: “Me tocan un montón las narices los jueces que dicen:
– “Yo voy a acordar lo que diga el informe psicosocial” y te dan ganas de decirle: -Pues que el técnico cobre su sueldo y dicte sentencia!!” Son muchos los que se quejan del funcionamiento de los equipos psicosociales en los juzgados de violencia de género y familia. ¿Cúal es su experiencia al respecto?
Como en todo, hay buenos profesionales y malos profesionales. Pero sí que me he encontrado en contadísimas ocasiones con equipos psicosociales buenos. Y con esto no estoy diciendo con equipos psicosociales que me den la razón. Me he encontrado con equipos psicosociales que no me daban la razón, que no secundaban mi petición, pero que lo hacían de una manera profesional, argumentada y motivada con razones que incluso mi cliente y yo podíamos llegar a entender y que sabíamos que teníamos que trabajar para mejorar deficiencias y podíamos llegar a entenderlo.
Hay veces que la profesionalidad de estos equipos es cuestionable, pero hasta para un ciego. Hay aberraciones como decir: el padre está cualificado, la progenitora está cualificada. Pero como llega dos o tres meses a cargo de la progenitora que siga así que es bueno para la niña o el niño. Que no se provoque ningún cambio. Y dices tu ¿pero qué pasa? ¿Que los niños tienen que vivir en una petrificación constante? Los niños sufren cambios a lo largo de su vida.
En cambio luego cuando ves a una mujer que solicita la modificación de medidas porque se va a vivir a la otra punta de España, los equipos psicosociales dicen: “el cambio de domicilio, como el niño tiene menos de ocho años… Este arraigo es superable, los niños se adaptan a todas las circunstancias…” Pero eso dicho en una diferencia de meses por un equipo psicosocial.
Yo he tenido un informe en Cataluña, el más aberrante de todos, hace tres o cuatro años, que de hecho sí se consiguió quitar al niño a la progenitora… Era un caso muy crudo, con una progenitora con una enfermedad mental diagnosticada. Y los equipos psicosociales decían que si bien la progenitora tenía una enfermedad mental que no se trataba y que había llegado a dar su propia medicación al menor, también era cierto (como equiparándolos) que el padre a los 18 años había cometido un delito de seguridad vial por haber conducido bajo los efectos del alcohol. Y lo hacía de una manera que comparaba una actuación con la otra como similar. No conseguimos arrebatar al niño del entorno materno tan dañino hasta que la progenitora no amenazó con inmolarse junto a su hijo frente al colegio. Tardamos tres años.
¿Se hacen bien los informes psicosociales?
Actuall
FAMILIA / ENTREVISTA -
Yobana Carril: “En España si alzas la voz y eres hombre, estás maltratando”
La abogada Yobana Carril sólo defiende a hombres maltratados por las leyes de género en España, desde su bufete Celtius Abogados. Tiene un hijo y una hija y está convencida de que el futuro de su hijo, con las leyes de género será mucho peor. Por eso mantiene su lucha profesional.
Nicolás de Cárdenas - 10/12/2018
“Despacho especializado en hombres maltratados por la ley”. Así se presenta el bufete de Yobana Carril, Celtius Abogados, que se ha convertido en una de las referencias más reconocibles de la lucha de tantos hombres y mujeres frente a la desigualdad y el maltrato que, de forma irónica, producen las leyes basadas en la ideología de género.
Muy en especial contra los hombres, quienes se ven señalados como maltratadores en potencia por el mero hecho de su sesso y son apartados de sus hijos por la mera interposición de una denuncia, aún sin sentencia.
Actuall depende del apoyo de lectores como tú para seguir defendiendo la cultura de la vida, la familia y las libertades.
Carril tras*mite fuerza y convicción, pero el pasado 17 de noviembre, en la I Marcha por los derechos de los niños frente a la ideología de género convocada por decenas de organizaciones, se rompió de emoción al comprobar que este movimiento cada vez está más concienciado y decidido a hacerse oír con fuerza.
La abogada ha sufrido toda clase de insultos, vejaciones y amenazas por ejercer su profesión en un campo tan específico y políticamente incorrecto. “Han llegado a desear que violen y maten a mi hija”, explica a Actuall a lo largo de una extensa conversación celebrada en su despacho profesional, situado en El guanol.
En la manifestación por los derechos del niño del pasado 17 de noviembre expresó con gran emoción que se siente muy cansada de dar la lucha en defensa de los hombres víctimas de las leyes de género. ¿Tan duro resulta?
Mucho. Desde dos perspectivas. Una porque ves mucho sufrimiento y a veces hasta tú mismo, ya no como persona, ni como mujer, sino como abogada sientes una impotencia muy muy difícil de digerir. Y otra por el machaque continuo.
Muy habilidosamente la parte de este feminismo más endogámico, este feminismo tan radical lo que pretende es hacer creer que si tú defiendes que es tan reprochable la violencia dirigida hacia una mujer, como hacia un hombre, como hacia un niño, ellas lo tras*forman diciendo que tú está a favor del maltrato a las mujeres. Hasta ese punto.
Hay momentos en los que yo he llegado a recibir amenazas, pero hacia mí y hacia mis hijos. Llega un momento en que cuando ves la pasividad de las personas que directamente lo sufren, que acaban tan desmoralizados económica y emocionalmente, que por eso yo me emocioné el día 17. Porque por fin vi que se empezaba a perder el miedo de verdad.
“Al feminismo radical hay que reconocerle una habilidad, que es la de la ingeniería social”
Allí había gente que no le importaba dar la cara y que no le importaba decir: “Sí, soy denunciado y esta denuncia no es real”. La gente perdió el miedo y eso para mí fue un alivio, incluso por ejemplo para Jesús Muñoz (malostratosfalsos.com). Habíamos hablado antes de la manifestación y habíamos dicho si esto no cambia, nosotros no podemos seguir siendo la cara que recibe las bofetadas si no sirve para nada.
Pero al mismo tiempo expresó que la gran afluencia de ciudadanos y el esfuerzo de unidad de acción de muchas asociaciones le habían reconfortado. ¿Hay esperanza?
