brazlei guiguins
Forero Paco Demier
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- 27 Jun 2024
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“Es característico de la anarcotiranía que no sólo no castiga a los criminales ni impone el orden legítimo, sino que también criminaliza a los inocentes, favoreciendo a las minorías (...)
Lo que tenemos hoy en EEUU [y en Occidente en general] es tanto anarquía (el fracaso del estado para hacer cumplir las leyes) como, al mismo tiempo, tiranía contra la población civil: la aplicación de las leyes por parte del estado con fines opresivos (...)
La respuesta del gobierno al crimen es, con diferencia, el mejor ejemplo de anarcotiranía. Por un lado, las fuerzas policiales están mejor equipadas, mejor capacitadas y son más caras que nunca en la historia. La policía utiliza habitualmente computadoras, tiene acceso a bancos de información a nivel nacional y porta armas y aparatos de comunicación que a la mayoría de los tiranos del pasado les encantaría. Sin embargo, la policía parece completamente desconcertada por la tasa de homicidios y delincuencia real. Si bien la policía dice no poder hacer mucho contra asesinos, forzadores y ladrones, es un genio a la hora de multar o atrapar a infractores de la ley menos graves (...)
El Estado y quienes lo controlan tratan al ciudadano honesto, en el mejor de los casos, como una patología social y, en el peor, como un enemigo”
Lo que tenemos hoy en EEUU [y en Occidente en general] es tanto anarquía (el fracaso del estado para hacer cumplir las leyes) como, al mismo tiempo, tiranía contra la población civil: la aplicación de las leyes por parte del estado con fines opresivos (...)
La respuesta del gobierno al crimen es, con diferencia, el mejor ejemplo de anarcotiranía. Por un lado, las fuerzas policiales están mejor equipadas, mejor capacitadas y son más caras que nunca en la historia. La policía utiliza habitualmente computadoras, tiene acceso a bancos de información a nivel nacional y porta armas y aparatos de comunicación que a la mayoría de los tiranos del pasado les encantaría. Sin embargo, la policía parece completamente desconcertada por la tasa de homicidios y delincuencia real. Si bien la policía dice no poder hacer mucho contra asesinos, forzadores y ladrones, es un genio a la hora de multar o atrapar a infractores de la ley menos graves (...)
El Estado y quienes lo controlan tratan al ciudadano honesto, en el mejor de los casos, como una patología social y, en el peor, como un enemigo”
