Yo expreso mis sentimientos si me da la gana, fascista

Heteropatriarca

Madmaxista
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Genial artículo de Alberto Olmos sobre el mantra feminista que dice que los hombres no expresamos nuestros sentimientos, lo cual hace necesario que los tíos blancos heteros nos deconstruyamos.

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Parece que, poco a poco, se está construyendo una buena respuesta masculinista al delirio actual.



Yo expreso mis sentimientos si me da la gana, fascista

El tópico de que los hombres no expresan sus sentimientos esconde un deseo de humillación.

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Dos forofos de Maradona se abrazan tras visitar su capilla ardiente en 2020. (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)

El otro día expresé mis sentimientos ante un amigo. Él también expresó sus sentimientos. Nos conocemos desde hace veinticinco años. Hablamos de separaciones. Cada uno contó cómo había afrontado la ruptura de una relación duradera. ¿Se llevaba mejor siendo el que dejaba o al que habían dejado?, debatimos. También comentamos cómo nos habían afectado las nuevas relaciones de nuestras ex. Fue muy bonito.

De hecho, al acabar le dije a mi amigo: "Me gustaría haber grabado esta conversación y enseñársela a todos esos iluso que caricaturizan constantemente a los hombres de hoy. Nosotros somos los hombres de hoy". Hay una caricatura de los hombres de hoy que dice: "Los hombres no expresan sentimientos". Le estuve dando vueltas estos días, al hilo de una declaración en ese sentido que leí en este mismo periódico. Sólo pude concluir una cosa, aritméticamente además: es fascismo.

Pensé, por ejemplo y para empezar, que si algo han hecho los chavales de La Rioja en ese chat recientemente expuesto donde comentaban lo mucho que les excitaban sus nuevas compañeras de facultad ha sido expresar sentimientos. Puedes opinar lo que quieras sobre ese chat, pero que se expresaban sentimientos es indiscutible. Que yo sepa, el deseo sensual es un sentimiento. También gritar en un campo de fútbol: "Árbitro, cabrón", es expresar sentimientos, o calificar de "bruja" a tu suegra. La alegría que invade las calles de una ciudad cuando el equipo de fútbol gana algo (miles de hombres con bufandas y silbatos) es indudablemente la expresión de un sentimiento.

No conozco a ningún hombre que no rompa a llorar, levite, mande fotos innecesarias a amigos que le perdonarán tanto sentimiento, y ría y se muestre orgulloso y alcance el éxtasis al convertirse en padre. Si le preguntas a cualquier hombre qué siente por sus hijos, te sepultará encantado en frases sucesivas sobre lo mucho que los quiere. Lo que le gusta a un hombre una mujer (véase La Rioja) no se lo ahorra ningún hombre a sus amigos, amigas y circunstantes. Lo que la odia tampoco. Su felicidad por un aumento de sueldo: inacallable. Su desazón por un despido: a gritos.

Un hombre podría hablar durante días sobre su pasión, sean las motos, el ajedrez o hacer maquetas. No dejaría una emoción sin pulsar. Por no hablar (será sólo un párrafo), de siglos de arte, o sea, de expresión de sentimientos; o sea, de expresión masculina. Cientos de libros donde los hombres lloran, gimen, se sienten infames o marginados (Memorias del subsuelo, Dostoievski), o aman a sus hijos (Mortal y rosa, Francisco Umbral), o cuentan su vida cortesana (Bajo el signo de Marte, Fritz Zorn); miles, pero miles, quizá millones de canciones de amor de hombres hacia las mujeres, sobre cómo las quieren, cómo querrían quererlas o cómo duele haber dejado de quererse; miles de películas de lo mismo, con lo mismo (adaptaciones de libros, banda sonora), dando vueltas sin parar a las emociones masculinas, universales.

Nos dicen que la literatura y el cine son demasiado masculinos, porque hay más escritores y directores que escritoras y directoras (es falso, pero vamos con ello), y por tanto el cine y la literatura cuentan sobre todo historias de hombres, cosas de hombres, sentimientos de hombres. También nos dicen que los hombres no expresan suficientemente sus sentimientos. Aclaraos, por favor. Uno llega a preguntarse qué sentimientos en concreto se desea que expresen los hombres. Como la alegría de los hombres, su furor erótico, su orgullo por ganar dinero o todo el arte derramado no cuentan como "hombres expresan sentimientos", uno llega a preguntarse qué sentimientos en concreto se desea que expresen los hombres. Se me ocurren algunos.

¿Qué tal un hombre contando el maltrato psicológico al que le ha sometido su esposa durante décadas? ¿Eso nos vale como "hombre que expresa sentimientos" o la respuesta a su exposición sería la que dio Pamela Palenciano en su cuenta de Youtube hace años: "Hombres maltratados. Ay. Se me parte el corazón?".

(sobre la vividora de dinero público Pamela Palenciano escribí este hilo)
Monólogo feminista que consigue lo contrario a lo que pretende

¿Y qué tal un hombre hablando de los rechazos amorosos por parte de las mujeres y de la pesadumbre que siente acorralado en su soledad? ¿No sería la respuesta que recibiría muy parecida a esta: "Incel, cierra la boca"? Una pista sobre qué singular sentimiento quieren los propagandistas de la emoción que expresemos los hombres nos la da la posdata de su caricatura: "No expresan sentimientos para no sentirse vulnerables". Es decir, reclaman que expresemos justamente, y solamente, esos sentimientos que, de hecho, nos hagan vulnerables. Yo creo que sueñan sin parar con hombres que digan: "Tengo el miembro viril pequeño y estoy traumatizado. ¡Que lo sepa todo el mundo!". La insistencia en que los hombres expresen sentimientos (no los relativos a sus pasiones eróticas; tampoco los que indican que están muy contentos; tampoco esos otros acerca de su agonía laboral o su tedio de vivir o su hartazgo matrimonial: ¡expresar esos sentimientos no es expresar sentimientos!) significa exactamente esto: cuéntanos algo que te avergüence, que te humille, que disfrutemos saber de ti para tu mal, que suponga ponerte por debajo de nosotros y, sobre todo, que revalide y alimente nuestro discurso.

El fascismo no es que te impida decir: "¡Muera Franco!", sino que te obliga a decir: "¡Viva Franco!" Me topé en Twitter con una frase de Roland Barthes que me maravilló: "El fascismo no impide hablar, sino que obliga a hablar". O sea, no es que te impida decir: "¡Muera Franco!", sino que te obliga a decir: "¡Viva Franco!". Esto es igual. El primer sentimiento que están obligándote a expresar dice así: "Siento que no soy capaz de expresar mis emociones". Y, a partir de ahí, ya puedes humillarte para su recreo.

Lo que sientes es que no te da la gana de expresar las emociones que determinadas personas que te traen sin cuidado querrían que expresaras. Lo cierto es que emociones y sentimientos estás revelando a todas horas. Yo le cuento mis cosas a mi amigo. Es lo que se conocía como decoro. No aireo mi sentimentalidad en la película pronográfica de vuestro victimismo.
 
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Que se vayan a tomar por ojo ciego los nacionalpagafantas que utilizan la palabra "fascismo" cuando no toca. Hasta la platano ya de todos esos estultoes.
Sinceramente, parece que estén buscando que a la gente se le acabe la paciencia y se comporten como autenticos fascistas. Y luego llorarán porque los verdaderos fascistas les dan de palos. Parece que intentan despertar a un monstruo que no existe...hasta que exista y se despierte. Todo por ser unos hazmecasito y iluso de cuidado.
 
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