Todo esto llegó tan lejos porque se aprovechó una circunstancia. Al feminismo radical hay que reconocerle una habilidad, que es la de la ingeniería social. Se aprovechaba de que al otro lado estaban un poco como las mujeres a principios del siglo XX. Los hombres se avergüenzan de decir que son maltratados, se avergonzaban de decir que eran hombres denunciados aunque fuese falsamente.
Entonces, el ver que esa gente ha perdido el miedo significa que están dispuestos a levantar la voz y las cosas se cambian no porque Jesús Muñoz, Leire, asociaciones y yo que no sumamos más de 100 demos la cara y digamos la verdad y recibamos las bofetadas. Las cosas se cambian cuando la gente sale a la calle y se les dice a los políticos: “Soy un problema para ti. Ya no me voy a callar”.
“La sociedad ha comprado el eslógan de que un hombre no puede ser maltratado”
El 17 de noviembre muchos vimos que se había plantado la semilla de ese inconformismo, de ese “no nos vamos a dejar pisotear, ni por ser hombres ni por ser padres”. De hecho allí había curiosamente casi tantas mujeres como hombres. Porque mucha gente se olvida de que esta ley [Ley Integral de Medidas contra la violencia de Género] afecta tanto a hombres como mujeres y niños. Fue emocionante porque había hombres, mujeres y niños.
Habla de superar el miedo. ¿Miedo a qué?
Miedo al rechazo social al los juicios paralelos. A los hombres maltratados se les trata de manera vergonzante. Porque es como si la sociedad española entendiese que un hombre no puede ser maltratado. Porque si a un hombre una mujer le agrede física o psicológicamente, por ser hombre tiene una capacidad reactiva tendente a la agresión. Con lo cual, no se puede entender que un hombre no sea agresivo. Es absurdo. Pero la sociedad ha comprado este eslogan.
Y luego miedo a los juicios paralelos. “Si está denunciado por algo será”; “cuando el río suena agua lleva”… todo esto hace mucho daño. Muchos hombres pierden las relaciones de su alrededor, pierden amigos, les vengan en el trabajo incluso antes de ser condenados. Antes de ser condenados por un juez son condenados por la sociedad. Y eso da miedo.
Hace poco, dijo en Twitter: “¡Qué ganas tengo de que la historia nos mire a la cara y nos recrimine semejante sinrazón!!!” ¿Caerá por su propio peso la ideología de género?
Yo digo siempre que esto me recuerda a la Francia de Josefina: “Si no hay pan, que coman pasteles”. Esta sinrazón debe caer. Supongo que llegará un punto tan álgido de sin razón que nos daremos cuenta. Entre otras cosas, por las consecuencias que vamos a sufrir. Esto ha llegado a un punto en el que es rara la persona que no tenga o un compañero de trabajo, o un hermano, o un sobrino que esté afectado directa o indirectamente por esta ley. Con lo cual, entiendo que llegará un momento en que nos demos cuenta de todas las consecuencias negativas de la utilización perversa de la ley. Y en ese momento sentiremos muchísima vergüenza.
“Ante miles de denuncias falsas, las primeras afectadas son las mujeres que son realmente maltratadas. Porque por muchos recursos que se destinen, esto es como un saco sin fondo. Nunca habrá recursos para tanta denuncia”
¿Cuáles son esas consecuencias de las que habla para los padres, para los hijos, para los futuros hombres y mujeres e incluso para las mujeres que denuncian en falso, animadas por los bufetes de abogadas feministas?
Aquí hay muchos factores. Ante miles de denuncias falsas, las primeras afectadas son las mujeres que son realmente maltratadas. Porque por muchos recursos que se destinen, esto es como un saco sin fondo. Nunca habrá recursos para tanta denuncia. Y al final estas mujeres se ven con unos recursos limitadísimos aún a pesar de moverse miles de millones de euros.
Lo otros son los propios niños. Lo que no es posible es que a un niño se le prive de ver a su padre, se le prive de tener una custodia compartida porque un hombre sea condenado por violencia de género, como pasó en Valencia, porque se tiró una ventosidad y le cayeron seis meses de prisión. A lo mejor los seis meses de prisión nos pueden parecer anecdóticos, que no lo son. Pero esta condena impide que este señor tenga la custodia compartida de su hijo.
Una condena por un “vete a la cosa”. Vamos a ver, si condenasen a todos los españoles que hemos dicho alguna vez a alguien “vete a la cosa”, creo que quedaríamos 46 millones en prisión y un millón fuera, con suerte. Esto es así. Y a todos estos niños se les convierte a sus padres en visitadores. Y son niños que acaban sufriendo y que acaban pagando las consecuencias con el tiempo.
“Mi hija lo tiene todo de su mano, para hacer lo que le salga de la peineta directamente y cómo mi hijo el día que se case y tenga hijos si a una mujer le apetece someterle, le someterá”
Niños que son arrastrados a informe tras informe psicosocial, que son convencidos de reprobar a su padre por tener una condena de violencia de género sin distinguir ni si quiera por qué es esa condena.
Otros son los propios padres. Al final he llegado a la conclusión de que en este país discutir es violencia de género. Discutir es violencia de género. Si tú alzas la voz y eres mujer, estás discutiendo; si eres hombre y alzas la voz, estás maltratando. Ha llegado un momento, de hecho me lo dicen los hombres: “Tengo miedo a no discutir, tengo miedo a no estar de acuerdo y de hecho en determinados momentos acepto todo lo que me pongan por delante porque si no sé cómo puedo terminar”.
Y como sociedad también perdemos. Hemos intentado corregir una desigualdad creando otra desigualdad. Perdemos todos.
Parece claro que existe una censura, impuesta, y a veces autoimpuesta, para todo aquél que critique la Ley Integral de Medidas contra la Violencia de Género. ¿Cómo ha sido sido usted víctima de esta censura?
A niveles de todo tipo. Han llegado a llamarme fascista. Pero bueno, creo que fascista nos llaman a todos siempre y cuando seamos discordantes con según qué cosas. Machista. Han llegado a decir que seguro que soy una mujer maltratada y sometida por mi marido. Han llegado a desear que violen y maten a mi hija. Hasta ese punto.
