VIVA LADY PARO, su reforma laboral de 2022 con 4,7 millones de contratos indefinidos 'fantasma'

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El primer año de la reforma laboral ha disparado la contratación y la afiliación de trabajadores indefinidos, pero no a la misma velocidad. El resultado es una brecha de 4,7 millones de contratos 'fantasma' que se extinguieron sin consolidarse en empleos reales.

El año 2002 finalizó con 2,29 millones de afiliados medios a la Seguridad Social con un contrato indefinido más que a cierre de 2021. Un incremento notable en el que además destaca el hecho de que más del 53,8% eran trabajadores con un empleo a jornada completa, mientras que el 26,4% lo eran a tiempo parcial y un 19,7% fijos discontinuos.

A la espera de conocer los datos de la EPA, son los datos de Seguridad Social los que esgrime para demostrar que la reforma ha cumplido su objetivo de 'crear empleos más estables y de mayor calidad'. La primera parte de la afirmación es incuestionable. Pero ¿y la segunda?

  • Para crear un empleo fijo hay que firmar 3 contratos
  • Entre los fijos discontinuos esta ratio se eleva a 5,3
  • El peso de la jornada completa sobre los contratos indefinidos cae 19 puntos

La calidad del nuevo empleo indefinido ha sido objeto de debate desde el primer momento. Un debate inexistente desde el punto de vista legal, ya que cualquier contrato indefinido, ya sea a tiempo completo, parcial o fijo discontinuo, conlleva derechos laborales que no conlleva un temporal, como una mayor indemnización por despido o mejor cotización (y protección social).

Pero en la práctica, esta mejoría depende de cómo se apliquen estos contratos. Y aquí entramos en un aspecto de la calidad de estos contratos que no depende de su duración estipulada en la Ley, sino de su volatilidad efectiva.

En 2022 se firmaron 7 millones de contratos indefinidos. Es decir, que para añadir cada nuevo afiliado se requirieron 3 contratos fijos.

Aunque esta ratio pueda sorprender, es mucho más reducida que al de los temporales. Pero también que la de los indefinidos antes de la reforma. En 2021 se situó en 4,7 contratos por cada afiliado consolidado. La diferencia es que hace un año esta ratio se tradujo en una brecha de 1,67 millones de contratos fantasma y en 2021 ha llegado a los 4,73 millones.

Brecha entre contratos y creación de empleos indefinidos

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Aunque combinar en el mismo análisis datos de contratos registrados por el SEPE y la afiliación media al Régimen General de la Tesorería General de la Seguridad Social no sería correcto estadísticamente (se trata de datos que se elaboran con metodologías diferentes, y por lo tanto no comparables), es lo que hicieron el Ministerio de Trabajo y Economía Social y el de Inclusión y Seguridad Social el pasado mes de octubre.

Su idea era responder a algunas críticas sobre la calidad del nuevo empleo indefinido, como los elaborados por Fedea y BBVA Research, presentando un nuevo indicador de la calidad del empleo indefinido que se basaba en la mencionada mejoría de las ratios entre contratos y afiliados. Pero obviaron la diferencia en términos absolutos.

Aunque desde entonces no han vuelto a airearlo, tampoco lo han invalidado, lo cual da pie a rescatarlo como balance anual de la reforma laboral. Y las cifras muestran varios claves a tener en cuenta.

Balance de una brecha

En 2022 se firmaron 7,07 millones de nuevos contratos indefinidos, 4,9 millones más que en 2019. Un incremento de la contratación espectacular, aunque es más del doble de aumento de la afiliación. ¿Pero se mantiene la misma calidad de los empleos que registra Seguridad Social?

La respuesta es que el porcentaje de los contratos indefinidos a jornada completa es del 42%, once puntos menores que la de los nuevos afiliados. La explicación de esta diferencia es que el peso de los fijos discontinuos en los contratos, del 33%, es mayor que entre los nuevos afiliados, que quedaban en el 19,7%.

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Además, son los fijos discontinuos los que registran la mayor brecha: los 2,32 millones de contratos solo se han traducido en 451.6663 nuevos afiliados. Una diferencia de 1,87 millones que supera incluso a la de la modalidad mayoritaria, los indefinidos a jornada completa, donde se queda en 1,73 millones.

La prueba del algodón

Si rescatamos el indicador de calidad del Gobierno, esto implica que si para el empleo de mejor calidad hay que firmar 2,4 contratos (cuando hace un año eran 4), para los fijos discontinuos hay que firmar 5,3, cuando hace un año era 4,5). Por su parte, la ratio de los indefinidos a jornada parcial ha pasado de 9,2 a 2,8 tras la reforma laboral.

Esto confirmaría que, si bien, las modalidades indefinidas convencionales (a jornada completa o parcial) han mejorado su 'calidad', la de los fijos discontinuos no solo no lo ha hecho, sino que ha empeorado. Esto usando la propia metodología acuñada por el Gobierno.

En cualquier caso, la prueba del algodón más sencilla y directa sigue estando en cómo se distribuye cada modalidad contractual estable sobre el total. Y aquí vemos un cambio sustancial tras la reforma: los indefinidos a tiempo completo han caído del 61,2% al 42% en entre 2021 y 2022 y los de jornada parcial del 26% al 24%, mientras los fijos discontinuos han escalado del 19% al 33%.

Se intuye así que este cambio de paradigma del mercado laboral requiere, quizá, de nuevos ajustes si se pretende que el empleo indefinido sea el mismo sinónimo de 'calidad' del empleo de antes de la reforma laboral.
 
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