Cirujano de hierro
Será en Octubre
- Los usuarios de 'colivings' suelen ser estudiantes y trabajadores jóvenes con una media de edad de 30 años
- Sin embargo, cada vez más adultos están optando por este tipo de residencias: las compañías se plantean abrir centros segmentados para estas edades
Coliving’ en Malasaña, Madrid, de la empresa Urban Campus. / URBAN CAMPUS COLIVING
Adriana llegó de Zaragoza a Madrid el pasado septiembre. Le habían ofrecido trabajar en la capital cuatro días a la semana en la sede central de su empresa. Comenzó a buscar alojamiento. "Sólo iba a estar aquí tres noches, por lo que pensé que alquilar un piso no era la mejor opción", por lo que pidió ayuda a una amiga que reside en la ciudad, que le mencionó la palabra coliving. A sus más de 50 años, esa solución no entraba en las propuestas tradicionales de vivienda que concebía para los trabajadores desplazados como ella. Una habitación en un piso compartido, un hostal, una residencia, un micropiso o, si se quería estirar, incluso un hotel. Pero, ¿un coliving? No lo había oído nunca.
Con ayuda de su amiga, se puso a investigar qué era y buscó una habitación para la entrada del curso. "Me dio varias direcciones y algunos coliving tenían todo pillado hasta 2023. Entré en otro y me gustó una habitación que tenían cerca de Gran Vía", recuerda. Ahora, pasa en Madrid cuatro jornadas, en una calle paralela a esta avenida principal, a cinco minutos andando de su trabajo y paga 475 euros por una casa que comparte con otras nueve personas de entre 20 y unos 30 años, calcula Adriana. "La gente de mi edad a la que se lo comento no está acostumbrada a este tipo de alojamientos. Hay gente que lo elige porque, por este precio, igual no encuentra nada igual en esta zona", considera. Esa mensualidad incluye los gastos de gas, luz, Wifi y la limpieza de la habitación y el cambio de sábanas cada semana.
Habitación de Adriana en su 'coliving' de Gran Vía.
/ KANSO COLIVING
"Elegí un coliving de Urban Campus en Atocha por la comodidad de estar todos los servicios incluidos, la inmediatez del acceso, el diseño de sus apartamentos y las opciones para trabajar en sus espacios comunes", afirma Mario, de 50 años. Pero todo depende de las necesidades que cada uno tenga en el momento. A Adriana, esta opción le sirve porque "no quería tener vida en el piso". Si su vida social se activase en Madrid -algo para nada descartable en la capital- o tuviese que quedarse toda la semana en esta ciudad, "no viviría en un coliving". "Entiendo que haya gente que prefiera un hotel, pero para mí el hotel es mucho más frío. Quizá choca ver a gente más mayor en estos pisos, pero es que ahora nos movemos más. Antes, se movían sobre todo los tíos e igual se cogían principalmente hoteles", reflexiona Adriana.
Ella comparte el espacio con una enfermera, un representante comercial francés, un empleado de empresa de telecomunicaciones, una opositora, un profesor de alemán de instituto que ha llegado desde Austria y cuatro estudiantes de Erasmus o convenios internacionales. "Es gente con la que igual no habría tenido contacto de no haber vivido aquí", refleja. A Mario le resulta es "muy positivo" compartir su espacio con gente más joven, dado que accede a una "mezcla de nacionalidades, proyectos y avances en intereses comunes".
Adriana reservó su habitación cuando entró durante el periodo mínimo que establece Kanso Coliving, cuatro meses, "para ver cómo era y para saber qué gente había". En su inmueble no se pueden hacer fiestas, traer a visitantes ni meter mascotas. Durante el tiempo que pasa en su coliving de Gran Vía, sus compañeros han cumplido y ella confiesa que "con la gente con la que estoy me siento bien". A mitad de su periodo inicial, renovó por 11 meses más, el máximo que permite la empresa, y no descarta probar otros colivings en el futuro.