“Hay veces que la profesionalidad de los equipos psocosociales es cuestionable, pero hasta para un ciego”
Hay veces que la profesionalidad de estos equipos es cuestionable, pero hasta para un ciego. Hay aberraciones como decir: el padre está cualificado, la progenitora está cualificada. Pero como llega dos o tres meses a cargo de la progenitora que siga así que es bueno para la niña o el niño. Que no se provoque ningún cambio. Y dices tu ¿pero qué pasa? ¿Que los niños tienen que vivir en una petrificación constante? Los niños sufren cambios a lo largo de su vida.
En cambio luego cuando ves a una mujer que solicita la modificación de medidas porque se va a vivir a la otra punta de España, los equipos psicosociales dicen: “el cambio de domicilio, como el niño tiene menos de ocho años… Este arraigo es superable, los niños se adaptan a todas las circunstancias…” Pero eso dicho en una diferencia de meses por un equipo psicosocial.
Los niños suelen ser los grandes perjudicados por el divorcio / Crecer Feliz
Los niños suelen ser los grandes perjudicados por el divorcio / Crecer Feliz
Yo he tenido un informe en Cataluña, el más aberrante de todos, hace tres o cuatro años, que de hecho sí se consiguió quitar al niño a la progenitora… Era un caso muy crudo, con una progenitora con una enfermedad mental diagnosticada. Y los equipos psicosociales decían que si bien la progenitora tenía una enfermedad mental que no se trataba y que había llegado a dar su propia medicación al menor, también era cierto (como equiparándolos) que el padre a los 18 años había cometido un delito de seguridad vial por haber conducido bajo los efectos del alcohol. Y lo hacía de una manera que comparaba una actuación con la otra como similar. No conseguimos arrebatar al niño del entorno materno tan dañino hasta que la progenitora no amenazó con inmolarse junto a su hijo frente al colegio. Tardamos tres años.
¿Se hacen bien los informes psicosociales?
Lo que no es normal es que un equipo psicosocial en España tarde un año en ver a una familia y que después vea 50 minutos a la progenitora, 50 minutos al padre y 50 minutos a un hijos. En 150 minutos, no puedes, es imposible -y he hablado con decenas de psicólogos y de peritos- determinar lo que es mejor para el futuro de unos niños. Es imposible. Pero España lo acepta. Y es más, son tan vinculantes, que la mayor parte de los jueces acuerda lo que aconseja el informe psicosocial, sea lo que sea y diga lo que diga ese informe, sin valorar otras pruebas.
Por eso yo dije, este creo que fue a demás un Twitter de hace unas seis semanas, porque recuerdo por qué lo dije, y es cierto. Si vas a acordar lo que dice el psicosocial y siempre lo haces, ahorra al Ministerio de Justicia un sueldo y que el equipo psicosocial explore, acuerde y dicte sentencia. No hay más.
Recientemente murieron dos mujeres el mismo día. Una, al parecer, a manos de su exmarido. La otra, presuntamente, acuchillada por la actual novia de su exnovio. El presidente del Gobierno sólo emitió un mensaje de condena, sobre el primer caso. ¿Por qué este doble rasero?
Este doble rasero lleva viviéndose en los medios de comunicación años. Y en los dos últimos años además de una manera ya saci indecente. ¿Por qué? Porque [la idea de] la violencia machista vende muy bien, es mayoritariamente aceptada por la sociedad, sin cuestión y se ha planteado desde el punto de vista de que los hombre matáis y sois agresores, asesinos y forzadores. Y se ha creado la falsa idea de que las mujeres sólo matamos para defendernos, o sólo matamos si tenemos una depresión.
Acuérdese de que hace unos años una señora se tiró por un balcón en Cataluña y se llevó con ella a su hijo y no fue “un asesinato”, sino un “suicidio subrogado o ampliado”. Un año después un señor hizo lo propio, se tiró por el balcón. El titular fue “Padre amenaza a sus hijos y posteriormente se suicida”. La situación era la misma. Los dos se habían tirado junto a sus hijos por el balcón de su domicilio. A la mujer, que fue el primer caso creo que suicidio ampliado o subrogado, el Ayuntamiento de Girona llegó a dedicarle un minuto de silencio. No al niño, a la progenitora. El otro padre fue denostado, criticado… La situación era la misma pero cambiaban los autores.
Hablando de suicidios… En su experiencia, ¿ha conocido casos de primera mano en que hombres por las denuncias falsas hayan tomado ese camino?
Hasta en tres ocasiones en los últimos tres años he tenido que verme en la tesitura de llamar a la Guardia Civil o los Mossos de Esqadra a que acudiesen a la casa de un padre, de tres padres en este caso que se…
A Yobana Carril se le entrecortan por un momento las palabras y le asoma un destello húmedo en los ojos, pero continúa.
Dos de ellos en intento y otro… Es una realidad que no queremos ver.....
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Yobana Carril: "En España, si alzas la voz y eres hombre, estás maltratando
Yobana Carril: “En España si alzas la voz y eres hombre, estás maltratando†- YouTube
Chus Leal Jesus - Atención!! Tela marinera
La abogada Yobana Carril sólo defiende a hombres maltratados por las leyes de género en España, desde su bufete Celtius Abogados. Tiene un hijo y una hija y está convencida de que el futuro de su hijo, con las leyes de género será mucho peor. Por eso mantiene su lucha profesional.
“Despacho especializado en hombres maltratados por la ley”. Así se presenta el bufete de Yobana Carril, Celtius Abogados, que se ha convertido en una de las referencias más reconocibles de la lucha de tantos hombres y mujeres frente a la desigualdad y el maltrato que, de forma irónica, producen las leyes basadas en la ideología de género.
Muy en especial contra los hombres, quienes se ven señalados como maltratadores en potencia por el mero hecho de su sesso y son apartados de sus hijos por la mera interposición de una denuncia, aún sin sentencia.
Carril tras*mite fuerza y convicción, pero el pasado 17 de noviembre, en la I Marcha por los derechos de los niños frente a la ideología de género convocada por decenas de organizaciones, se rompió de emoción al comprobar que este movimiento cada vez está más concienciado y decidido a hacerse oír con fuerza.
La abogada ha sufrido toda clase de insultos, vejaciones y amenazas por ejercer su profesión en un campo tan específico y políticamente incorrecto. “Han llegado a desear que violen y maten a mi hija”, explica a Actuall a lo largo de una extensa conversación celebrada en su despacho profesional, situado en El guanol.
