¿Y si Dios estuviera abordando la nave de tu vida ahora mismo?

Verto

Madmaxista
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España, la nación más bonita del mundo
Estimado amigo que lees esto.

Seguro que, al igual que yo, alguna vez te habrás hecho, o has escuchado preguntas y debates, acerca de la existencia de Dios. Y en cualquier caso, seguro que alguna vez te habrás preguntado por el sentido de tu propia vida. Si permites que, como "antiguo florero de este nuestro floro", comparta contigo unas simples respuestas lógicas, que resumen mi propia búsqueda, quizás la tuya también pueda beneficiarse.

Permite que esta sea la forma de agradecer, todo lo bueno y lo malo que he recibido en este foro, y sirva también para compensar todo lo malo que yo pueda haber aportado, pues no soy ajeno al fuego de las vanidades.

¿Existe Dios?

Sí, claro. La evidencia es indiscutible y la lógica que lo explica es accesible, hasta para un niño pequeño. Otra cosa es asumamos los atributos que le definen, pero existir, existe y es innegable desde cualquier punto de vista lógico, racional y empírico.

En español, definimos comúnmente a Dios como el: "Ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo"

Dejemos de momento a un lado las religiones y sus enseñanzas, y centrémonos solo en el concepto de la existencia misma de Dios, ya que si existe, Dios debería ser reconocible por cualquier persona, independientemente de cómo cada cual describa luego su relación con ese Dios. Es decir, quedémonos con que Dios es el Ser supremo, según lo entiende el sentido común, y veamos si existe.

¿Existe un Ser supremo?

Sí, evidentemente existe. Prueba a intentar entender algo, a expresar cualquier cosa, a relacionar lo que sea, o imaginar lo que quieras, y mucho menos a moverte, sin que medie directa o indirectamente el verbo Ser en tu oración, en tu pensamiento o en tus actos. ¿Puedes responder? ¿Puedes hablar? ¿Te puedes mover? Si no eres, no puedes expresarte, y si algo no es, no lo puedes referenciar. Pero si eres, es porque existe un Ser Supremo al que pertenece tu ser propio, y del que dependes categóricamente para que tu intelecto pueda funcionar.

Todo "Es" algo o alguien, y necesitamos del verbo Ser para vivir, como necesitamos del aire para respirar. A través del Ser entendemos, por tanto, toda nuestra vida. Nuestra vida depende, necesariamente, de la existencia previa del Ser supremo, que de sentido categórico al resto de seres animados e inanimados, entre los que nos encontramos los seres humanos. El verbo Ser es, por tanto, el Ser supremo, de la lógica natural.

Y ¿quién nos dice la Sagrada Escritura que es Dios?

"En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios" (Jn. 1,1)

Bien, pues entonces, si existe un Ser supremo que da sentido y significado a cualquier otra cosa que podamos pensar o hacer, y resulta que ese Ser supremo es también un Verbo, y la escritura dice que Dios es el Verbo, entonces debemos concluir por pura lógica, que Dios existe tal y como lo define la escritura y lo recoge el diccionario. Y además, lo queramos o no, es el eje relacional de nuestro propio ser con el resto de seres, estados y formas del ser.

Desde la física de las partículas, hasta la fuerza de las palabras, todo es, y todo cobra sentido a la luz del Verbo, como la materia cobra sentido a la luz del sol.

¿Pero, realmente, ese Verbo es inteligente e independiente de mí? ¿Puede comunicarse conmigo personalmente?

Sí, y lo sabes porque eres y te sabes vivo. Por tanto, sabes que existe un ente superior a ti, llamado vida, que nos da vida a todos los seres vivos, y está presente y desplegado en todas sus dimensiones y formas ante nosotros, dando sentido y significado a nuestra propia vida. Así es que, si existe un Dios o Ser supremo, y existe la vida contenida en ese Ser, y existe también un "ser vivo" llamado Hombre, tú, capaz de entender, racionalizar y relacionarse con la Vida, es porque este Ser debe compartir necesariamente contigo, además de su ser material, su razón afectiva e intelectiva.

Tras esta lógica sencilla, te invito a considerar lo siguiente:

Si crees que Dios puede ser la vida, entonces, todo lo que sucede en tu vida es acto o consecuencia de la vida de Dios. Pero pase lo que pase, todo es para tu beneficio, porque las bendiciones y la gracia nos vienen directamente del amor de Dios, y el desorden de nuestras pasiones, las permite, sencillamente, para que podamos valorar el orden.

El pecado es el contraste que nuestra inteligencia, deformada por la mentira del engaño y la pompa de la vanidad, necesita para comprender que nuestras pasiones no nos pertenecen, ni somos nosotros quienes gobernamos nuestra vida, sino que siempre es la vida que la tira de nosotros y nos da sentido a todos. Cuando entendemos esto, también entendemos que, incluso cuando vivimos en pecado, estamos haciendo la voluntad de Dios, porque en nuestro pecado también sufrimos el sometimiento y el castigo, que finalmente nos obliga a rendir nuestra voluntad completamente a Dios.

Pero el que vive en la gracia del amor de Dios, vive ya como un hombre libre, en el Verbo encarnado de Dios. Más, el que vive en la desgracia del pecado, vive aún como un esclavo de las pasiones de la vida. Y la vida, que es Dios, siempre está en nosotros sin importar cómo vivamos, porque le pertenecemos por derecho propio. Nos ha creado. Nosotros solo podemos decidir si queremos aceptarla como amigos, para vivir como hombres libres, o despreciar su amistad, para seguir viviendo como animales, tirando del carro de las pasiones.

Así es que, podemos estar tranquilos, porque ninguno de nosotros es Dios. Pero en tanto que seres vivos, estamos y nos entendemos vivos en Dios a través de los sentidos y del Intelecto, y solo a través del Verbo encarnado, nos entendemos dignos de no seguir siendo ganado a su servicio, sino Hijos y amigos. Por tanto, podemos confiar plenamente en Dios, seamos quienes seamos, pues estamos vivos porque Dios es la vida que gobierna el latido de nuestro corazón, y la razón de nuestro intelecto, ya sea como hombres libres, o como animales sometidos, pues su deseo, el deseo de la vida, también la nuestra, es que vivamos, amemos, agradezcamos y disfrutemos de Dios, que es la Vida.
 
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