Los estudiantes y trabajadores jóvenes y los más mayores "son grupos de clientes que conviven perfectamente, se ayudan en todo y se respetan mutuamente", asegura Carlos Rodríguez, Marketing Manager de Kanso Coliving, que añade que se ha acercado en varias ocasiones al coliving que tiene la empresa en Madrid Río y ha podido comprobar "cómo diferentes generaciones tomaban una cerveza en nuestra azotea contándose anécdotas". No obstante, hay diferencias de interacción entre los segmentos de edad: "El perfil más joven suele pasar más tiempo en las zonas comunes y no tanto en las habitaciones, mientras que el perfil más mayor no suele pasar tanto tiempo en el coliving". Así lo demuestra Adriana, que sólo aparece por el piso para comer y dormir allí, principalmente. El resto del tiempo, lo pasa trabajando o disfrutando de todos los cines, los teatros, su gimnasio y las tiendas que tiene casi en la puerta. "Esto es ideal para mí", expresa.
'Colivings' para familias, adultos y mayores
"El fácil acceso a este modelo, la posibilidad de convivir con más de 50 nacionalidades diferentes y el 'todo incluido' convertirán este modelo en una opción muy atractiva para este segmento", considera Rodríguez. Adriana reservó su piso de forma digital y un asesor le facilitó las gestiones de un contrato en el que tiene que aclarar que su residencia habitual se encuentra fuera de Madrid, por lo que no podría empadronarse en esta ciudad. "Cada piso tiene su propio representante y puedes hablar con él para cualquier incidencia. Tenemos una cocina, con dos frigoríficos grandes y un lavabo, una salita pequeña para comer, un baño con dos lavabos, dos duchas y una taza separados, y otro con un lavabo, una ducha y una taza independientes", describe.
Kanso Coliving, la compañía que gestiona, entre otros, el piso en el que se hospeda Adriana, informa de que la edad media de sus usuarios es de 28 años. Cuando escuchamos la palabra coliving, dice Carlos Rodríguez, "la relacionamos directamente con la Generación Z, pero hemos identificado que, cada vez más, son otras generaciones las que buscan este tipo de formato de vivienda". Para romper con que experiencias como la de Adriana resulten excepcionales, esta compañía está actualmente trabajando en desarrollar una línea de negocio para las personas de esta franja de edad, e incluso un poco más jóvenes, con zonas comunes que puedan interesar a sus potenciales colivers, como gimnasio, coworking e incluso una sala de relax o meditación, ya que considera que son "un must para este segmento".
No son los únicos que han pensado en este asunto. El CEO Aticco Living, David Uriarte, declara para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que están estudiando ampliar su oferta actual de inmuebles en Barcelona con una marca enfocada en lo que llama "Silver Living", para atraer a "personas activas desde 55/60 años hasta 75 años". Ahora mismo, la media de edad de sus usuarios se instala en los 28 años. Por su parte, en Urban Campus Coliving, con una media de edad de 31 años y tan sólo cuatro inquilinos de más de 50 años, están enfocados en "hacer otros formatos para acompañar a la gente en sus diferentes momentos de la vida", indica Marta Torres Vilas, directora de Marketing y Comunicación de la compañía. Primero, las residencias de estudiantes y los colivings para los trabajadores y estudiantes jóvenes; después, los edificios multifamily o build to rent, que se construyen para alquilar y que los apartamentos se compartan entre las familias; y, por último, los senior livings, para "gente que aún no es dependiente, pero que vive sola y prefieren compartir con personas afines a sus gustos y a sus momentos vitales", apunta.
En Kanso, además, se plantean abrir diferentes "colivings temáticos" en función de un denominador común, como la profesión de los usuarios, sus pasiones e incluso sus formas de vida, indica el Marketing Manager de esta compañía. "Estamos convencidos de que estos colivings albergarán también a muchos usuarios mayores de 40 años que busquen vivir acompañados de perfiles muy similares al suyo", sostiene.
Vivir en un 'coliving' a partir de los 50 años: "Comparto piso con nueve personas en Gran Vía por 475 euros"