En la manifestación por los derechos del niño del pasado 17 de noviembre expresó con gran emoción que se siente muy cansada de dar la lucha en defensa de los hombres víctimas de las leyes de género. ¿Tan duro resulta?
Mucho. Desde dos perspectivas. Una porque ves mucho sufrimiento y a veces hasta tú mismo, ya no como persona, ni como mujer, sino como abogada sientes una impotencia muy muy difícil de digerir. Y otra por el machaque continuo.
Muy habilidosamente la parte de este feminismo más endogámico, este feminismo tan radical lo que pretende es hacer creer que si tú defiendes que es tan reprochable la violencia dirigida hacia una mujer, como hacia un hombre, como hacia un niño, ellas lo tras*forman diciendo que tú está a favor del maltrato a las mujeres. Hasta ese punto.
Hay momentos en los que yo he llegado a recibir amenazas, pero hacia mí y hacia mis hijos. Llega un momento en que cuando ves la pasividad de las personas que directamente lo sufren, que acaban tan desmoralizados económica y emocionalmente, que por eso yo me emocioné el día 17. Porque por fin vi que se empezaba a perder el miedo de verdad.
Allí había gente que no le importaba dar la cara y que no le importaba decir: “Sí, soy denunciado y esta denuncia no es real”. La gente perdió el miedo y eso para mí fue un alivio, incluso por ejemplo para Jesús Muñoz (malostratosfalsos.com). Habíamos hablado antes de la manifestación y habíamos dicho si esto no cambia, nosotros no podemos seguir siendo la cara que recibe las bofetadas si no sirve para nada.
Pero al mismo tiempo expresó que la gran afluencia de ciudadanos y el esfuerzo de unidad de acción de muchas asociaciones le habían reconfortado. ¿Hay esperanza?
Todo esto llegó tan lejos porque se aprovechó una circunstancia. Al feminismo radical hay que reconocerle una habilidad, que es la de la ingeniería social. Se aprovechaba de que al otro lado estaban un poco como las mujeres a principios del siglo XX. Los hombres se avergüenzan de decir que son maltratados, se avergonzaban de decir que eran hombres denunciados aunque fuese falsamente.
Entonces, el ver que esa gente ha perdido el miedo significa que están dispuestos a levantar la voz y las cosas se cambian no porque Jesús Muñoz, Leire, asociaciones y yo que no sumamos más de 100 demos la cara y digamos la verdad y recibamos las bofetadas. Las cosas se cambian cuando la gente sale a la calle y se les dice a los políticos: “Soy un problema para ti. Ya no me voy a callar”.
El 17 de noviembre muchos vimos que se había plantado la semilla de ese inconformismo, de ese “no nos vamos a dejar pisotear, ni por ser hombres ni por ser padres”. De hecho allí había curiosamente casi tantas mujeres como hombres. Porque mucha gente se olvida de que esta ley [Ley Integral de Medidas contra la violencia de Género] afecta tanto a hombres como mujeres y niños. Fue emocionante porque había hombres, mujeres y niños.
Habla de superar el miedo. ¿Miedo a qué?
Miedo al rechazo social al los juicios paralelos. A los hombres maltratados se les trata de manera vergonzante. Porque es como si la sociedad española entendiese que un hombre no puede ser maltratado. Porque si a un hombre una mujer le agrede física o psicológicamente, por ser hombre tiene una capacidad reactiva tendente a la agresión. Con lo cual, no se puede entender que un hombre no sea agresivo. Es absurdo. Pero la sociedad ha comprado este eslogan.
Y luego miedo a los juicios paralelos. “Si está denunciado por algo será”; “cuando el río suena agua lleva”… todo esto hace mucho daño. Muchos hombres pierden las relaciones de su alrededor, pierden amigos, les vengan en el trabajo incluso antes de ser condenados. Antes de ser condenados por un juez son condenados por la sociedad. Y eso da miedo.
Hace poco, dijo en Twitter: “¡Qué ganas tengo de que la historia nos mire a la cara y nos recrimine semejante sinrazón!!!” ¿Caerá por su propio peso la ideología de género?
Yo digo siempre que esto me recuerda a la Francia de Josefina: “Si no hay pan, que coman pasteles”. Esta sinrazón debe caer. Supongo que llegará un punto tan álgido de sin razón que nos daremos cuenta. Entre otras cosas, por las consecuencias que vamos a sufrir. Esto ha llegado a un punto en el que es rara la persona que no tenga o un compañero de trabajo, o un hermano, o un sobrino que esté afectado directa o indirectamente por esta ley. Con lo cual, entiendo que llegará un momento en que nos demos cuenta de todas las consecuencias negativas de la utilización perversa de la ley. Y en ese momento sentiremos muchísima vergüenza.
¿Cuáles son esas consecuencias de las que habla para los padres, para los hijos, para los futuros hombres y mujeres e incluso para las mujeres que denuncian en falso, animadas por los bufetes de abogadas feministas?
Aquí hay muchos factores. Ante miles de denuncias falsas, las primeras afectadas son las mujeres que son realmente maltratadas. Porque por muchos recursos que se destinen, esto es como un saco sin fondo. Nunca habrá recursos para tanta denuncia. Y al final estas mujeres se ven con unos recursos limitadísimos aún a pesar de moverse miles de millones de euros.
Lo otros son los propios niños. Lo que no es posible es que a un niño se le prive de ver a su padre, se le prive de tener una custodia compartida porque un hombre sea condenado por violencia de género, como pasó en Valencia, porque se tiró una ventosidad y le cayeron seis meses de prisión. A lo mejor los seis meses de prisión nos pueden parecer anecdóticos, que no lo son. Pero esta condena impide que este señor tenga la custodia compartida de su hijo.
Una condena por un “vete a la cosa”. Vamos a ver, si condenasen a todos los españoles que hemos dicho alguna vez a alguien “vete a la cosa”, creo que quedaríamos 46 millones en prisión y un millón fuera, con suerte. Esto es así. Y a todos estos niños se les convierte a sus padres en visitadores. Y son niños que acaban sufriendo y que acaban pagando las consecuencias con el tiempo.
Muy en especial contra los hombres, quienes se ven señalados como maltratadores en potencia por el mero hecho de su sesso y son apartados de sus hijos por la mera interposición de una denuncia, aún sin sentencia.
Muy habilidosamente la parte de este feminismo más endogámico, este feminismo tan radical lo que pretende es hacer creer que si tú defiendes que es tan reprochable la violencia dirigida hacia una mujer, como hacia un hombre, como hacia un niño, ellas lo tras*forman diciendo que tú está a favor del maltrato a las mujeres. Hasta ese punto.
Hay momentos en los que yo he llegado a recibir amenazas, pero hacia mí y hacia mis hijos. Llega un momento en que cuando ves la pasividad de las personas que directamente lo sufren, que acaban tan desmoralizados económica y emocionalmente, que por eso yo me emocioné el día 17. Porque por fin vi que se empezaba a perder el miedo de verdad.
“Al feminismo radical hay que reconocerle una habilidad, que es la de la ingeniería social”
Allí había gente que no le importaba dar la cara y que no le importaba decir: “Sí, soy denunciado y esta denuncia no es real”. La gente perdió el miedo y eso para mí fue un alivio, incluso por ejemplo para Jesús Muñoz (malostratosfalsos.com). Habíamos hablado antes de la manifestación y habíamos dicho si esto no cambia, nosotros no podemos seguir siendo la cara que recibe las bofetadas si no sirve para nada.
Pero al mismo tiempo expresó que la gran afluencia de ciudadanos y el esfuerzo de unidad de acción de muchas asociaciones le habían reconfortado. ¿Hay esperanza?
Todo esto llegó tan lejos porque se aprovechó una circunstancia. Al feminismo radical hay que reconocerle una habilidad, que es la de la ingeniería social. Se aprovechaba de que al otro lado estaban un poco como las mujeres a principios del siglo XX. Los hombres se avergüenzan de decir que son maltratados, se avergonzaban de decir que eran hombres denunciados aunque fuese falsamente.
Entonces, el ver que esa gente ha perdido el miedo significa que están dispuestos a levantar la voz y las cosas se cambian no porque Jesús Muñoz, Leire, asociaciones y yo que no sumamos más de 100 demos la cara y digamos la verdad y recibamos las bofetadas. Las cosas se cambian cuando la gente sale a la calle y se les dice a los políticos: “Soy un problema para ti. Ya no me voy a callar”.
“La sociedad ha comprado el eslógan de que un hombre no puede ser maltratado”
El 17 de noviembre muchos vimos que se había plantado la semilla de ese inconformismo, de ese “no nos vamos a dejar pisotear, ni por ser hombres ni por ser padres”. De hecho allí había curiosamente casi tantas mujeres como hombres. Porque mucha gente se olvida de que esta ley [Ley Integral de Medidas contra la violencia de Género] afecta tanto a hombres como mujeres y niños. Fue emocionante porque había hombres, mujeres y niños.
Habla de superar el miedo. ¿Miedo a qué?
Miedo al rechazo social al los juicios paralelos. A los hombres maltratados se les trata de manera vergonzante. Porque es como si la sociedad española entendiese que un hombre no puede ser maltratado. Porque si a un hombre una mujer le agrede física o psicológicamente, por ser hombre tiene una capacidad reactiva tendente a la agresión. Con lo cual, no se puede entender que un hombre no sea agresivo. Es absurdo. Pero la sociedad ha comprado este eslogan.
Y luego miedo a los juicios paralelos. “Si está denunciado por algo será”; “cuando el río suena agua lleva”… todo esto hace mucho daño. Muchos hombres pierden las relaciones de su alrededor, pierden amigos, les vengan en el trabajo incluso antes de ser condenados. Antes de ser condenados por un juez son condenados por la sociedad. Y eso da miedo.
Hace poco, dijo en Twitter: “¡Qué ganas tengo de que la historia nos mire a la cara y nos recrimine semejante sinrazón!!!” ¿Caerá por su propio peso la ideología de género?
Yo digo siempre que esto me recuerda a la Francia de Josefina: “Si no hay pan, que coman pasteles”. Esta sinrazón debe caer. Supongo que llegará un punto tan álgido de sin razón que nos daremos cuenta. Entre otras cosas, por las consecuencias que vamos a sufrir. Esto ha llegado a un punto en el que es rara la persona que no tenga o un compañero de trabajo, o un hermano, o un sobrino que esté afectado directa o indirectamente por esta ley. Con lo cual, entiendo que llegará un momento en que nos demos cuenta de todas las consecuencias negativas de la utilización perversa de la ley. Y en ese momento sentiremos muchísima vergüenza.
“Ante miles de denuncias falsas, las primeras afectadas son las mujeres que son realmente maltratadas. Porque por muchos recursos que se destinen, esto es como un saco sin fondo. Nunca habrá recursos para tanta denuncia”
¿Cuáles son esas consecuencias de las que habla para los padres, para los hijos, para los futuros hombres y mujeres e incluso para las mujeres que denuncian en falso, animadas por los bufetes de abogadas feministas?
Aquí hay muchos factores. Ante miles de denuncias falsas, las primeras afectadas son las mujeres que son realmente maltratadas. Porque por muchos recursos que se destinen, esto es como un saco sin fondo. Nunca habrá recursos para tanta denuncia. Y al final estas mujeres se ven con unos recursos limitadísimos aún a pesar de moverse miles de millones de euros.
Lo otros son los propios niños. Lo que no es posible es que a un niño se le prive de ver a su padre, se le prive de tener una custodia compartida porque un hombre sea condenado por violencia de género, como pasó en Valencia, porque se tiró una ventosidad y le cayeron seis meses de prisión. A lo mejor los seis meses de prisión nos pueden parecer anecdóticos, que no lo son. Pero esta condena impide que este señor tenga la custodia compartida de su hijo.
Una condena por un “vete a la cosa”. Vamos a ver, si condenasen a todos los españoles que hemos dicho alguna vez a alguien “vete a la cosa”, creo que quedaríamos 46 millones en prisión y un millón fuera, con suerte. Esto es así. Y a todos estos niños se les convierte a sus padres en visitadores. Y son niños que acaban sufriendo y que acaban pagando las consecuencias con el tiempo.
“Mi hija lo tiene todo de su mano, para hacer lo que le salga de la peineta directamente y cómo mi hijo el día que se case y tenga hijos si a una mujer le apetece someterle, le someterá”
Niños que son arrastrados a informe tras informe psicosocial, que son convencidos de reprobar a su padre por tener una condena de violencia de género sin distinguir ni si quiera por qué es esa condena.
Otros son los propios padres. Al final he llegado a la conclusión de que en este país discutir es violencia de género. Discutir es violencia de género. Si tú alzas la voz y eres mujer, estás discutiendo; si eres hombre y alzas la voz, estás maltratando. Ha llegado un momento, de hecho me lo dicen los hombres: “Tengo miedo a no discutir, tengo miedo a no estar de acuerdo y de hecho en determinados momentos acepto todo lo que me pongan por delante porque si no sé cómo puedo terminar”.
Y como sociedad también perdemos. Hemos intentado corregir una desigualdad creando otra desigualdad. Perdemos todos.
Parece claro que existe una censura, impuesta, y a veces autoimpuesta, para todo aquél que critique la Ley Integral de Medidas contra la Violencia de Género. ¿Cómo ha sido sido usted víctima de esta censura?
A niveles de todo tipo. Han llegado a llamarme fascista. Pero bueno, creo que fascista nos llaman a todos siempre y cuando seamos discordantes con según qué cosas. Machista. Han llegado a decir que seguro que soy una mujer maltratada y sometida por mi marido. Han llegado a desear que violen y maten a mi hija. Hasta ese punto.
¿Cómo reacciona uno ante eso?
Primero me da mucha pena. Yo tengo una hija y un hijo y me da mucha pena el país que mi generación va a dejar a la generación de mis hijos. Me da mucha pena ver cómo el futuro de mi hija y de mi hijo son distintos. Cómo mi hija lo tiene todo de su mano, para hacer lo que le salga de la peineta directamente y cómo mi hijo el día que se case y tenga hijos si a una mujer le apetece someterle, le someterá.
Usted ha dicho: “Me tocan un montón las narices los jueces que dicen:
– “Yo voy a acordar lo que diga el informe psicosocial” y te dan ganas de decirle: -Pues que el técnico cobre su sueldo y dicte sentencia!!” Son muchos los que se quejan del funcionamiento de los equipos psicosociales en los juzgados de violencia de género y familia. ¿Cúal es su experiencia al respecto?
Como en todo, hay buenos profesionales y malos profesionales. Pero sí que me he encontrado en contadísimas ocasiones con equipos psicosociales buenos. Y con esto no estoy diciendo con equipos psicosociales que me den la razón. Me he encontrado con equipos psicosociales que no me daban la razón, que no secundaban mi petición, pero que lo hacían de una manera profesional, argumentada y motivada con razones que incluso mi cliente y yo podíamos llegar a entender y que sabíamos que teníamos que trabajar para mejorar deficiencias y podíamos llegar a entenderlo.
Hay veces que la profesionalidad de estos equipos es cuestionable, pero hasta para un ciego. Hay aberraciones como decir: el padre está cualificado, la progenitora está cualificada. Pero como llega dos o tres meses a cargo de la progenitora que siga así que es bueno para la niña o el niño. Que no se provoque ningún cambio. Y dices tu ¿pero qué pasa? ¿Que los niños tienen que vivir en una petrificación constante? Los niños sufren cambios a lo largo de su vida.
En cambio luego cuando ves a una mujer que solicita la modificación de medidas porque se va a vivir a la otra punta de España, los equipos psicosociales dicen: “el cambio de domicilio, como el niño tiene menos de ocho años… Este arraigo es superable, los niños se adaptan a todas las circunstancias…” Pero eso dicho en una diferencia de meses por un equipo psicosocial.
Yo he tenido un informe en Cataluña, el más aberrante de todos, hace tres o cuatro años, que de hecho sí se consiguió quitar al niño a la progenitora… Era un caso muy crudo, con una progenitora con una enfermedad mental diagnosticada. Y los equipos psicosociales decían que si bien la progenitora tenía una enfermedad mental que no se trataba y que había llegado a dar su propia medicación al menor, también era cierto (como equiparándolos) que el padre a los 18 años había cometido un delito de seguridad vial por haber conducido bajo los efectos del alcohol. Y lo hacía de una manera que comparaba una actuación con la otra como similar. No conseguimos arrebatar al niño del entorno materno tan dañino hasta que la progenitora no amenazó con inmolarse junto a su hijo frente al colegio. Tardamos tres años.
¿Se hacen bien los informes psicosociales?
Actuall
FAMILIA / ENTREVISTA -
Yobana Carril: “En España si alzas la voz y eres hombre, estás maltratando”
La abogada Yobana Carril sólo defiende a hombres maltratados por las leyes de género en España, desde su bufete Celtius Abogados. Tiene un hijo y una hija y está convencida de que el futuro de su hijo, con las leyes de género será mucho peor. Por eso mantiene su lucha profesional.
Nicolás de Cárdenas - 10/12/2018
“Despacho especializado en hombres maltratados por la ley”. Así se presenta el bufete de Yobana Carril, Celtius Abogados, que se ha convertido en una de las referencias más reconocibles de la lucha de tantos hombres y mujeres frente a la desigualdad y el maltrato que, de forma irónica, producen las leyes basadas en la ideología de género.
Muy en especial contra los hombres, quienes se ven señalados como maltratadores en potencia por el mero hecho de su sesso y son apartados de sus hijos por la mera interposición de una denuncia, aún sin sentencia.
Actuall depende del apoyo de lectores como tú para seguir defendiendo la cultura de la vida, la familia y las libertades.
Carril tras*mite fuerza y convicción, pero el pasado 17 de noviembre, en la I Marcha por los derechos de los niños frente a la ideología de género convocada por decenas de organizaciones, se rompió de emoción al comprobar que este movimiento cada vez está más concienciado y decidido a hacerse oír con fuerza.
La abogada ha sufrido toda clase de insultos, vejaciones y amenazas por ejercer su profesión en un campo tan específico y políticamente incorrecto. “Han llegado a desear que violen y maten a mi hija”, explica a Actuall a lo largo de una extensa conversación celebrada en su despacho profesional, situado en El guanol.
En la manifestación por los derechos del niño del pasado 17 de noviembre expresó con gran emoción que se siente muy cansada de dar la lucha en defensa de los hombres víctimas de las leyes de género. ¿Tan duro resulta?
Mucho. Desde dos perspectivas. Una porque ves mucho sufrimiento y a veces hasta tú mismo, ya no como persona, ni como mujer, sino como abogada sientes una impotencia muy muy difícil de digerir. Y otra por el machaque continuo.
Muy habilidosamente la parte de este feminismo más endogámico, este feminismo tan radical lo que pretende es hacer creer que si tú defiendes que es tan reprochable la violencia dirigida hacia una mujer, como hacia un hombre, como hacia un niño, ellas lo tras*forman diciendo que tú está a favor del maltrato a las mujeres. Hasta ese punto.
Hay momentos en los que yo he llegado a recibir amenazas, pero hacia mí y hacia mis hijos. Llega un momento en que cuando ves la pasividad de las personas que directamente lo sufren, que acaban tan desmoralizados económica y emocionalmente, que por eso yo me emocioné el día 17. Porque por fin vi que se empezaba a perder el miedo de verdad.
“Al feminismo radical hay que reconocerle una habilidad, que es la de la ingeniería social”
Allí había gente que no le importaba dar la cara y que no le importaba decir: “Sí, soy denunciado y esta denuncia no es real”. La gente perdió el miedo y eso para mí fue un alivio, incluso por ejemplo para Jesús Muñoz (malostratosfalsos.com). Habíamos hablado antes de la manifestación y habíamos dicho si esto no cambia, nosotros no podemos seguir siendo la cara que recibe las bofetadas si no sirve para nada.
Pero al mismo tiempo expresó que la gran afluencia de ciudadanos y el esfuerzo de unidad de acción de muchas asociaciones le habían reconfortado. ¿Hay esperanza?
Todo esto llegó tan lejos porque se aprovechó una circunstancia. Al feminismo radical hay que reconocerle una habilidad, que es la de la ingeniería social. Se aprovechaba de que al otro lado estaban un poco como las mujeres a principios del siglo XX. Los hombres se avergüenzan de decir que son maltratados, se avergonzaban de decir que eran hombres denunciados aunque fuese falsamente.
Entonces, el ver que esa gente ha perdido el miedo significa que están dispuestos a levantar la voz y las cosas se cambian no porque Jesús Muñoz, Leire, asociaciones y yo que no sumamos más de 100 demos la cara y digamos la verdad y recibamos las bofetadas. Las cosas se cambian cuando la gente sale a la calle y se les dice a los políticos: “Soy un problema para ti. Ya no me voy a callar”.
“La sociedad ha comprado el eslógan de que un hombre no puede ser maltratado”
El 17 de noviembre muchos vimos que se había plantado la semilla de ese inconformismo, de ese “no nos vamos a dejar pisotear, ni por ser hombres ni por ser padres”. De hecho allí había curiosamente casi tantas mujeres como hombres. Porque mucha gente se olvida de que esta ley [Ley Integral de Medidas contra la violencia de Género] afecta tanto a hombres como mujeres y niños. Fue emocionante porque había hombres, mujeres y niños.
Habla de superar el miedo. ¿Miedo a qué?
Miedo al rechazo social al los juicios paralelos. A los hombres maltratados se les trata de manera vergonzante. Porque es como si la sociedad española entendiese que un hombre no puede ser maltratado. Porque si a un hombre una mujer le agrede física o psicológicamente, por ser hombre tiene una capacidad reactiva tendente a la agresión. Con lo cual, no se puede entender que un hombre no sea agresivo. Es absurdo. Pero la sociedad ha comprado este eslogan.
Y luego miedo a los juicios paralelos. “Si está denunciado por algo será”; “cuando el río suena agua lleva”… todo esto hace mucho daño. Muchos hombres pierden las relaciones de su alrededor, pierden amigos, les vengan en el trabajo incluso antes de ser condenados. Antes de ser condenados por un juez son condenados por la sociedad. Y eso da miedo.
Hace poco, dijo en Twitter: “¡Qué ganas tengo de que la historia nos mire a la cara y nos recrimine semejante sinrazón!!!” ¿Caerá por su propio peso la ideología de género?
Yo digo siempre que esto me recuerda a la Francia de Josefina: “Si no hay pan, que coman pasteles”. Esta sinrazón debe caer. Supongo que llegará un punto tan álgido de sin razón que nos daremos cuenta. Entre otras cosas, por las consecuencias que vamos a sufrir. Esto ha llegado a un punto en el que es rara la persona que no tenga o un compañero de trabajo, o un hermano, o un sobrino que esté afectado directa o indirectamente por esta ley. Con lo cual, entiendo que llegará un momento en que nos demos cuenta de todas las consecuencias negativas de la utilización perversa de la ley. Y en ese momento sentiremos muchísima vergüenza.
“Ante miles de denuncias falsas, las primeras afectadas son las mujeres que son realmente maltratadas. Porque por muchos recursos que se destinen, esto es como un saco sin fondo. Nunca habrá recursos para tanta denuncia”
¿Cuáles son esas consecuencias de las que habla para los padres, para los hijos, para los futuros hombres y mujeres e incluso para las mujeres que denuncian en falso, animadas por los bufetes de abogadas feministas?
Aquí hay muchos factores. Ante miles de denuncias falsas, las primeras afectadas son las mujeres que son realmente maltratadas. Porque por muchos recursos que se destinen, esto es como un saco sin fondo. Nunca habrá recursos para tanta denuncia. Y al final estas mujeres se ven con unos recursos limitadísimos aún a pesar de moverse miles de millones de euros.
Lo otros son los propios niños. Lo que no es posible es que a un niño se le prive de ver a su padre, se le prive de tener una custodia compartida porque un hombre sea condenado por violencia de género, como pasó en Valencia, porque se tiró una ventosidad y le cayeron seis meses de prisión. A lo mejor los seis meses de prisión nos pueden parecer anecdóticos, que no lo son. Pero esta condena impide que este señor tenga la custodia compartida de su hijo.
Una condena por un “vete a la cosa”. Vamos a ver, si condenasen a todos los españoles que hemos dicho alguna vez a alguien “vete a la cosa”, creo que quedaríamos 46 millones en prisión y un millón fuera, con suerte. Esto es así. Y a todos estos niños se les convierte a sus padres en visitadores. Y son niños que acaban sufriendo y que acaban pagando las consecuencias con el tiempo.
“Mi hija lo tiene todo de su mano, para hacer lo que le salga de la peineta directamente y cómo mi hijo el día que se case y tenga hijos si a una mujer le apetece someterle, le someterá”
Niños que son arrastrados a informe tras informe psicosocial, que son convencidos de reprobar a su padre por tener una condena de violencia de género sin distinguir ni si quiera por qué es esa condena.
Otros son los propios padres. Al final he llegado a la conclusión de que en este país discutir es violencia de género. Discutir es violencia de género. Si tú alzas la voz y eres mujer, estás discutiendo; si eres hombre y alzas la voz, estás maltratando. Ha llegado un momento, de hecho me lo dicen los hombres: “Tengo miedo a no discutir, tengo miedo a no estar de acuerdo y de hecho en determinados momentos acepto todo lo que me pongan por delante porque si no sé cómo puedo terminar”.
Y como sociedad también perdemos. Hemos intentado corregir una desigualdad creando otra desigualdad. Perdemos todos.
Parece claro que existe una censura, impuesta, y a veces autoimpuesta, para todo aquél que critique la Ley Integral de Medidas contra la Violencia de Género. ¿Cómo ha sido sido usted víctima de esta censura?
A niveles de todo tipo. Han llegado a llamarme fascista. Pero bueno, creo que fascista nos llaman a todos siempre y cuando seamos discordantes con según qué cosas. Machista. Han llegado a decir que seguro que soy una mujer maltratada y sometida por mi marido. Han llegado a desear que violen y maten a mi hija. Hasta ese punto.
“Hay veces que la profesionalidad de los equipos psocosociales es cuestionable, pero hasta para un ciego”
Hay veces que la profesionalidad de estos equipos es cuestionable, pero hasta para un ciego. Hay aberraciones como decir: el padre está cualificado, la progenitora está cualificada. Pero como llega dos o tres meses a cargo de la progenitora que siga así que es bueno para la niña o el niño. Que no se provoque ningún cambio. Y dices tu ¿pero qué pasa? ¿Que los niños tienen que vivir en una petrificación constante? Los niños sufren cambios a lo largo de su vida.
En cambio luego cuando ves a una mujer que solicita la modificación de medidas porque se va a vivir a la otra punta de España, los equipos psicosociales dicen: “el cambio de domicilio, como el niño tiene menos de ocho años… Este arraigo es superable, los niños se adaptan a todas las circunstancias…” Pero eso dicho en una diferencia de meses por un equipo psicosocial.
Los niños suelen ser los grandes perjudicados por el divorcio / Crecer Feliz
Los niños suelen ser los grandes perjudicados por el divorcio / Crecer Feliz
Yo he tenido un informe en Cataluña, el más aberrante de todos, hace tres o cuatro años, que de hecho sí se consiguió quitar al niño a la progenitora… Era un caso muy crudo, con una progenitora con una enfermedad mental diagnosticada. Y los equipos psicosociales decían que si bien la progenitora tenía una enfermedad mental que no se trataba y que había llegado a dar su propia medicación al menor, también era cierto (como equiparándolos) que el padre a los 18 años había cometido un delito de seguridad vial por haber conducido bajo los efectos del alcohol. Y lo hacía de una manera que comparaba una actuación con la otra como similar. No conseguimos arrebatar al niño del entorno materno tan dañino hasta que la progenitora no amenazó con inmolarse junto a su hijo frente al colegio. Tardamos tres años.
¿Se hacen bien los informes psicosociales?
Lo que no es normal es que un equipo psicosocial en España tarde un año en ver a una familia y que después vea 50 minutos a la progenitora, 50 minutos al padre y 50 minutos a un hijos. En 150 minutos, no puedes, es imposible -y he hablado con decenas de psicólogos y de peritos- determinar lo que es mejor para el futuro de unos niños. Es imposible. Pero España lo acepta. Y es más, son tan vinculantes, que la mayor parte de los jueces acuerda lo que aconseja el informe psicosocial, sea lo que sea y diga lo que diga ese informe, sin valorar otras pruebas.
Por eso yo dije, este creo que fue a demás un Twitter de hace unas seis semanas, porque recuerdo por qué lo dije, y es cierto. Si vas a acordar lo que dice el psicosocial y siempre lo haces, ahorra al Ministerio de Justicia un sueldo y que el equipo psicosocial explore, acuerde y dicte sentencia. No hay más.
Recientemente murieron dos mujeres el mismo día. Una, al parecer, a manos de su exmarido. La otra, presuntamente, acuchillada por la actual novia de su exnovio. El presidente del Gobierno sólo emitió un mensaje de condena, sobre el primer caso. ¿Por qué este doble rasero?
Este doble rasero lleva viviéndose en los medios de comunicación años. Y en los dos últimos años además de una manera ya saci indecente. ¿Por qué? Porque [la idea de] la violencia machista vende muy bien, es mayoritariamente aceptada por la sociedad, sin cuestión y se ha planteado desde el punto de vista de que los hombre matáis y sois agresores, asesinos y forzadores. Y se ha creado la falsa idea de que las mujeres sólo matamos para defendernos, o sólo matamos si tenemos una depresión.
Acuérdese de que hace unos años una señora se tiró por un balcón en Cataluña y se llevó con ella a su hijo y no fue “un asesinato”, sino un “suicidio subrogado o ampliado”. Un año después un señor hizo lo propio, se tiró por el balcón. El titular fue “Padre amenaza a sus hijos y posteriormente se suicida”. La situación era la misma. Los dos se habían tirado junto a sus hijos por el balcón de su domicilio. A la mujer, que fue el primer caso creo que suicidio ampliado o subrogado, el Ayuntamiento de Girona llegó a dedicarle un minuto de silencio. No al niño, a la progenitora. El otro padre fue denostado, criticado… La situación era la misma pero cambiaban los autores.
Hablando de suicidios… En su experiencia, ¿ha conocido casos de primera mano en que hombres por las denuncias falsas hayan tomado ese camino?
Hasta en tres ocasiones en los últimos tres años he tenido que verme en la tesitura de llamar a la Guardia Civil o los Mossos de Esqadra a que acudiesen a la casa de un padre, de tres padres en este caso que se…
A Yobana Carril se le entrecortan por un momento las palabras y le asoma un destello húmedo en los ojos, pero continúa.
Dos de ellos en intento y otro… Es una realidad que no queremos ver.....
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